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¿Debe asistir la ciudadanía de izquierda a la manifestación del 10 de julio en Barcelona? (II)

Fuentes: Rebelión

El lema de la manifestación del próximo 10 de julio en Barcelona –«Som una nació. Nosaltres decidim»- está provocando en Catalunya debates de alta tensión. La discusión recuerda, el lector/a sabrá disculpar la frivolidad, las polémicas de diversas tendencias enrojecidas sobre comas, puntos, guiones y citas de Lenin, Marx y Trostky en las octavillas de […]

El lema de la manifestación del próximo 10 de julio en Barcelona –«Som una nació. Nosaltres decidim»- está provocando en Catalunya debates de alta tensión. La discusión recuerda, el lector/a sabrá disculpar la frivolidad, las polémicas de diversas tendencias enrojecidas sobre comas, puntos, guiones y citas de Lenin, Marx y Trostky en las octavillas de agitación de la lucha antifranquista.

Pero no es eso, no es eso. En opinión de algunos, que son bastantes, no es cualquier cosa que el president de la Generalitat catalana, José Montilla, y el resto de líderes políticos, sociales e intelectuales lleve en sus manos una pancarta con una lema tan soberanista. Agitarán huracanes y se abonarán senderos independentistas ya bastante revueltos. La prensa «de Madrid» volvería a hablar de la España rota y roja («Roja» por la selección, desde luego, no tengan falsas esperanzas).

El PP y Ciutadans critican a Artur Mas y José Montilla por alimentar el independentismo inherente a la movilización del sábado. Hubieran dicho lo mismo casi en cualquier otro caso. Pasemos página, no es necesario prestarles demasiado atención. Es la soledad de los corredores sin fondo y con mucho griterío.

Duran i Lleida, Josep Antoni para más señas, el representante del sector más moderado de CiU, ha alertado este fin de semana sobre el aquelarre independentista en que puede convertirse la manifestación del próximo sábado. Por ahí no, ha señalado el hábil y calculador líder democristiano. Su cuerpo social y electoral no abona ese campo ni sus alrededores a veces tan próximos al PP; sus futuras alianzas electorales tampoco. Las posiciones del president Montilla, con complementos de matiz estatal, no parecen estar muy alejadas de las consideraciones de Duran i Lleida a pesar de lo por él apuntado sobre la desafección creciente de Catalunya.

Alfons López Tena, miembro de la junta directiva del Omnium Cultural y tenaz agitador nacionalista-independentista, ha señalado que no cabe modificar ni el contenido, ni el lema ni el planteamiento acordados, como pretende la tendencia mayoritaria del PSC: la marcha se pensó a favor del derecho a decidir; quien no esté de acuerdo que organice una alternativa, ha apuntado retador el dirigente del CiU [1]. El president Montilla y la dirección del PSC, por su parte, hablan de una senyera, sin lema, que encabece la manifestación ciudadana crítica con la sentencia del TC, sin alardes soberanistas que dividan y entorpezcan la, apuntan, indispensable unidad.

En el momento en que escribo esta nota se habla de un probable acuerdo, que cuenta con fuertes opositores, que pase por una primera línea de manifestación compuesta por dos pancartas: una, con la senyera, sin ningún lema, en la que iría el president Montilla; y otra, con el lema señalado, que contaría con la presencia de líderes de CiU, ERC, ICV-EUiA y representantes de entidades ciudadanas convocantes.

Un grupo de intelectuales catalanes -Frederic Amat, Oriol Bohigas, Josep Mª Castellet, Jordi Coca, Isabel Coixet, Antoni Dalmau, Josep Fontana, Ferran Mascarell, Anna Maria Moix, Joaquim Molas, Lluís Pasqual, Rosa Regàs, Antoni Ros Marbà, Antoni Tàpies y el President del Consell de Cambres de Catalunya -Miquel Valls-, no todos del ámbito socialista (la presencia del gran historiador, luchador antifranquista y catedrático de la Pompeu Fabra Josep Fontana es altamente significativa), ha firmado un manifiesto -«Crida per una manifestació unitària. Unitat per Catalunya» [2]- en el que argumentan su rechazo a la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional «porque se trata de un tribunal contaminado y deslegitimado», que ha usado móviles políticos, que no técnicos, y que además ha cuestionado de raíz el pacto político entre el Parlament de Catalunya y las Cortes Generales promulgado como ley orgánica del Estado, pacto y ley que fueron refrendados por el pueblo de Catalunya. Ante la situación originada por la sentencia y ante el intento reiterado de dividir al pueblo de Catalunya, los firmantes apelan a la unidad de la ciudadanía catalana en base a la causa común que, en su opinión, es el autogobierno catalán, autogobierno que permita avanzar hacia un país mejor, más libre y más justo, a partir de lo que más une en estos momentos y que, de hecho, «ha unido siempre al catalanismo»: la defensa de la afirmación de la nación catalana.

Esta es, en opinión de los firmantes, la manifestación que ahora necesita Catalunya que, por ello, debe estar encabezada por los representantes democráticos del pueblo de Catalunya, con el President y los dirigentes parlamentarios a la cabeza, llevando la senyera, el «símbolo nacional, el que acoge a todos los catalanes y catalanas».

Curiosamente uno de los firmantes de este manifiesto, Ferran Mascarell, ex conseller socialista, señalaba muy recientemente, hace apenas dos o tres días [3], que si bien no era independentista en términos políticos, «si España no me da un Estado eficiente, tendré que hacerme independentista. No podemos afrontar una crisis como esta sin un Estado eficiente, y si algo ha quedado claro en este proceso, tras cuatro años, es que España no lo es». Desde su punto de vista, no se trata de discutir punto por punto la sentencia, no es esa la cuestión, sino constatar tras ella el retroceso democrático y de valores. «Los que llevamos treinta años apostando por una España plural vemos que esto no parece posible». Sólo serviría una España confederal, de igual a igual. Si tampoco esto no es posible, concluía Mascarell, «entiendo perfectamente la independencia».

Josep Ramoneda, desde una atalaya política normalmente distante del ámbito socialista, no parece alejarse mucho en este caso de la conclusión del ex conseller [4]. La sentencia, en su opinión, ha dejado claro que no es posible salirse de este marco, que la solución federal no es posible en el Estado de las autonomías. Para resolver el problema sólo cabían dos posibilidades: o el federalismo o la independencia. «Si el federalismo no es posible, ya está claro. ¿no?».

Por su parte, Marc Sallas i Batlle, portavoz nacional de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), en entrevista con Txente Redondo para Gara [5], preguntado por la valoración de la CUP de la situación creada tras la sentencia en torno al Estatut, ha señalado que se ha dejado fuera de combate y con el discurso agotado al autonomismo «en esta parte del país». La sentencia del YC ha puesto sobre la mesa «la contradicción fundamental entre la voluntad de nuestro pueblo y los límites que impone el actual marco jurídico y político, y esto está abriendo muchas mentalidades hasta ahora encerradas en esquemas autonomistas o federalistas». En su opinión, sectores del PSOE catalán, es decir, del PSC, o de la derecha regionalista, seguramente refiriéndose a CiU, «hablan ya de recuperar el pacto con el Estado o de apuntar ahora hacia el Concierto Económico». Pero, señala Marc Sallas, «ellos saben mejor que nadie que el pacto con el Estado sólo se puede reeditar desde una posición de sumisión y que el Concierto para Catalunya haría inviable el proyecto español». Por lo demás, según Marc Sallas, los dirigentes de estos partidos están viendo cómo crecen los independentistas entre sus propias filas En su opinión, antiguos dirigentes del PSC, están abrazando ya el independentismo como proyecto y, más importante si cabe, «lo hacen desde posiciones progresistas». No concreta nombres ni explica Marc Sallas qué entiende por progresismo. Sea como sea, concluye, «mientras las estructuras de los partidos mayoritarios proponen soluciones inviables, aumentan los que ven en la independencia la única solución».

Transitando por ese sendero, la finalidad abiertamente manifestada del sector independentista agrupado en torno a la «Plataforma pel Dret a decidir» [6] es finalizar la manifestación en un lugar distinto al programado por «la marcha oficial» reclamando con total nitidez la formación de un Estado propio.

Para sectores de la izquierda comunista, Corriente Roja es el ejemplo que aquí se recoge, la sentencia ha dejado claro que «la libertad de Catalunya no cabe en la Constitución de la monarquía española» [7]. Este régimen político se ha levantado y sigue haciéndolo «sobre la negación del derecho de los pueblos a su autodeterminación y sobre la impunidad de los crímenes del franquismo». La vía del Estatuto de Autonomía es ya una vía muerta: «el único camino es la conquista del derecho de autodeterminación», que Corriente Roja considera como «derecho irrestricto a la independencia, si así lo decide el pueblo catalán». Sin el ejercicio de ese derecho, hablar de democracia «es una burla cínica».

Corriente Roja cree que el respeto al ejercicio del derecho a la autodeterminación es «lo que permitirá alcanzar la unidad entre los trabajadores de todas las naciones del Estado y constituye la condición básica para una unión libre y fraternal de los pueblos ibéricos, que creemos indispensable en la lucha por una Europa socialista de los trabajadores y de los pueblos». Por ésta, y por las anteriores consideraciones, llaman a participar en la manifestación del día 10 de julio en «el bloque que, confrontado al Tripartito y a CiU, defiende el derecho a la Autodeterminación y rechaza la vía estatutaria» [8].

Unión libre y fraternal de todos los pueblos ibéricos, condición indispensable para la lucha por una Europa socialista. Palabras mayores, reflexiones de fondo. ¿La manifestación del próximo 10 de julio abona ese sendero de unidad popular ciudadana y de avance socialista?

PS: Los comentarios antijacobinos parecen extenderse últimamente. Daniel Vázquez Sallés, en su columna en Público del pasado martes [9], escribía: «[..] Metidos a disgusto en estos fregados, los miembros del PSC dudan, no saben si querer más a papá España o a mamá Catalunya, sabedores de que, elijan a quien elijan, saldrán perdiendo. Menos el sector jacobino del PSC, que quiere y desea hacer carrera política en Madrid y optar a algún ministerio, el resto tiene que jugar siempre a la puta i a la Ramoneta…» ¿Jacobinos en el PSC? La ministra Chacón, ¿una dirigente jacobina?

Notas:

[1] Público, 6 de julio de 2010, p. 15.

[2] http://unitatpercatalunya.wordpress.com/

[3] Público, 4 de julio de 2010, p. 3.

[4] Ibidem

[5] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109194. Marc Sallas i Batlle fue cabeza de lista de la Candidatura d’Unitat Popular en los comicios de 2000. Es actualmente portavoz de esta formación que, conformada por sensibilidades diferentes dentro de la izquierda independentista y colectivos del ámbito local, «busca poner fin a «veintitantos años de mentiras» del autonomismo para dar pasos serios hacia la construcción nacional».

[6] Aprovechando la situación, consciente de las enormes dificultades del caso, la Plataforma ha anunciado el martes 6 de julio la celebración de una consulta sobre la independencia en la ciudad de Barcelona el próximo 10 de abril de 2011.

[7] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109106

[8] El manifiesto de Corriente Roja es anterior a la polémica sobre la pancarta y el lema que deben encabezar la movilización.

[9] Público, 6 de julio de 2010, p. 9.

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