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Debemos hacer un esfuerzo para pensar en términos de sostenibilidad y no de crecimiento sostenido

Fuentes: www.barcelonaenergia.com

1. La energía es… La capacidad de poder hacer cosas. 2. La nueva Directiva Europea sobre Comercio de Derechos de Emisión se está asimilando como una buena iniciativa para limitar los gases de efecto invernadero, pero ¿hay algún aspecto negativo o insuficiente en la normativa?? Hay un punto importante en la normativa y es que […]

1. La energía es…
La capacidad de poder hacer cosas.

2. La nueva Directiva Europea sobre Comercio de Derechos de Emisión se está asimilando como una buena iniciativa para limitar los gases de efecto invernadero, pero ¿hay algún aspecto negativo o insuficiente en la normativa??
Hay un punto importante en la normativa y es que Europa es ambiciosa a la hora de asumir de forma unilateral su cuota de contribución al protocolo de Kyoto y, curiosamente, para ello utiliza los mecanismos de flexibilidad que se encuentran en dicho protocolo y que derivan de una imposición norteamericana. Yo creo que no es un mecanismo perfecto, pero hay un aspecto claro que es que la directiva quiere primar a los más eficientes, quiere buscar vías para internalizar económicamente la externalidad existente que se produce como si emitir gases de efecto invernadero no costara nada. En el aspecto negativo, de acuerdo a mi punto de vista personal, destacaría que la orientación de las medidas persigue optimizar el sistema, pero no cambiar el sistema.

3. ¿En qué afecta la nueva Directiva al ciudadano que no emite ningún tipo de contaminación de manera directa?
Esa internalización de costes que decíamos, o bien puede ser asumida directamente por los sectores afectados -el principal es el de generación eléctrica, pero también el de la pasta de papel, del vidrio, cerámica, etc- o bien repercutirá en el precio final al consumidor, por ejemplo en el aumento del kilowatio o en el de determinados productos manufacturados. De todos modos, la internalización será más suave cuanto más eficientes sean los sistemas productivos de las empresas

4. ¿El principio de «quien contamina paga» que se desprende de la Directiva puede volverse en contra con una postura de «yo puedo contaminar porque lo pago»?
Bueno, ese es el talón de Aquiles de este principio de gestión ambiental. Creo que el problema es que la simplicidad, el reduccionismo que tiene la frase «quien contamina paga» es lo que hace que sea una interpretación equivocada. Precisamente, cuando a alguien algo le cuesta, toma las medidas para reducir los costes -y ese es realmente el objetivo de este principio-, mientras que a alguien que no le cuesta nada se va relajando.

5. Según usted, el actual modelo socioeconómico es un modelo heredado desde finales del siglo XIX y que parece que se va a mantener durante al menos 40 años más. Realmente, ¿no se puede hacer nada para invertir esta situación?
La expectativa de 40 años es un orden de magnitud que corresponde a las previsiones que las compañías de petróleo están apuntando en cuanto a la vida del crudo. Entonces la cuestión clave es que, como estamos consumiendo ya más recursos de los que tenemos almacenados, seamos inteligentes y pensemos como podemos modificar el modelo. En cualquier caso, el nuevo modelo no debería limitarse a sustituir la energía actual basada en un 80% en combustibles fósiles y seguir consumiendo, sin preguntarnos cuanta energía tenemos y cuanta podemos utilizar. No podemos seguir consumiendo como lo hacemos porque, en este momento, a groso modo son más de mil millones las personas que están viviendo a un alto nivel, pero en el planeta somos más de seis mil millones de habitantes y no hay recursos para todos. El crecimiento exponencial de la población humana, que ha sabido ir rompiendo barreras, en algún momento tiene que aplacarse y pensar en términos distintos a los actuales; términos de calidad y de equilibrio y no en términos de siempre estar pensando que el producto interior bruto tiene que aumentar un 3% para poder seguir manteniendo este nivel de vida. Ese es el error de base, ya que debemos hacer un esfuerzo para pensar en términos de sostenibilidad y no de crecimiento sostenido.

6. En relación al consumo energético, ¿cómo pueden contribuir los ciudadanos para reducir la tendencia?
Es un problema muy complejo porque responde a una modificación de comportamientos, además no a una modificación de comportamientos en un momento determinado y ya está, sino que responde a una modificación de comportamientos en sus hábitos de vida a los cuales la presión de los media les está impulsando en otra dirección. Ante la presión del consumismo, las personas, en el día a día, tenemos que internalizar, igual que en el comercio de emisiones estamos exigiendo a las empresas una internalización de los costes.Todavía no hay una cultura del ahorro energético como la hay con el agua, pero está llegando, ya que cada vez nos damos más cuenta que la sociedad humana está ocupando todo el planeta y empezamos a tomar conciencia de que no va a haber recursos, pero no porque no los haya, sino porque somos muchos a consumirlos y ya no hay nuevos espacios a conquistar, salvo, tal vez, otros planetas…

7. ¿Qué diagnóstico y perspectivas de futuro hace de la situación de Cataluña y España en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero?
Hay que tomar medidas inmediatamente y hay que llevar a cabo un plan muy ambicioso realmente de eficiencia energética, de ahorro energético y de reducción de emisiones. Y ese plan ambicioso es complicado porque es verdad que construir una nueva central tiene inconvenientes serios y son decisiones que afectan a actuaciones muy difusas y de pequeña magnitud cada una de ellas, aunque la suma sea muy importante. Por ello, yo creo que es fundamental contar con un plan ambicioso desde el punto de vista de la inversión económica: o invertimos dinero en eso y va a repercutir en nuestra propia economía local o, sino, vamos a tener que pagar derechos de emisión. La cuestión es así de sencilla, o ahorramos o pagamos. Además, podemos ahorrar fácilmente sin cambiar por el momento la calidad de vida, por ejemplo, mediante la revisión de los modelos urbanísticos y de los esquemas de construcción para incorporar definitivamente el concepto de eficiencia energética.

8. En este contexto, ¿cuál es el papel que pueden jugar las energías renovables?
De la misma forma que decía que había que hacer un plan ambicioso, yo creo que lo que hay que hacer también es ser ambicioso en una política energética de implantación de energías renovables, sabiendo que, si no les damos una oportunidad, no tendrán la capacidad de introducirse realmente en el sistema. Está claro que necesitamos las energías renovables, es decir, no hay que considerar que son por ellas mismas la solución al problema del actual modelo, pero tampoco hay que desconsiderarlas porque no nos dan soluciones totales.

9. ¿Por qué existen tantas dificultades para contratar la auténtica energía verde?
Hay dos razones que dificultan la contratación: una es que la cuota de producción de energía verde todavía no es tan importante y la otra por el mix eléctrico. Cuando yo conecto un aparato a un enchufe, no se de donde me viene la electricidad, ya que viene de un mix, de una mezcla de generación eléctrica y, por tanto, no puedo saber si un electrón ha venido generado o impulsado por una nuclear, por una eólica, por una hidráulica o por una térmica; no hay forma de discriminar el origen. Realmente, no me sirve la política actual de las compañías eléctricas españolas en cuanto a la oportunidad de la venta de una energía eléctrica verde. Considero que debe generarse más un compromiso de credibilidad al respecto, para estar seguro que, cuando enchufo mi aparato, se me asegura de que forma se ha obtenido esa energía.

10. Una buena práctica de ahorro energético es…
Usar el transporte público y apagar las luces que no se usan.


José María Baldasano Recio
Catedrático en ingeniería ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña y Consultor del Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente.

Nacido en Madrid el año 1950, es Doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona, ingeniero químico por el Institut National Polytechnique de Toulouse y Master on Science en ingeniería química por la Universidad de Sherbrooke. Actualmente, es Catedrático en ingeniería ambiental en la UPC y Consultor del Programa de la ONU sobre el Medio Ambiente y del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. Sus actividades de I+D están orientadas a la modelización ambiental, gestión de residuos y estudios de impacto ambiental. Es autor de más de 145 artículos y publicaciones y coeditor de 6 libros. En 1997, recibió el Premio «Rey Jaime I» de Protección del Medio Ambiente. No le gusta que se reduzca su condición de ciudadano a la de mero consumidor.