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Los campesinos indonesios contra el lavado de imagen ecológico de Michelin

“Defender nuestros derechos se ha convertido en un delito”

Fuentes: Basta!

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

En Indonesia, segundo proveedor mundial de caucho, el cultivo de hevea se presenta como respetuoso del medioambiente y de los productores locales. La reciente detención de un sindicalista campesino atestigua otra realidad en la que el poder de las grandes empresas se apoya en las autoridades locales. Entre las empresas implicadas está la francesa Michelin.

Estamos en Indonesia, en la parte oriental de las islas de Sumatra y de Borneo, donde la empresa PT Lestari Asri Jaya ha comprado 90.000 hectáreas de tierra, casi el equivalente a Martinica. PT Lestari Asri Jaya es una filial de otra sociedad (Royal Lestari Utama) que a su vez pertenece a la empresa francesa Michelin (un 47 %) y al grupo energético indonesio Pacific (un 53 %). Oficialmente se habla de “plantaciones de caucho natural”, una bonita fórmula que en opinión de la Unión de Campesinos Indonesios oculta de hecho una apropiación a gran escala de tierras por parte de estas empresas. Estas plantaciones de caucho en monocultivo en unos bosques considerados “degradados” están financiadas por una asociación entre varias organizaciones internacionales (ONU Medioambiente, el “Centro Mundial de Agosilvicultura”), el banco francés BNP Paribas y el inversor ADM Capital) con el nombre de “Mecanismo de Financiación de Paisajes Tropicales” (Tropical Landscapes Finance Facility).

Al contrario de un monocultivo de caucho, la Unión de Campesinos Indonesios quiere trabajar “por la soberanía alimentaria de la región” estructurando la producción en torno a explotaciones familiares, las mismas a las que amenazan directamente estas operaciones de acaparamiento y de “financiación de los paisajes tropicales” que llevan a cabo bancos y multinacionales. A pesar del programa de reforma agraria del presidente de centro izquierda de Indonesia, Joko Widodo, que se supone garantiza la soberanía de las familias para proteger la producción alimentaria local, se está expulsando a los campesinos de sus tierras.

“Michelin ha legitimado las acciones de acaparamiento de tierras en nombre del desarrollo sostenible”

Este es el marco en el que se acusó a Junawal, el representante sindical de la Unión de Campesinos Indonesios del departamento de Tebo desde 2013, de haber quemado el 14 de mayo de 2020 equipamientos pertenecientes a la empresa PT Lestari Asri Jaya. Fue detenido el 26 de mayo, dos días después de la celebración [de la festividad musulmana] del Aid indonesio, cuando visitaba a su familia. Este padre de dos hijos tiene un terreno dedicado a cultivos alimentarios y una plantación de caucho. Lo llevaron a la comisaría de policía de Tebo y no fue puesto en libertad. El 10 de junio miles de campesinos se manifestaron en vano ante la comisaría.

Su detención es un ejemplo más de las identificaciones y detenciones que sufren los campesinos a raíz de las quejas de las empresas que explotan las tierras. En su caso, los permisos obtenidos por PT Lestari Asri Jaya han ignorado pura y simplemente la presencia de agricultores en la zona, lo que ha provocado cada vez más conflictos desde 2010. Sin embargo, estas empresas tienen el apoyo de la asociación internacional auspiciada por la ONU. Así, en 2018 la empresa Royal Lestari Utama (RLU) recibió 95 millones de dolares del proyecto Mecanismo de Financiación de Paisajes Tropicales para apoyar el “desarrollo sostenible”.

Hasta el día de hoy [10 de julio de 2020] Michelin no había expresado su opinión sobre los conflictos agrarios resultantes de su empresa conjunta con el grupo Barito Pacific. Para la Unión de Campesinos Indonesios “esto demuestra que Michelin ha cerrado los ojos ante la realidad local, en la que las empresas que responden a sus necesidades de producción han privado a los agricultores de sus derechos sobre la tierra. En otras palabras, Michelin y sus sociedades filiales han legitimado las acciones de acaparamiento de tierras en nombre del desarrollo sostenible”. A raíz de nuestra petición el 10 de julio el servicio de prensa de este grupo desmintió “categóricamente las acusaciones de «expulsiones forzosas» por parte de las multinacionales que ha formulado la ONG Via Campesina”. Según Michelin, estas acusaciones no se basan en “ningún dato factual”. La empresa asegura que “el proyecto de RLU se lleva a cabo en estrecha cooperación con todas las comunidades locales interesadas y con muchas organizaciones no gubernamentales internacionales” (1).

El sudeste de Asia es el principal productor de caucho natural

El caucho natural es un recurso renovable, pero la producción contemporánea no responde verdaderamente a los criterios que se esperan de una economía sostenible. La superficie cultivada mundial se duplicó durante la primera década de este siglo, principalmente en forma de plantaciones de monocultivos agroindustriales. Esa conversión exige deforestar, lo que provoca emisiones de carbono, pérdidas de biodiversidad e impactos negativos en las funciones y servicios de los ecosistemas. Los sistemas agrosilvicultura de caucho, en cambio, conservan un alto nivel de biodiversidad forestal.

La gran mayoría del caucho natural del mundo se produce en los países del sudeste de Asia. Solo Tailandia e Indonesia producen más de la mitad de la cosecha mundial. Hay que señalar que en Indonesia el caucho natural se cultiva más en pequeñas plantaciones que en plantaciones a gran escala. En Sumatra, la principal zona de crecimiento de Indonesia, hace cinco años los pequeños explotadores todavía proporcionaban más del 80 % de la producción.

Si bien Michelin informa acerca de su producción de neumáticos de caucho natural respetuosos con el medioambiente, apenas hay información acerca de las supuestamente idílicas “condiciones sociales y medioambientales” en las que se lleva a cabo. El grupo insiste en los “16.000 empleos directos o indirectos creados”. “Un 60 % de estas tierras se mantiene en el estado de bosque (protección de los bosques primarios y un programa de restauración forestal realizado con el WWF) o se rehabilitan para actividades de agrosilvicultura y cultivos alimentarios”, asegura el grupo francés, que afirma estar “en diálogo permanente con todos los actores del sector y las ONG para una producción respetuosa con el medio ambiente y las personas”.

“La confiscación de tierras es un acto de violación de los derechos de los campesinos”

Sin embargo, en una investigación realizada por un grupo de investigadores alemanes de las universidades de Kiel y Göttingen surgió una abismo entre los discursos y la realidad (2). Los investigadores constatan que sobre el lugar “[los aldeanos] afirman haber sido obligados a ceder sus tierras a la sociedad local de caucho PT Lestari Asri Jaya. En segundo lugar, los agricultores informaron de la destrucción del medioambiente porque el establecimiento de plantaciones implicaba deforestar”. Como por arte de magia las viejas recetas de la agroindustria se han vuelto “verdes”, “inclusivas” y “sostenibles” gracias a algunas adaptaciones cosméticas. Los investigadores explican que estas estrategias simplistas chocan con la complejidad de la realidad sobre el terreno.

“Defender nuestros derechos se ha convertido en un delito”, resume Sarwadi Sukiman, coordinador de la unión regional de la Unión de Campesinos Indonesios. Para este sindicato “la confiscación de las tierras de los campesinos por parte de PT Lestari Asri Jaya es un acto de violación de los derechos de los campesinos, unos derechos que están estipulados en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales”, a lo que Michelin responde que “no se ha «expulsado por la fuerza» de sus tierras a ningún campesino, ni se ha expoliado ni expropiado tierra alguna”.

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales anima a los países a respetar, proteger y cumplir los derechos de los campesinos, sus derechos a la tierra, pero también la libertad de asociación y expresión, el derecho a una alimentación adecuada, a las semillas y al agua potable. Por consiguiente, insta a los países a velar para que los agentes no estatales, incluidas las sociedades y empresas privadas, respeten y refuercen los derechos de los campesinos y de las personas que trabajan en las zonas rurales. ¿Cómo hacer respetar estos derechos cuando quienes los traicionan simulan identificarse con ellos?

Notas:

(1) Mientras redactábamos este artículo contactamos con Michelin para pedirles que respondieran a las acusaciones de los agricultores indonesios y para que aclarara cuál era la participación exacta de Michelin en el capital de Royal Lestari Utama (RLU). La oficina de prensa del grupo nos respondió después de que se publicara el artículo, por lo que el 10 de julio [de 2020] actualizamos el artículo.

Esta es la respuesta íntegra que nos hizo llegar la oficina de prensa:

“El grupo Michelin niega categóricamente las acusaciones de la ONG Vía Campesina de que las multinacionales han llevado a cabo «expulsiones forzosas». No se basan en ningún dato factual. El proyecto de Real Lestari Utama (RLU) se lleva a cabo en estrecha colaboración con todas las comunidades locales concernidas y numerosas organizaciones no gubernamentales internacionales.

El Grupo Michelin desea aclarar los siguientes elementos factuales: No se ha «expulsado por la fuerza» a ningún campesino de sus tierras ni se ha expropiado ni expoliado tierra alguna. Desde 2015 RLU es el concesionario y no el propietario de 66.000 hectáreas de tierra en la isla de Sumatra, propiedad del Estado indonesio. Por lo que se refiere a la génesis y ejecución del proyecto, la ambición del proyecto RLU es plantar hevea para producir caucho natural sostenible que garantice unos ingresos decentes a las poblaciones locales. Las plantaciones de RLU aspiran a lograr los niveles más altos en la cadena de valor del caucho natural, sobre todo en lo que respecta a las condiciones de empleo, de salud, de seguridad, de protección de las comunidades locales, de respeto del medioambiente, de promoción de la biodiversidad y de lucha contra la contaminación y los incendios forestales.

Se han creado 16.000 empleos directos o indirectos: un 60 % de estas tierras se mantienen como bosque (protección de los bosques primarios y programa de restauración forestal realizado con el WWF) o se han rehabilitado para actividades de agrosilvicultura y cultivos alimentarios.

En el 40 % restante RLU desarrolla un programa de plantaciones de caucho natural sostenible, cuyo objetivo es reconstruir una actividad agrícola que proteja el clima y el medioambiente en una región totalmente devastada por ocupantes ilegales que desde hace décadas viven de la deforestación.

El grupo también está en diálogo permanente con el conjunto de los actores del sector y las ONG para una producción respetuosa del medio ambiente y de las personas. Así, se han firmado más de treinta acuerdos de asociación (CPP = Community Partnership Programme) con los responsables de las comunidades para garantizar un desarrollo armonioso, que respete los derechos e intereses de todos los habitantes de las aldeas. Tanto organizaciones internacionales (como el WWF) como organizaciones locales participan en la planificación de la utilización de los suelos. Por otra parte, Michelin ha desempeñado un papel fundamental en la creación en 2019 de la Plataforma Mundial para el Caucho Natural Sostenible, una plataforma mundial cuyo objetivo es mejorar las prácticas para una economía a favor de un caucho sostenible y respetuoso del medioambiente”.

(2) Fenna Otten, Jonas Hein, Hannah Bondy y Heiko Faust, « Deconstructing sustainable rubber production : contesting narratives in rural Sumatra », Journal of Land Use Science, 2020. Véase aquí.

Fotos: © Serikat Petani Indonesia.

Fuente: https://www.bastamag.net/Accaparement-terres-Indonesie-caoutchouc-hevea-Via-Campesina-Michelin

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.