Tras 29 días de agresión militar por parte del ejército israelí en la Franja de Gaza, cerca de 1.900 palestinos muertos -dos terceras partes de ellos civiles- y más de 10.000 heridos, usted, Secretario General de la ONU, señor Ban Kin-Moon, ha calificado de inmorales y criminales los bombardeos a las escuelas-refugio de la ONU. […]
Tras 29 días de agresión militar por parte del ejército israelí en la Franja de Gaza, cerca de 1.900 palestinos muertos -dos terceras partes de ellos civiles- y más de 10.000 heridos, usted, Secretario General de la ONU, señor Ban Kin-Moon, ha calificado de inmorales y criminales los bombardeos a las escuelas-refugio de la ONU. También ha expresado que estas agresiones -al menos en cinco ocasiones se han bombardeado escuelas similares- son una «violación flagrante al derecho internacional humanitario».
Esta bien que por fin se exprese de esa manera, pero no es suficiente y dista mucho de que sus palabras vayan acompañadas por las contundentes medidas que se requieren. Debería señalar sin titubeos a los criminales que todo el mundo conoce -todavía no lo ha hecho, más bien los justifica y ampara-. ¿Hasta cuando? En el caso que nos ocupa, su obligación es parar el genocidio que el gobierno de Israel lleva a cabo contra el pueblo de Palestina desde hace muchísimos años, o al menos intentarlo con verdaderas intenciones de detenerlo. Su obligación es, también, trabajar para que los responsables de tamaña tragedia humana resarzan a sus víctimas, sean detenidos, juzgados por imparciales tribunales internacionales y, obviamente, dadas la gravedad de sus delitos, acaben castigados con duras condenas.
La ONU que usted dirige, nunca lo olvide, es juez y parte en este gravísimo conflicto. Es juez porque es el Gobierno del Mundo, y debe velar y trabajar por los habitantes de todos los países, no solo por un puñado de parásitos privilegiados ávidos de acumular riquezas materiales a costa del saqueo y del sufrimiento de pueblos enteros, que es lo que siempre ha hecho Naciones Unidas, prácticamente desde su nacimiento en 1945. Y es parte porque, presionado por los conocidos gendarmes del mundo, en 1947 su organización obligó a los palestinos a ceder a los israelíes nada más y nada menos que el 52% de su territorio -observe como el pueblo palestino se quedó con menos tierra que los israelíes-. Este obligado «regalo» envalentonó más, si cabe, a Israel, y aumentó su insaciable apetito expansionista. En 1967, mediante la fuerza militar -Guerra de los Seis Días-, en clara violación del acuerdo de 1947 -Carta de Conciliación- y con la acostumbrada impunidad que la ONU siempre le otorga, Israel se apoderó de un 18% más de territorio palestino.
La organización que usted actualmente dirige ha sido siempre complaciente con los poderosos e injusta con los débiles, y es sumamente antidemocrática. Que el derecho a veto exista dentro de la misma y, además, el citado privilegio sea únicamente para los cinco países de siempre, lo dice todo. Existen ejemplos por doquier. He aquí uno: Todos los años, por aplastante mayoría, se rechaza el Bloqueo -ilegal y genocida- de Estados Unidos a Cuba. No es casual que uno de los tres países que vota a favor del castigo al pueblo cubano sea Israel, «absuelto» siempre por la ONU y eterno protegido -por puro interés- por el gobierno imperialista.
Pero, por su urgencia, hoy solo quiero referirme al sufrimiento que, agudizado desde el pasado 8 de julio, padece el pueblo de Palestina. Señor Secretario General de la ONU, señor Ban Kin-Moon, déjese de palabras huecas, sea humano, gánese el sueldo y actúe. Pare el genocidio y, en vez de encubrirlos, trabaje para castigar a los culpables.
Nota: Este texto fue escrito antes de que se anunciara un nuevo alto el fuego de 72 horas. Independientemente de que se respete o no la citada tregua, el problema seguirá existiendo hasta que la negada identidad y el territorio usurpado sea devuelto al digno y heroico pueblo de Palestina.
Blog del autor: http://baragua.wordpress.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.