Recomiendo:
0

Del «A por ellos» al diálogo

Fuentes: Rebelión

El encuentro entre Quim Torra y Pedro Sánchez ha servido para el deshielo de las relaciones y el inicio del diálogo entre el Govern de la Generalitat y el ejecutivo español. Un encuentro para el reconocimiento institucional mutuo, y para constatar que la relación entre Cataluña y España es un conflicto político, que se tiene […]

El encuentro entre Quim Torra y Pedro Sánchez ha servido para el deshielo de las relaciones y el inicio del diálogo entre el Govern de la Generalitat y el ejecutivo español. Un encuentro para el reconocimiento institucional mutuo, y para constatar que la relación entre Cataluña y España es un conflicto político, que se tiene que resolver políticamente, y no con el «A por ellos». Una reunión que llegaba después de la ruptura de relaciones del Govern con la monarquía, del acercamiento de los presos políticos -en cumplimiento de la ley penitenciaria-, de las declaraciones de Sánchez de pasar página del 1-O, y de la impugnación al TC de la ratificación de la declaración de ruptura del 9-N.

La reunión ha sido útil para reactivar las comisiones bilaterales previstas en el Estatut – bloqueadas desde 2011 por el PP-, para acordar retirar los recursos al TC contra leyes sociales catalanas, sin especificar cuáles, y para poner sobre la mesa la autodeterminación y la situación de los exiliados y los presos políticos, matizando que estos no serán moneda de cambio. No obstante, la distancia en estos dos temas se hizo de nuevo patente cuando, el ejecutivo de Sánchez, ponía de relevancia el artículo 2 de la Constitución -el de la indisoluble unidad de España-; y se escudaba en la independencia judicial. Autonomismo para unos, un punto de partida para otros. En este sentido, la CUP habla de renuncias al mandato del 1-O y del 21-D. Sea como fuere, restablecer las relaciones «bilaterales» es imprescindible pero insuficiente. Para avanzar en la autodeterminación hace falta primero el reconocimiento nacional de Cataluña y ejercer, de forma soberana, una relación bilateral real. Sería un error que el ejecutivo de Sánchez entienda este diálogo como si fuera con cualquier comunidad autónoma.

Sánchez intenta normalizar una situación excepcional mediante gestos y buenas palabras, pero mientras dure la injusticia la página del 1-O permanecerá abierta. Su estrategia consiste en ir desplegando al máximo posible las competencias de autogobierno reconocidas en el Estatut , en un intento de seducir a los independentistas. No obstante, la debilidad de su ejecutivo, que depende del apoyo parlamentario -entre otros- de los soberanistas catalanes, podría favorecer el acuerdo para una solución política. En este sentido, que nadie se haga demasiadas ilusiones, no hay que olvidar que el PSOE es una de las piezas clave del régimen del 78 y que fue uno de los artífices del 155. Dependerá de la altura de miras de Sánchez -vigilado por la vieja guardia socialista-, y de la fuerza del sobiranismo en las instituciones pero, sobre todo, en las calles.

La situación actual es de impase, de toma de posiciones de los dos ejecutivos, y de reorientación estratégica y acumulación de fuerzas del republicanismo después del octubre catalán y de sus consecuencias, para afrontar -si no hay una solución política acordada- los próximos embates con el Estado.

Jesús Gellida, politólogo e investigador social

@jesusgellida

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.