Recomiendo:
0

‘Democracia’ en marcha

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

El joven ingeniero Nassar Odwa, del Ministerio de Gobierno Local, espera pacientemente durante horas poder reunirse con Abdul-Aziz-Duwaik, el nuevo portavoz parlamentario de Hamas. Odwa, encargado de los proyectos de planificación urbana que Noruega canceló bruscamente una vez que asumió el poder el gobierno dirigido por Hamas, quiere conocer qué posibles alternativas existen para los desesperadamente necesarios proyectos de infraestructuras que de alguna forma puedan aliviar el problema del tratamiento de las aguas residuales que fluyen e invaden Gaza, apestando la atmósfera por doquier. Y no es el único en busca de respuestas.

Efectivamente, la tensión está aumentando en la Franja de Gaza mientras los palestinos se preparan para un bloqueo económico, una vez que EEUU y la UE han cortado su asistencia al nuevo gobierno palestino, haciendo acopio de suministros alimenticios y fuel, en previsión de la ausencia de salarios y de los cierres de las fronteras comerciales que Israel pueda efectuar. Mientras tanto, los continuos ataques aéreos y bombardeos con artillería por parte de Israel durante la pasada semana se llevaron las vidas de 15 palestinos e hirieron a docenas de ellos.

El viernes 7 de abril, la Secretaria de Estado de EEUU, Condoleeza Rice, anunció: «Debido a que el nuevo gobierno palestino dirigido por Hamas no ha aceptado los principios del Cuarteto sobre no violencia, reconocimiento del Estado de Israel y respeto de los acuerdos previos entre las partes, EEUU está cancelando todas las ayudas a los ministerios y al consejo de ministros palestino». La UE hizo lo mismo el lunes siguiente, suspendiendo toda la ayuda directa a la Autoridad Palestina, incluida financiación presupuestaria crucial que se destinaba para proyectos de infraestructuras y para cubrir los salarios de unos 150.000 funcionarios de la AP, llegando a afectar como consecuencia casi a una tercera parte de la población. La Comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, dijo que Europa continuará proporcionando fondos para que «las necesidades básicas humanas sean satisfechas». La ayuda de la UE permanecerá cortada por lo menos durante un mes.

Varias naciones de la UE, incluido el Reino Unido, Dinamarca y Holanda han congelado ya su ayuda al nuevo gobierno y otras pueden seguir su ejemplo. La ayuda procedente de la UE y sus 25 naciones miembros alcanza la suma de 625 millones de dólares al año, cifra de la que se ha suspendido ya alrededor de la mitad. La decisión de la UE de congelar los pagos afecta a una entrega inmediata de 36,5 millones de dólares, agravando la ya de por sí extrema situación financiera del gobierno palestino. Canadá, Noruega y otras naciones que no forman parte de la UE también han cancelado sus fondos.

Hamas ha condenado la suspensión de la ayuda europea y estadounidense. «Estamos siendo castigados. ¿En esto consiste la democracia?», dijo Duwaik a Al Ahram Weekly. «Los resultados de las elecciones del 25 de enero mostraron al mundo que no nos convence nada de todo este proceso. Nos gustaría cambiar las reglas del juego para que nuestros derechos nacionales sean reconocidos, nuestro bienestar sea reconocido y nuestros derechos humanos fundamentales sean reconocidos. Si nosotros reconocemos a Israel, nos darán un trozo de papel, que sólo servirá para arrojarlo al water y tirar de la cadena a continuación», dijo.

Entre tanto, EEUU aumentará su ayuda humanitaria básica a los palestinos en un 57%, lo que arrojará un saldo total de 245 millones de dólares. Alrededor de 65 millones se reservarán para programas alimentarios de emergencia, distribuidos mayoritariamente por el Programa Mundial de Alimentos de NNUU, 31 millones de dólares irán a programas sanitarios, 14 millones a programas educativos y 135 millones irán a la Agencia de Ayuda a los Refugiados de NNUU (UNRWA). Mucha más polémica presentan los 42 millones de dólares que se van a dedicar a la denominada expansión de la construcción de la democracia. Los palestinos, en gran medida, han interpretado esto como un esfuerzo de EEUU para crear una oposición a Hamas. La ayuda no será administrada a través de entidades de la Autoridad Palestina, ni siquiera a través de ONGs locales e internacionales. 45 millones de dólares de asistencia directa a la AP han sido cancelados, junto con la suspensión de una suma de 359 millones de dólares que se iba a dedicar a otros programas.

El Cónsul General de EEUU en Jerusalén, Jack Wallace, dijo a los periodistas palestinos en su residencia: «No mantendremos ningún contacto con la AP ni con ninguno de sus ministerios. Sin embargo, continuaremos trabajando estrechamente con el Presidente Mahmud Abbas». El Ayudante de la Secretaria de Estado David Welch dijo que se tomaría en el futuro la decisión de canalizar fondos, de forma directa o indirecta, hacia Abbas. En respuesta a las preguntas de por qué EEUU no ha hecho ningún esfuerzo para entrevistarse con Hamas y averiguar sus intenciones, contestó: «Tiene razón. No hemos tenido ningún contacto con ellos, y eso es parte de la política que hemos establecido. También es un reflejo de la ley estadounidense.» Hamas, por su parte, sigue dispuesta a negociar con EEUU.

El presupuesto anual palestino supone, aproximadamente, unos 1.900 millones de dólares. Los palestinos recibieron 1.300 millones de dólares en ayuda exterior el pasado año, lo que supone el 32% del PNB palestino, convirtiendo a los palestinos en los mayores receptores per capita del mundo de ayuda exterior. Y, al menos de palabra, Abbas ha criticado las decisiones europeas y estadounidenses de suspender la ayuda financiera. «Rechazamos cualquier castigo al pueblo palestino por la opción democrática manifestada», dijo tras reunirse con el Primer Ministro Ismael Haniyeh.

Los palestinos, y particularmente los habitantes de Gaza, se quedaron conmocionados ante la decisión de EEUU y la UE. «Estábamos esperando en que los europeos denunciarían las atrocidades israelíes contra nuestro pueblo. Desgraciadamente, han relacionado la ayuda a los necesitados y a los refugiados con consideraciones de tipo político», declaró el portavoz Ghazi Hamad.

Israel ha decidido retener 54 millones de dólares de los ingresos por impuestos de la AP, que apenas cubrirían los salarios mensuales de sus funcionarios, en violación del Protocolo de París firmado en 1994 conjuntamente con el Acuerdo de Oslo, como castigo por la victoria electoral de Hamas. En una reunión mantenida el pasado lunes 10 con el cónsul general de EEUU, Abbas afirmó que la decisión israelí de prohibir los contactos con la AP y retener los ingresos palestinos provenientes de los impuestos viola todos los acuerdos firmados con los palestinos bajo la cobertura del derecho internacional. El sábado, el Gabinete de Seguridad de Israel rechazó la idea de utilizar a Abbas para ignorar al gobierno de Hamas, consolidando aún más los planes del Primer Ministro en funciones, Ehud Olmert, de imponer las fronteras de Cisjordania en 2010. El portavoz del gobierno israelí Asaf Sharif dijo que las relaciones con Abbas serían limitadas, y que las conversaciones de paz estaban fuera de toda posibilidad. [Las recomendaciones fueron aprobadas por todo el Gabinete el domingo pasado, 16 abril].

Mientras tanto, Israel continúa violando el reciente Acuerdo firmado entre la Autoridad Palestina e Israel sobre Movimientos y Accesos, que fue concertado el 15 de noviembre por Rice y el Enviado del Cuarteto James Wolfensohn, y que estipula que los «accesos funcionarán ininterrumpidamente». Karni, el único cruce comercial para importación y exportación de productos desde/a Gaza, ha estado cerrado durante este año el 60% del tiempo. Los habitantes de Gaza se enfrentan con una crisis humanitaria grave, ya que los suministros de productos alimenticios básicos y de medicinas se han visto reducidos prácticamente a cero. «Israel no se molesta siquiera en cumplir los acuerdos internacionales», dijo Duwaik. «Pido a Israel que dé pasos para mostrar a los palestinos que respeta los derechos nacionales palestinos, que respeta la legitimidad internacional y que ponga fin a su grosera ocupación.»

Con EEUU, Israel y la UE totalmente resueltos en apariencia a abortar la primera experiencia palestina genuinamente democrática, y con los estados árabes reacios a pagar puntualmente sus prometidas contribuciones financieras, el gobierno de tres semanas de vida dirigido por Hamas se está enfrentando ya a la perspectiva de una pronta parálisis y colapso. Efectivamente, con las arcas vacías heredadas de la absolutamente corrupta anterior administración dominada por Fatah, el nuevo gobierno lucha por encontrar los recursos mínimos necesarios para poder pagar al menos los salarios del mes de marzo a 150.000 empleados y funcionarios, muchos de los cuales tienen grandes familias a las que alimentar y atender.

Efectivamente, parece que el éxito o fracaso del gobierno para fijar el día de pago será el punto de referencia que determinará su supervivencia. Un científico político palestino ha predicho que el gobierno «muy probablemente entrará en crisis» si no consigue pagar a sus funcionarios durante tres meses consecutivos.

Hasta ahora, los esfuerzos por asegurar ese dinero han fracasado ya que no se ha podido disponer de la prometida ayuda árabe, mientras que EEUU, la UE e Israel continúan asfixiándoles de forma implacable, con la esperanza de que el gobierno caiga antes que después. Israel y EEUU esperan que ese colapso del gobierno -al que siempre se refieren como dirigido por Hamas, nunca como gobierno palestino- llevará a que un gran segmento de palestinos, incluidos muchos de los que votaron por Hamas en las históricas elecciones del 25 de enero, reconsideren sus convicciones. Sin embargo, no está nada cerca de la realidad el poder conseguir ese objetivo, dada la animosidad del pueblo palestino hacia Israel y su guardián-aliado. No obstante, está excepcionalmente claro que el gobierno se enfrenta continúa y progresivamente con un horizonte cada vez más reducido, que únicamente le permite administrar el desastre.

En efecto, es probable que esa situación apurada se exacerbe aún más en los próximos días y semanas, ya que EEUU ha alertado a los bancos que operan en Cisjordania y en la Franja de Gaza para que no negocien con el gobierno a menos que quieran convertirse en objetivo de las sanciones estadounidenses, al considerar Washington a Hamas como organización «terrorista» por su historia de resistencia a la ocupación militar israelí. Esta semana, el Arab Bank con sede en Jordania sucumbió a las presiones y decidió congelar todas las cuentas del gobierno palestino. Se espera que otros bancos hagan lo mismo, demostrando el viejo adagio de que el capitalismo es cobarde. Ni que decir tiene que el cierre de las cuentas bancarias del gobierno palestino hará que sea imposible que el gobierno reciba ayuda financiera del exterior aunque tal ayuda estuviera disponible – de ahí, el desespero de la situación. Tampoco hace falta decir que ese estado de cosas no puede mantenerse mucho tiempo y que Hamas tendrá que hacer algo al respecto con rapidez. Por ello, si fracasa en la respuesta, hay una posibilidad real de que los dirigentes de la AP, encabezados por el Presidente Mahmoud Abbas, se hagan cargo de la situación.

Sin embargo, es bastante improbable que Hamas permita que sus enemigos y opositores le roben a plena luz del día la masiva victoria electoral con la que barrió merecidamente tan sólo hace unos pocas semanas, sin ofrecer resistencia. En realidad, los dirigentes de Hamas ya han advertido de que el colapso del gobierno llevará a la desintegración de la misma Autoridad Palestina, con todas las eventuales consecuencias y ramificaciones, tanto dentro de Palestina como en la región en general. Ali Al-Yerbawi, profesor de ciencia política en la Universidad Bir Zeit y anterior presidente del Comité para las elecciones Palestinas, predijo que si los palestinos son empujados hacia un lugar aún más reducido del que están, toda la región pueden bien sufrir las consecuencias. «Sabemos muy bien que las bombas son consecuencia de la desesperación», añadió.

Mientras, los dirigentes de Hamas confían en que la comunidad internacional, especialmente la UE, reconsidere esas decisiones de cortar la ayuda financiera a los palestinos. El Ministro de Asuntos Exteriores Mahmud Al-Zahhar hizo un llamamiento a la UE para que iniciara un diálogo con el gobierno palestino en lugar de actuar conjuntamente con Israel contra «un pueblo indefenso que sufre a diario crímenes impuestos por una ocupación militar de estilo nazi, además de hambre y bloqueo». Añadió: «No puedo entender por qué los europeos no están castigando con tanta crueldad sin ni siquiera hablar con nosotros. ¿Es así, de esta forma, cómo se resuelven los problemas entre los pueblos y las naciones?» Por ahora, no parece muy probable que Europa preste mucha atención a los lamentos de Al-Zahhar. Los dirigentes de Hamas parecen no haberse dado cuenta que la moralidad tiene poco, si es que tiene alguno, impacto en la toma de decisiones por parte de Europa y EEUU.

La hora de la verdad para Hamas se aproxima a toda velocidad y el movimiento tendrá que hacer frente a alguno de los escenarios siguientes:

Primero, podrían optar por la disolución del gobierno actual y por la formación de uno nuevo compuesto por profesionales e independientes que no estén afiliados a ninguna facción política o de la resistencia. Este puede bien ser el camino más probable que tome Hamas, ya que el movimiento podría aún controlar el Consejo Legislativo Palestino (CLP).

Segundo, un colapso total de la AP sobre el terreno porque el mundo no quiera aceptar el resultado de la democracia en Palestina y que los palestinos rechacen actuar como colaboradores acomodaticios de la ocupación israelí y sus hinchas, avalistas y financieros estadounidenses. Israel y EEUU temen esa posibilidad, porque les interesa contemplar una AP debilitada, pero no muerta, encabezada por débiles dirigentes cuya supervivencia política dependa más de la aceptación israelo-estadounidense y menos del apoyo del pueblo palestino.

Tercero, hay una gran probabilidad de que el mismo Abbas trate de disolver el gobierno y el parlamento y declare un estado de emergencia sobre el terreno, ya que los palestinos están enfrentando una crisis nacional que requiere de la adopción de medidas excepcionales para salvaguardar los intereses nacionales supremos. Una perspectiva así sería valorada por Hamas y por muchos palestinos como un golpe de hecho. Sin embargo, es probable que Abbas espere hasta que la situación global se haya deteriorado hasta tal grado que las masas palestinas acogerán aliviadas cualquier paso o medida que se adopte, aunque sea rigurosa, con tal de restaurar una apariencia de normalidad.

Sin embargo, declarar un estado de emergencia no va a significar en absoluto que los problemas palestinos se vayan a resolver por arte de magia. Es posible que al no haber ni un ápice de soberanía ni de autoridad, un paso de ese tipo no suponga más que una práctica estéril que no serviría más que para agravar la frustración colectiva, y también podría conducir a la desintegración final de la AP.

Uno de los errores más graves que Hamas ha cometido, y que está a punto de precipitar al movimiento hacia una situación penosa, por no decir algo peor, es la intrínsicamente falsa asunción de que un gobierno puede funcionar bien bajo una ocupación militar tan intensamente tiránica. Así es, la experiencia cosechada en las pasadas semanas ha convencido a muchos palestinos de que para que un gobierno pueda funcionar bajo la ocupación israelí tiene que elegir entre convertirse en una entidad colaboracionista o entrar en una trayectoria de enfrentamiento con la potencia ocupante y sus partidarios – en este caso, los Estados Unidos y la Unión Europea.

Texto original en inglés:

http://weekly.ahram.org.eg/2006/790/re61.htm