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¿Existe alguna diferencia?

¿Demócratas o Republicanos?

Fuentes: Rebelión

«…diré, entonces, que no estoy, ni lo he estado jamás, a favor de fomentar de ninguna forma la igualdad social y política de las razas blanca y negra… Yo, al igual que cualquier otro hombre, estoy a favor de mantener la posición superior asignada a la raza blanca…» Abraham Lincoln. «Ni los aliados ni el […]

«…diré, entonces, que no estoy, ni lo he estado jamás, a favor de fomentar de ninguna forma la igualdad social y política de las razas blanca y negra… Yo, al igual que cualquier otro hombre, estoy a favor de mantener la posición superior asignada a la raza blanca…» Abraham Lincoln.

«Ni los aliados ni el Eje deberían ganar la guerra. EEUU debería proporcionar a ambos campos los medios de seguir combatiéndose hasta que ambos se desmoronen».

Henry Ford (Dueño de la fábrica de automóviles).

«Si gana Alemania, debemos ayudar a Rusia, y si Rusia gana, debemos ayudar a Alemania para que muera el mayor número de personas de cada bando».

Harry Truman, 1941Futuro presidente de Estados Unido.

«Dios me ha indicado que ataque a Al Qaeda y yo lo he hecho, y después me ha dado instrucciones de atacar a Saddam, lo que también hice, y ahora estoy resuelto a resolver el problema de Oriente Medio»

George W. Bush el 27 de junio de 2003

Al ir engranando las ideas que más tarde se ocuparían de enlazar los párrafos de este escrito, lo primero que se vino a mi mente, fue realizar un análisis comparativo de las posturas y diferentes períodos presidenciales tanto Republicanos como Demócratas en Los Estados Unidos de América. Luego, pensé que una cronología de las «intervenciones» impulsadas por el gobierno de ese país al resto de sus «vecinos» en el planeta, sería bastante útil para identificar, lo que es claramente una Política de Estado en esa nación, independientemente del partido que represente al inquilino de la Casa Blanca. Finalmente, opté por hacer simplemente un comentario en torno al título del artículo y sin más, hacer mención de las agresiones (desde un punto de vista muy general) llevadas a cabo por el imperio. Por otro lado, resultó necesario abordar también el hecho de la política Interna de los Estados Unidos, misma, que posee características nada envidiables desde el punto de vista social, educativo y hasta económico, amén de las diferencias existentes entre razas y grupos. Es así, como se presenta este artículo que pretende ser apenas una introducción a lo que será un análisis más profundo y detallado a este respecto. En ese sentido, se requerirá el abordaje de diversos temas que en lo sucesivo se irán tratando tanto en este, como en otros espacios. Comencemos.

Internamente, pareciera ser que los Republicanos son más arteros en el manejo de las políticas conservadoras, las tendientes a fortalecer el mercado y el consumo y, por supuesto, las que propenden al mantenimiento de la segregación racial. Así luce en el papel, ya veremos que no lo es tanto, los Demócratas también hacen un aporte sustancial. Algunos datos pueden servir de orientación a este respecto:

  • En Estados Unidos votar es una cuestión de elite dado que los (dos) partidos políticos se guían por los intereses de clases de los privilegiados, así que como una consecuencia natural de este hecho, quienes no comparten esos intereses tienden a quedarse en casa, nótese que en Estados Unidos no existe un partido socialista o laborista capaz de competir en la contienda electoral y esto es una consecuencia directa del eficaz desmantelamiento de las estructuras sociales que soportaban a los sindicatos obreros u organizaciones políticas progresistas.

  • Bastante más de la mitad de los gastos Federales son destinados al sector militar. Esta es una de las razones por la cual Estados Unidos presenta las mayores tasas de mortalidad infantil, desnutrición, pobreza y analfabetismo que cualquier otro país industrializado, de hecho en el decenio comprendido entre 1980 y 1990 descendió el hambre en el mundo con solo dos excepciones, «África que registró un incremento del 36% al 37% y Estados Unidos, donde se acrecentó en un 50% de 1985 a 1990»1.

  • Las políticas de exenciones de impuestos favorecen directamente a los dueños de grandes empresas, de modo que estas, se convierten en una transferencia de pagos de pobres a los ricos, pues entre otras cosas, se apoyan, en los recortes a programas de beneficencia como los bonos de comida o el programa Medicaid de asistencia sanitaria a los pobres que «proporciona» asistencia sanitaria a 33 millones de personas que no pueden pagarla. No en balde, ya Rudolph Giuliani en su época de gobernador de Nueva York, defendía una reducción del 25% para este programa (Medicaid) y para otras ayudas destinadas a los pobres.

  • Los convalecientes por infarto de raza negra tienen muchas menos posibilidades que los de raza blanca de ser sometidos a una cateterización cardiaca, un procedimiento común y que puede salvarles la vida. Curiosamente, en promedio, tanto médicos blancos como negros, ordenan la aplicación de este tratamiento a un 40% más de pacientes de raza blanca.

  • Las personas de raza blanca tienen cinco veces más posibilidades de recibir tratamiento de urgencia por derrame cerebral, que los pacientes de raza negra.

  • Desde 1954, la tasa de desempleo entre los negros es aproximadamente el doble que entre los blancos.

  • Las mujeres de raza negra tienen cuatro veces más probabilidades de morir durante en parto en comparación con las mujeres de raza blanca.

  • En cuarenta estados de EEUU operan 300 organizaciones de supremacía blanca (en promedio, más de siete por cada estado).

  • La guerra contra las drogas ha jugado un papel fundamental en el control de la población. El 90% de los componentes necesarios para la producción de cocaína, procede de los EEUU, empresas tan reconocidas como American Express han estado involucradas en el blanqueo de dinero sin que se les acuse o se les procese por ello. Una vez producida y manufacturada fuera, la droga entra a los Estados Unidos movilizando así más de 300 millones de US$ al año.

  • La ley y la práctica policial en la tierra del tío Sam son escandalosamente racistas; a pesar de ser más blancos que negros los consumidores de drogas ilegales y que más del 80% de la población es blanca, lo negros representan dos tercios de los presos en las cárceles estatales.

La posesión de una pequeña cantidad de crack, la droga preferida de los guetos, supone una sentencia obligada de cinco años sin posibilidad de libertad condicional; en cambio, no hay ninguna sentencia forzosa por la posesión de una cantidad cien veces mayor de cocaína en polvo (la droga preferida por la clase media blanca). Noam Chomsky Como se reparte la tarta, políticas de USA al final del milenio, pp66

  • En EEUU viven 40 millones de personas en pobreza extrema

  • 40 millones de adultos poseen un nivel de lectura de tercero de primaria (analfabetas funcionales).

  • EEUU también es número uno en homicidios y muertes por armas de fuego, en población reclusa per-capita, en libertades bajo fianza, en desequilibrios comerciales y déficit presupuestario. Líder de todas las naciones industriales occidentales por la cantidad de preescolares que viven en la pobreza y en número de personas que carecen de seguro médico. También van a la cabeza en la cantidad de granjas familiares que quiebran, en comida modificada genéticamente, en plantaciones que usan pesticidas y herbicidas y en cantidad de antibióticos y hormonas inyectadas al ganado. También aventaja a sus competidores entre las naciones industriales en desigualdad de salarios y sueldos de los ejecutivos.

Todo este panorama no puede achacársele a uno o dos gobiernos Republicanos (o Demócratas), sino que por el contrario, demuestran la coherencia gubernamental de las dos tendencias disponibles en el mercado electoral estadounidense.

Externamente, la política de estados Unidos es aún más coherente puesto que desde sus inicios ha procurado: (1) Construir un mundo seguro para las corporaciones estadounidenses, (2) extender su hegemonía económica y política a lo largo y ancho del planeta, (3) Evitar a toda costa el surgimiento de modelos alternativos al capitalismo usamericano en cualquier sociedad fuera de sus fronteras, evitando así, que la misma pueda convertirse en un ejemplo para otras naciones y, (4) Impulsar la obtención de recursos financieros a los contratistas domésticos bien sea mediante la inversión militar, la exención de pagos de impuestos, los subsidios industriales y sobre todo, la asignación de contratos para la reconstrucción de países destrozados so pretexto de llevar hasta ellos la libertad y la democracia.

Estos cuatro motores, por así decirlo, han justificado todas las atrocidades cometidas por el gobierno de los Estados Unidos en nombre de la «Libertad», la «Democracia» y en contra del «terrorismo» en varios países, tanto en América latina como en Asia, el Oriente medio y Europa del Este.

Los tratados de libre comercio han entrampado a economías débiles encerrándolas en las telarañas legales a las que quedaron obligadas a cumplir al suscribir los convenios. Los brazos de dominación económica (FMI y Banco Mundial) hacen su parte a favor de Estados Unidos sin importar quien sea el inquilino de la casa Blanca.

Por si esto fuera poco, de todas las empresas que negocian en el MERCOSUR 40% son transnacionales (80% estadounidenses) y otro 30% dependen de transnacionales, de modo que hasta los organismos de comercio regional, se ven supeditados a la voluntad de la política económica de los Estados Unidos.

Desde el fin de la segunda guerra mundial, los Estados Unidos han aceitado los cuatro motores ya citados, mediante la «ayuda exterior», la presión «diplomática» y sobre todo, la fuerza militar.

Estados Unidos cuenta con bases militares en 140 países de los 192 que conforman a la Organización de las Naciones Unidas, de modo que se garantiza una rápida intervención en dichos países (o en países vecinos) en caso de verse «vulnerada» de alguna manera, la posición hegemónica del gran país del norte.

Estados Unidos goza del nada deseable record de no suscribir o ratificar ninguno de los acuerdos o tratados internacionales destinados a normar la convivencia internacional y la sustentabilidad del planeta, así como también, se dedica a obstaculizar las discusiones que persiguen generar algún acuerdo internacional en ese sentido.

El derecho a veto con el que cuenta en las Naciones Unidas le garantiza al gobierno estadounidense la inmunidad que acompaña la no observancia de las resoluciones tomadas en la asamblea o en el consejo de seguridad de modo, que la ONU deviene en una suerte de parapeto burocrático que solo sirve para garantizar la manutención a unos cuantos empleados.

Nótese que en toda esta descripción pasa desapercibida la noción de gobiernos Demócratas o Republicanos, esto obedece al simple hecho, de que toda la política de estado de los Estados Unidos de Norteamérica obedece a intereses muy bien definidos y en concordancia con el mantenimiento de la hegemonía del capital patrocinado por las elites de esas latitudes. De allí, que para ser presidente de los Estados Unidos, deban cumplirse tres requisitos fundamentales: (1) Los candidatos presidenciales deben poseer fortunas y bienes suficientes que lo acrediten como miembro de la clase dominante, (2) debe existir un lobby empresarial que respalde la candidatura en cuestión y (3) Dios debe ser su guía. No existe posibilidad alguna de que el Presidente de los Estados Unidos provenga de las clases medias o bajas. Los mecanismos de financiación de los candidatos y sus partidos, aseguran que la elección de este no se lleve a cabo a través de los votantes, sino por el contrario, por accionistas de grandes corporaciones (El dinero de las campañas está financiado por el 1 % de la población compuesto por millonarios, grandes corporaciones y grupos de presión) quienes no solo financian, sino que también definen el programa electoral, eligen al candidato y colocan a sus hombres en posiciones claves dentro del gobierno, asegurándose así el cumplimiento de las políticas diseñadas. (No es casual que un presidente petrolero ordene invadir países petroleros). En fin, se trata de una sociedad empresarial con todas las de la ley, vale decir, como Dios manda, bautizada con el nombre de democracia y que trata de imponer a sangre y fuego su modelo de dominación en todo el mundo.

Por eso hablar de Demócratas o Republicanos es como tratar de definir las diferencias de alguien que se mira frente a un espejo, aunque particularmente los Demócratas pertenezcan a una estirpe más nefasta que la de los Republicanos, esto es, Los Republicanos se han hecho (o han vendido) una imagen de derechistas, conservadores y hasta radicales en sus principios, en tanto que a los Demócratas se les conoce por ser más «flexibles». Craso error, Basta con hacer un breve repaso de la historia contemporánea para desenmascarar a todos los actores. Es un hecho, que muchos de los conflictos bélicos, intervenciones, masacres y atrocidades patrocinadas por el gobierno estadounidense fueron perpetradas o iniciadas por presidentes Demócratas, en tanto, que por aquello de la alternabilidad, a los gobernantes Republicanos les tocó finalizar el conflicto. Esto no los hace mejores, pero demuestra como el manejo de la imagen puede generar espejismos políticos.

El lenguaje manejado desde la casa blanca, desde el Departamento de Estado, desde el senado y desde cualquiera de las vocerías gubernamentales es extremadamente coherente, al punto que la disidencia es un fonema prácticamente extinto. En su afán dominador y de guía del planeta, el presidente de los Estados Unidos (cualquiera que este sea) mantiene una línea discursiva prácticamente inalterable desde el momento en que se lanzó la famosa proclama de América para los Americanos, en el entendido de que los americanos son en realidad los estadounidenses, y aún más, los estadounidenses pertenecientes a la clase dominante, los dueños de los medios de producción, de comunicación y de los conglomerados industriales.

Desde Andrew Jackson (1829-1837) hasta George W. Bush (2001-actualidad), los gobiernos instalados en la casa blanca se han dedicado a legislar bajo la doctrina del terror. Aterrorizando a su pueblo para que avale sus desvaríos imperiales (la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, la inmigración ilegal, la ira de Dios) y aterrorizando al mundo con su poderío económico y militar para mantener su hegemonía incólume con el paso del tiempo.

De allí que estas líneas de acción del gobierno usamericano nos obligan a interpretar que cuando se diga «cooperación» se debe entender «liderar», cuando se mencione «llevar la paz», se deba asumir la «guerra como única opción» y que, cuando se quiera llevar «libertad y democracia» a otros países, se debe interpretar que se trata de la «defensa de sus intereses dentro y fuera de ese país», tal y como lo dijo acertadamente Alberto Cruz en uno de sus más recientes artículos. [1]

«…los imperios no están interesados en participar en un sistema internacional; ellos aspiran a ser el sistema internacional»

Henry Kissinger.

Referencias Bibliográficas

[1] CRUZ, ALBERTO. Breve manual sobre la política exterior de los Estados Unidos: estrategia única desde 1947 (y subordinación de Europa). Rebelión 7 de enero de 2007.

[2]CHOMSKY, NOAM. Como se reparte la tarta, políticas de USA al final del milenio, Icaria. 2003

[3]CHOMSKY, NOAM. La (Des)educación. Crítica, 2003

[4]MOORE, MICHAEL. Estúpidos hombres blancos, Harpers Collin Publishers Inc. 2003

1 Como se reparte la tarta, políticas de USA al final del milenio, Noam Chomsky, pp19-20