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Desafíos de altura

Fuentes: Cuba a la mano

Las montañas, recurso orográfico que abarca la quinta parte de las tierras del planeta, han sido expoliadas durante siglos.

Las montañas, recurso orográfico que abarca la quinta parte de las tierras del planeta, han sido expoliadas durante siglos. La humanidad se asentó en esas elevaciones en busca de sustento alimentario y agua, con prácticas deterioraron sus suelos y fuentes hídricas.

Los hombres abrieron venas en las montañas para explotar la minería, para obtener madera; desarrollar guerras punitivas y saqueadoras; sembrar explosivos, regar plaguicidas químicos y aniquilar poblaciones con el empleo de sustancias venenosas.

Los cambios climáticos, las sequías, inundaciones y desastres naturales encendieron la alarma mundial hace tiempo. Pocos gobiernos del mundo han oído la voz de alerta lanzada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación desde 2002, cuando dedicó ese año a la preservación de las zonas serranas.

Los ojos de los investigadores vuelven su vista con preocupación hacia las cumbres. En esos ecosistemas verticales surgen los principales ríos del mundo. Un 50 por ciento de la población mundial se nutre del agua que nace en las montañas. Se estima que esas regiones brindan sustento directo a una décima parte de la humanidad y ofrece bienes y servicios a la mitad de los pobladores del Planeta.

Cuba: expediciones a los ríos

En Cuba, ese recurso está presente en el 18 por ciento del territorio nacional y casi siete por ciento de la población reside en esas zonas altas.

Las autoridades de la isla han dado prioridad al estudio y protección de las cuencas hidrográficas. La Comisión Nacional de Cuencas Hidrográficas investiga el estado de los 760 ríos existentes en el archipiélago caribeño -de los cuales 641 tienen su origen en las montañas. El equipo de estudio ha efectuado 728 expediciones al nacimiento de los ríos y algunos de sus afluentes.

Fidel Ramos, secretario del plan integral del desarrollo de las montañas (conocido con el nombre de Plan Turquino, en alusión al nombre del pico más alto de la ínsula), explicó a la prensa cubana que la mayoría de los flujos de agua que nacen en las montañas están bastante protegidos por vegetación, pero esas fuentes de agua dulce necesitan enriquecerse con mejores especies para conservar su entorno.

El trabajo realizado en el río más extenso del archipiélago, el Cauto, en la región oriental, ha servido de punto de referencia. La reforestación de las fajas hidrorreguladoras durante gran parte de su curso por tres provincias orientales se pone como ejemplo de lo que se debe ejecutar en el resto de los principales flujos de agua del país.

La tarea no es nada fácil, debido a la falta de cultura ambiental en las poblaciones rurales asentadas en sus márgenes. En el Cauto hubo que sensibilizar y convencer a muchos de sus moradores de que debían cambiar su estilo de vida. Las zonas comprendidas en las fajas hidrorreguladoras del río se habían convertido en terreno de nadie.

Los ministerios de la Agricultura y de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente se unieron en ese trabajo. Fueron organizadas fincas agrosilvopastoriles; se crearon viveros para obtener posturas frutales y maderables; se cultivaron huertas; los trabajadores fueron instruidos en cómo explotar la agricultura con prácticas conservacionistas y se les enseñó a combinar la crianza de determinados animales y la siembra de alimentos en armonía con los bosques.

Repetir la experiencia del Cauto en otros importantes ríos demanda no sólo voluntad, sino muchos recursos, para poder transformar la relación con la naturaleza sin dejar de producir alimentos. Sólo ahora la experiencia del río más largo de la isla se está trasladando a otros como el Zaza, en el centro del país, que suministra agua a la presa de igual nombre, la de mayor capacidad de embalse en el territorio nacional.

La comisión de especialistas que visitó los principales ríos de Cuba evaluó, además, la calidad de las aguas y los focos de contaminación que se vierten a los ríos. Los más dañados son los afluentes que nacen en zonas bajas, donde están más expuestos al desarrollo industrial y a los vertimientos de alcantarillados urbanos.

La información de la comisión de expertos que visitó los ríos aún no está completa, según apuntó Fidel Ramos. Ese trabajo forma parte de una obra mayor: confeccionar el Atlas Nacional de los Ríos de Cuba.

Más capacidad productiva

Las limitaciones financieras en la isla han influido severamente en los pobladores serranos, aun cuando el gobierno y el Estado han tratado de recuperar la capacidad económica de las montañas y mejorar las condiciones de vida de sus pobladores, para contrarrestar así la migración hacia el llano.

Después de muchos años de que las zonas de mayor riqueza económica no dispusieran de brazos para explotarlas, precisamente por el éxodo hacia las ciudades, ahora se constata un modesto crecimiento de los montañeses. El pasado año el incremento de los moradores en esas regiones fue de más de mil personas. La tendencia a dejar las montañas vacías se repite a escala internacional.

Los macizos montañosos de la nación sufren la crisis económica de forma más acentuada. Las cuotas normadas de alimentos y artículos subsidiados son mucho más escasas en esas zonas. Los per cápita son más bajos y no se distribuyen huevos ni pollo racionados, como ocurre en las ciudades del llano.

Los recursos agrícolas más importantes que se obtienen en las montañas cubanas son el café, cacao, miel y madera. La crianza de animales y otras cosechas están dirigidas al autoabastecimiento serrano.

Durante 2003 se planificó obtener 14.600 toneladas de café, pero realmente la recolección concluyó con un 30 por ciento por debajo de lo previsto. El café no ha podido «levantar cabeza» durante la crisis económica, debido a los bajos precios en el mercado internacional.

El financiamiento en divisas para renovar las plantaciones ha sido escaso. También influyó la lentitud de decisiones por el Grupo Empresarial de Agricultura de Montaña del Ministerio de la Agricultura. Desde hace años se analizó la necesidad de concentrar los limitados recursos financieros en las zonas de mayores probabilidades productivas de ese grano, pero los encargados de esa tarea no supieron asumirla con la eficiencia y celeridad necesarias. De 100.000 hectáreas dedicadas al café, se acordó reducir esa área a 50 por ciento y emprender un programa de reactivación dirigido a suministrar los insumos a los cafetales de más rápida respuesta productiva y de mejores suelos para ese cultivo. Pero escoger las zonas más prometedoras tuvo muchas indefiniciones. Especialistas consultados refieren que quizás en 2004 el proyecto tome el camino deseado, al colocar al frente del desarrollo del café a hombres de mayor experiencia.

En tanto, el acopio de cacao fue más prometedor. Se obtuvieron 2.200 toneladas y registró un crecimiento de 47 por ciento. Entre las provincias orientales, donde se encuentra el mayor potencial de este renglón, Santiago de Cuba no alcanzó lo planificado, pero Guantánamo, la mayor productora del país, sobrepasó sus estimados.

Entre café y cacao los ingresos por exportaciones durante 2003 debían aportar más de 13.386.000 dólares. Aunque ese valor no se alcanzó por el detrimento del café, otros productos como la miel sí compensó las utilidades en divisas calculadas.

La miel de abejas se deprimió mucho durante la crisis económica, además de que sufrió pérdidas por una plaga del insecto Varroa que acabó con buena parte de las colmenas de la isla. Esa enfermedad, afortunadamente, ya está controlada. En 2003 se reportaron 7.193 toneladas de ese producto, muy demandado en el mercado internacional por la calidad de las mieles cubanas. Los valores obtenidos por la venta de miel en 2003 virtualmente duplicaron los 7. 357.000 de dólares. Sin embargo, en este renglón el país pudiera obtener ingresos superiores, pues existe potencial para llegar a las 10.000 toneladas, cantidad que ya marcó un precedente en 1983.

En la madera aserrada se reportaron 168.000 metros cúbicos, una cifra 11 por ciento superior al año precedente. Cuba explota la madera en asociación con capital extranjero, que aporta tecnologías para aprovechar mejor este recurso, con menos gastos. Antes de la crisis, la desaparecida Unión Soviética suministraba 400.000 metros cúbicos anuales. La falta de recursos para comprar una cantidad similar en divisas en el exterior ha convertido este renglón en muy deficitario y costoso. La producción nacional se destina a obras priorizadas por el gobierno cubano.

La producción de viandas y hortalizas aún no cubre las necesidades de los montañeses. Los cálculos indican que habría que suministrar 20 libras (menos de 10 kilogramos) de viandas y una cantidad similar de hortalizas cada mes. En 2003 se proyectó aumentar la cosecha en más de 80.000.000 de libras de viandas (2,2 libras equivalen a un kilogramo), lo que representó un crecimiento de 21 por ciento. Si se divide esa cantidad entre los 678.201 montañeses, la distribución mensual de viandas aún está a la mitad de lo estimado como suficiente.

El plátano, la malanga y el ñame, cuyas tecnologías no agreden el medio, son los cultivos que se promueven en las zonas serranas mediante la introducción de clones de mayor potencial productivo.

Las huertas de hortalizas, impulsadas por la agricultura urbana en los asentamientos de montaña, han posibilitado elevar las cosechas de estos vegetales a más de 10 millones de libras. Todavía 75 asentamientos serranos de más de 15 viviendas no tienen condiciones para la cosecha en organopónicos (canteros de materia orgánica) o en pequeñas parcelas.

Para garantizar alimentos proteicos en las montañas, el Estado entregó más de medio millón de aves serranas, especie más adaptable a las condiciones de alimentación de esas zonas. El pasado año la producción de huevos sobrepasó los 75 millones de posturas, un aumento del 21 por ciento en relación con el año anterior. Pero si se suma esa cantidad entre los pobladores serranos, el per cápita es de 120 huevos al año, uno cada tres días.

Se estimula, asimismo, la crianza de cerdos con recursos locales como el palmiche, fruto de las palmas, que abunda mucho en Cuba, además de aprovechar los residuos de las cosechas. Para mejorar las razas de cerdos se han instalado centros con sementales porcinos, para que los dueños de animales puedan obtener una descendencia de más calidad en su piara.

Pero todavía quedan en el tintero muchas cosas que comentar de lo que está pasando en la montaña, en la esfera de los servicios, en la educación y la salud.