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Desmontando el «derecho a existir» de Israel

Fuentes: The Palestine Chronicle

Traducido por Nadia Hasan y revisado por Caty R.

«No hay nada que pueda llamarse palestinos… simplemente no existen»,

(ex Primera Ministra israelí Golda Meir, The Sunday Times , 15 de junio de 1969)

 

En Gaza hay una actividad frenética.

Las organizaciones humanitarias y organismos de socorro intentan colarse por los «cuellos de botella» entre Israel y Gaza para entregar suministros imprescindibles; aviones de combate israelíes bombardean los túneles y matan a los «militantes» mientras Ehud Olmert sostiene que está cumpliendo el alto el fuego; abogados internacionales de derechos humanos están ocupados grabando testimonios y obteniendo pruebas para futuros tribunales de crímenes de guerra; los civiles palestinos regresan a sus hogares destruidos para escarbar entre los escombros y llorar a sus muertos; y en El Cairo se llevan a cabo intensas negociaciones esperando llegar a una tregua duradera entre Israel y Hamás.

Pero incluso aunque todas las cuestiones pendientes sobre Gaza se resolvieran milagrosamente de forma satisfactoria para Tel Aviv, Israel todavía encontraría un pretexto para seguir agitando los ánimos contra Hamás y el pueblo de Gaza.

 ¿Por qué?

Porque todavía no reconocen el «derecho a existir» de Israel.

La aceptación de esa construcción abstracta y esotérica siempre ha constituido una exigencia de Estados Unidos e Israel como requisito previo para entablar conversaciones de fondo con Hamás o cualquier otro grupo inscrito en la resistencia.

Sin embargo, afirmo que casi todos los palestinos han reconocido de facto la «existencia» de Israel.

De hecho, sostienen que:
• ¿Acaso no hemos reconocido la «existencia» de Israel, cuando sabemos que fueron los israelíes quienes impidieron que pudieran llegar a Gaza los alimentos, medicinas, combustible, electricidad y agua potable durante 18 meses, causando una crisis humanitaria? ¿Y después, cuando invadieron y bombardearon a una población indefensa, mataron a más de 1.300 personas e hirieron a miles más, de las cuales la inmensa mayoría eran civiles?

• ¿Acaso no hemos reconocido la «existencia» de Israel, cuando sabemos que fueron los israelíes quienes dispararon fósforo blanco contra nuestro pueblo, causando quemaduras tan graves que penetraron a través de la piel y los músculos hasta llegar a los huesos?

• ¿Acaso la familia Samouni del distrito de Zeitoun de la ciudad de Gaza no ha reconocido la «existencia» de Israel, cuando 110 miembros de su extensa familia fueron acorralados por los soldados israelíes en un almacén sin ningún tipo de alimentos, agua o calefacción durante 24 horas, y al día siguiente bombardearon el edificio en el que se refugiaron, masacrando a 30 personas? ¿O cuando las ambulancias no pudieron atender a las personas de la ciudad durante cuatro días porque los soldados, apenas a 100 metros , levantaron barricadas para impedirles el paso deliberadamente? ¿Qué pasa con los cuatro niños pequeños que se encontraron acurrucados y hambrientos junto a los cuerpos sin vida de sus madres, o con los heridos a los que hubo que recoger con carros tirados por burros porque las ambulancias no podían entrar? ¿Acaso no dan testimonio, todos ellos, de la «existencia» de Israel?

• ¿Acaso Khaled Abed Raboo no ha reconocido la «existencia» de Israel cuando se puso delante de lo que quedaba de su casa en Jabaliya y un grupo de soldados israelíes en un tanque le ordenó evacuar a su madre, su esposa y sus tres hijos, y cuando lo hicieron ondeando banderas blancas, sus tres hijos fueron tiroteados? ¿Acaso Abed Raboo no reconoció la «existencia» de Israel cuando vio a los soldados del ejército israelí, a sólo 15 metros , disparando hasta que mataron a sus dos hijas de dos y siete años e hirieron gravemente a la tercera? ¿Ser testigo de que a uno de sus hijos, indefenso, le dispararon a bocajarro delante de él, no es suficiente reconocimiento de la «existencia» de Israel?

 • ¿Acaso los residentes de Khuzaa no han reconocido la «existencia» de Israel cuando su aldea fue objeto de un asalto de 12 horas por las fuerzas israelíes, en el que mataron a 14 personas? ¿No fue la destrucción de casas con civiles dentro, el asesinato de quienes enarbolaban banderas blancas, los disparos contra una ambulancia que intentaba evacuar a los heridos y el bombardeo de casas con fósforo blanco suficiente para decir sí, reconocemos que Israel «existe»?

 • ¿Qué pasa con los refugiados que buscaron refugio en la escuela Al-Fakhoura de Jabaliya? ¿Cuando la escuela fue bombardeada por el ejército israelí y 43 desplazados de Gaza fueron asesinados? ¿Acaso los familiares supervivientes no han reconocido adecuadamente que la causa de su indescriptible dolor es la «existencia» de Israel?
• ¿No ha sido confirmada la «existencia» de Israel por la familia Aaiedy, cuya casa fue atacada por el ejército israelí hiriendo a dos mujeres de 80 años y a tres de sus nietos? ¿Y los que tuvieron que esperar 86 horas para que los rescataran porque el ejército no permitió que las ambulancias los evacuaran a un hospital, y a todos los que intentaron salir del patio a buscar agua los tirotearon?

 • ¿Acaso la «existencia» de Israel no ha sido reconocida por los habitantes de Cisjordania, obligados a viajar por carreteras diferentes que los ciudadanos israelíes? ¿Y sortear un laberinto de puestos de control donde son sometidos a registros humillantes y retrasos sólo para poder moverse unas cuantas millas? ¿Acaso las mujeres que se han visto obligadas a dar a luz en los puestos de control, y a menudo abortar en ellos, no son conscientes de la «existencia» de Israel? O ¿Qué pasa con las personas a quienes se les ha prohibido acceder a sus tierras de cultivo y medios de subsistencia debido a la «valla de seguridad» israelí?

 • En realidad, ¿la miseria y el sufrimiento de todos los palestinos que han vivido o están viviendo bajo la ocupación israelí no es una prueba suficiente de que Israel «existe»?

Pero si reconocer el «derecho a existir» de Israel significa aceptar que cualquier persona judía pueda convertirse en ciudadana israelí y confiscar la tierra y en algunos casos habitar en la propia casa de una familia palestina que ha vivido allí durante generaciones; si significa renunciar al derecho a decir «éstas eran mis tierras y mi casa antes de que ustedes me la arrebataran»; si significa abandonar el derecho a regresar a Palestina con títulos de propiedad de tierras y llaves en mano, exigiendo saber qué derecho tienen las familias recién llegadas de Inglaterra, Rusia, Marruecos o Etiopía a vivir en la propiedad de quienes fueron expulsados por la fuerza; si significa negar la propia existencia de Palestina y los palestinos -como intentó hacer Golda Meir- borrando su historia, su cultura y su memoria colectiva … Entonces no. Israel no tiene «derecho a existir».

Fuente: http://www.palestinechronicle.com/view_article_details.php?id=14794