«Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.// Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa // revela insensibilidad. El que ríe //es que no ha oído aun la noticia terrible, //aun no le ha llegado. // ¡ Qué tiempos estos en que // hablar sobre árboles es casi un crimen // porque supone callar sobre tantas alevosías […]
El 30 de marzo se celebra en Palestina «El Día de la Tierra». Era 1976, la resistencia palestina convocó para ese día una huelga general contra el ocupante israelí, que desde aquella fecha de la partición del territorio palestino había ido expulsando a la población nativa y robando más y más territorio. El ejército israelí intervino asesinando a 7 jóvenes huelguistas, desde entonces se conmemora ese día en el que la Resistencia movilizó a toda la población contra el colonialismo. La resolución 242 de Naciones Unidas exige a Israel la vuelta a las fronteras de 1967. Tribunales Internacionales, organismos de derechos humanos, Gobiernos, Convenciones de Ginebra, movilizaciones en todo el mundo, denuncian y condenan a Israel. Hoy la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo entero reconocen a Palestina como Estado. Pero el colonialismo israelí, alimentado por el gobierno de EE.UU., se da tanta prisa como puede en destrozar su raíz para que se ahogue.
Un dato que se recuerda pocas veces y que deben memorizarse: ya superan el número de 800.000 los olivos que el colonialismo ha arrancado con raíces; con ese ejercicio contra la naturaleza han expulsado a miles de familias dejándolas sin trabajo, destruyendo la economía de Cisjordania, y procurando con ese accionar que la población nativa pierda su cultura.
Como entiendo que es dificil hacerse una idea aproximada de lo que supone arrancar tal número de árboles, en este caso olivos, en un territorio muy pequeño y ocupado, les doy las dimensiones y alguna comparación para que se acerquen al problema:
Cisjordania tiene 130 kilómetros de largo por 65 kilómetros de ancho, en total son 5.600 kilómetros cuadrados de superficie.
La comunidad de Madrid tiene 8.030 kilómetros cuadrados. Quiere decirse, Palestina es algo más de la mitad de la comunidad de Madrid.
En Madrid hay 300.000 árboles. ¿Se imaginan que no existiese ninguno?, ¿cómo se viviría en la ciudad?, dibújese la imagen en la cabeza.
En Palestina los sionistas han arrancado 800.000 olivos.
En la ciudad de Córdoba (España), considerada la capital que tiene más árboles por habitante, hay 80.566. ¿Cómo quedaría Córdoba sin un solo árbol?
Salgamos de España, miremos la capital europea con más árboles, París, la que llaman «la ciudad de la luz».
En París hay 478.000 árboles. Entre Madrid y París juntos no alcanzan la cifra de árboles que han destruido los sionistas en Palestina. Nos podemos preguntar lo mismo que nos preguntamos con respecto a Madrid: ¿se imaginan que en París arrancasen todos los árboles?, ¿cómo se viviría en París? ¿Qué le parecería si su país fuese invadido por un grupo mercenario y la fuerza ocupante arrancasen de raíz los árboles de Madrid y de París?
Vayamos al otro lado del océano, Nueva York.
En Nueva York hay 498.470 árboles. Como vemos son bastantes menos que los 800.000 olivos que los israelíes han arrancado en Palestina. En Nueva York, en Chappaqua, territorio indígena, un ejército invasor también arrancó a la población indígena como hoy arrancan los olivos palestinos. Chappaqua ahora es el barrio de los super ricos en el norte de Nueva York, allí viven gentes como los Clinton. Ella, Hilary Clinton, que cobra 200.000 dólares por ir a hablar a Goldman Sachs, se presenta como candidata a la presidencia estadounidense, es sionista, su mano interviene contra el pueblo palestino, participa en manifestaciones de apoyo al colonialismo de Israel y se relaciona con el lobby judío, con lo que espera su apoyo electoral. Últimamente han sido conocidos sus correos sobre la invasión de Iraq, en ellos cuenta las mentiras que impulsaron para justificar el crimen; ha resultado un escándalo, pero los crímenes de Estado que se conocen en las calles estadounidenses no pasan de ser escándalos. El poder imperialista continúa trabajando por su objetivo, y los órganismos internacionales y los gobiernos se cruzan de brazos. Pero, ¿se imaginaría Hilary Clinton que el jardín de su gran mansión fuese una planicie de tierra, que no tuviese ni una sola planta?, ¿se imaginaría a su barrio de super ricos y a Nueva York entera sin un sólo árbol, vacías sus calles y vacíos sus parques?
Tawfik Ziad, lider del partido Rakah Comunista israeli
¿Y en Palestina no puede haber olivos? Ya sabe usted por qué arrancan los olivos: desertificar, arruinar la economía de la población agrícola, hacer desaparecer su cultura, vaciar el territorio de sus habitantes, dispersarlos. El olivo es el símbolo en Palestina y los colonialistas quieren que su imagen no tenga contenido, quieren que no signifique. El olivo tarda 15 años en dar fruto y vive muchos cientos de años, miles de años, forma parte de la existencia de todas las generaciones de Palestina. En Bir Ouna, una localidad cercana a Belén, las navidades pasadas palestinas y palestinos pusieron un olivo arrancado por los sionistas para seguir construyendo el muro ilegal del apartheid. El olivo tenía 2.000 años, los palestinos le dieron el nombre de «el árbol de la resistencia» para denunciar la ocupación y su voluntad de permanecer, lo llevaron ante la iglesia de La Natividad y lo rodearon y le colgaron balas y bombas recogidas que les habían tirado los sionistas.
Aunque el olivo más antíguo del mundo se encuentra en la aldea de Al Walaja, también perteneciente al municipio de Belén, le han dado como nombre «El Grande», (Lal Badawi), se le calcula entre 4.000 y 5.000 años, su tronco tiene 25 metros de circunferencia, y su copa cubre 250 metros cuadrados. Los sionistas no han encontrado otro sitio mejor para destruir los olivos de Palestina y han hecho pasar el muro ilegal por encima de sus raíces, otro acto de crueldad.
El Doctor Crowther, de la Universidad de Yale (Connecticut) es el autor de un estudio sobre la vegetación en nuestro planeta, estudio que ha sido publicado en la revista Nature, y allí dice: «Los árboles se cuentan entre los organismos más prominentes y esenciales de la Tierra … almacenan grandes cantidades de carbono, son esenciales para el ciclo de los nutrientes, para la calidad del agua y del aire, y para incontables servicios humanos».
Y aquí apuntamos: si la deforestación en la Amazonia produce escándalo y protestas ecologistas, ¿por qué se oculta lo que los sionistas y sus colonos hacen en su ocupación de Palestina?
En las líneas anteriores me he ocupado mucho de los árboles, pero no por lo que dice Bertolt Brecht, contrariamente a lo que el maestro dice en su poema yo no he hecho más que hablar de la ocupación de Palestina por un grupo mercenario, teológico, racista, y con financiación estadounidense, cuyo proyecto obedece al plan de colonización de Oriente Próximo, para lo cual se proponen acabar con la población nativa. Hilary Clinton sabe de ese propósito, el mismo que los blancos anglosajones de los que ella desciende llevaron a cabo en ese territorio llamado Chappaqua, hoy el barrio donde como sionista super rica, vive.
Quiero recordar aquí el poema de Mahmud Darwish titulado «Carnet de identidad», en él ha dejado dicho:
«Escribe // que soy árabe; // que robaste las viñas de mi abuelo // y una tierra que araba, // yo, con todos mis hijos. // Que sólo nos dejaste // estas rocas. // ¿No va a quitármelas tu gobierno también, //
como se dice? … // Escribe, pues … // Escribe // en el comienzo de la primera página // que no aborrezco a nadie, // ni a nadie robo nada. // Más, que si tengo hambre, // devoraré la carne de quien a mí me robe. // ¡Cuidado, pues // … Cuidado con mi hambre, // y con mi ira!//
Acuérdese de la fecha, memorícela, coméntela con quien conozca o tenga a su lado: el 30 de marzo es el Día de la Tierra Palestina. El pueblo palestino se encuentra en lucha contra la colonización sionista.
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Gaza 51 días», «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios , y «Dietario de crisis». Es presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y de Estudios Sociales, AMANE.
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