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Divide y gobierna: El sistema escolar siembra la división entre los palestinos de Israel

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

El sistema escolar israelí, tal como existe actualmente, está claramente orientado a los propios intereses del Estado en lugar de hacia los estudiantes palestinos árabes.

Una maestra palestina lleva una clase de niños beduinos palestinos de la comunidad de Abu Nawar cerca del asentamiento judío de Maale Adumim (fondo), en la ciudad cisjordana de Al-Azariya, al este de Jerusalén, el 23 de febrero 2016 (AFP)

El sistema educativo en Israel es una de las muchas áreas en las que los ciudadanos judíos y los árabes palestinos de Israel están segregados entre sí ya que las escuelas están estrictamente separadas en diferentes sectores, según la religión y la etnia.

El sistema en su forma actual fue establecido en 1953 con la Ley de Educación del estado que establece el marco legal para la creación de dos sectores: uno judío secular y uno religioso judío. Mientras que a la minoría palestina no se la menciona en esta ley, la creación de un sector de la escuela árabe separado de los dos judíos fue la continuidad inevitable de ese sistema.

A pesar de una modificación de la ley en el año 2000, el sector árabe no tiene existencia legal oficial, pero existe junto a los dos judíos oficialmente reconocidos como un «sistema no oficial pero reconocido». Así, desde el inicio del sistema escolar estatal en 1953, a los palestinos árabes y a los judíos israelíes se les impidió, en general, asistir juntos a la escuela.

Los esfuerzos recientes de separar a la población árabe cristiana en Israel en vistas a un reclutamiento y a la continuidad de la educación sugieren que el sistema educativo en su forma actual es algo más que un proveedor de conocimiento para los ciudadanos del Estado. El ministerio de Educación tiene un control completo sobre los programas de estudio de todos los tipos de escuelas: judías, drusas y árabes, públicas y privadas, desde el preescolar hasta la secundaria.

 

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu habla a los estudiantes palestinos árabes durante una visita a la escuela primaria pública Tamra Ha’emek en el primer día del año escolar, en la ciudad norteña de Tamra (AFP )

Hay dos formas principales en las que el sistema de educación estatal promueve divisiones entre los ciudadanos palestinos en Israel: directamente a través de la separación de las diferentes comunidades religiosas en escuelas separadas, la determinación del plan de estudios y el nombramiento de los maestros y directores; e indirectamente a través de cuestiones relativas a la financiación, infraestructura, escuelas privadas y el acceso a la educación superior.

Por lo tanto, el sistema de educación puede ser visto como una herramienta política utilizada por el Gobierno para avanzar en sus objetivos de promover el carácter judío del Estado en lugar de proporcionar la mejor educación posible para todos los ciudadanos.

Las divisiones creadas entre los palestinos con la ciudadanía israelí también tendrán consecuencias para su búsqueda de una mayor envergadura para la estadidad y la autodeterminación. Por lo tanto, la división de las comunidades palestinas entre las que están dentro del Estado y otra que está afuera de Israel, como la he hecho para este trabajo, es puramente para fines de análisis y no tiene la intención de socavar el concepto de una nación palestina conjunta.

Manipulación drusa a distancia

Las principales y más aparentes intervenciones activas por parte de Israel en el sistema educativo con el fin de dividir la población palestina son los intentos de separar la comunidad sobre la base de su religión.

Divide y vencerás como práctica dentro del sistema educativo se remonta a 1956, cuando se estableció un sistema escolar separado para los drusos en Israel. Este desarrollo tiene que ser visto en el contexto más amplio de Israel tratando de señalar a la comunidad drusa como ‘un pueblo aparte’, que, de ninguna manera, pertenece a la comunidad palestina.

A su vez, la lealtad de los drusos al Estado se aseguró enrolando a todos los varones drusos en el ejército israelí y promocionando eso en las escuelas drusas. Por lo tanto, tal como me dijo el verano pasado Ra’afat Harb, un activista político druso, tanto la atmósfera como el currículo en las escuelas drusas difieren de la de otras escuelas palestinas árabes.

El resultado de la educación segregada, limitada y parcial en las escuelas drusas es que la identidad drusa está siendo remodelada de una manera que se adapte a los objetivos del Estado y la mayoría judía. Por supuesto, la identidad es siempre un concepto cambiante que se diferencia individual y colectivamente y que puede manifestarse de diversas maneras. Una vez más, de acuerdo con Harb, hay drusos que se identifican como palestinos, como árabes, israelíes o incluso como sionistas.

Sin embargo, a través del sistema educativo, el Estado suprime activamente el desarrollo de la identidad árabe y palestina de los drusos y, en su lugar, les impone una identidad israelí / drusa separada y única. De este modo, el Estado sigue claramente una agenda de encaminar a los drusos lejos de la comunidad árabe palestina.

Desafíos para los árabes beduinos

Otra división importante es la que se crea dentro de la comunidad palestina en Israel entre cristianos/ musulmanes árabes por un lado y los beduinos árabes en el otro lado.

La mayoría de los beduinos en Israel viven en el Naqab (Negev), en el sur del país, donde se enfrentan a condiciones de vida lamentables como resultado del intento de Israel de arrancarles de su tierra y reubicarlos concentrados en algunos pueblos y ciudades.

De acuerdo con Noga-Dagan Buzaglo, una investigadora en el Centro Adva de Información sobre la igualdad y la justicia social en Israel, los beduinos habitantes de las aldeas no reconocidas sufren de las condiciones de vida más pobres del país

 

Unos niños juegan al baloncesto junto a su escuela en el pueblo beduino de Wadi Abu Hindi (AFP)

Mientras que el Estado está obligado a proporcionar educación a todos sus ciudadanos a partir de 3 o 4 años, las escuelas en el Naqab sólo se pueden encontrar en los pueblos y ciudades reconocidas. Esto hace que sea difícil para los padres en las aldeas no reconocidas enviar a sus hijos a la escuela de forma regular.

Debido a que los padres no están en condiciones de hacer frente al procesamiento legal si no pueden enviar a sus hijos a la escuela, algunas familias se han trasladado desde los pueblos no reconocidos a los sí reconocidos con el fin de facilitar la asistencia a la escuela y para evitar cargos criminales, según Muhammad Zidani, investigador, y Muna Haddad, abogada, ambos con Adalah, el Centro legal para los Derechos de las Minorías Árabes en Israel.

Una vez más se utiliza la educación como una herramienta política para imponer la voluntad del Estado a sus ciudadanos árabes, en este caso mediante la remoción de partes de la población de su tierra ancestral.

Separar a los cristianos árabes

Un tercer desarrollo bastante reciente es el intento de Israel para separar a los árabes cristianos como lo han hecho con los drusos durante los últimos 60 años.

En 2013, los esfuerzos del Estado aumentaron para animar a los cristianos árabes a unirse a los militares israelíes, aprovechando el hecho de que son numéricamente inferiores a los árabes musulmanes y tratando de crear temor a una «creciente» amenaza musulmana en la región. Está relacionado el esfuerzo actual por parte del Estado para atribuir los árabes cristianos una nueva etnia aramea.

Odna Copty, que trabaja para el Follow-Up Committee on Arab Education (FUCAE), dice que a los árabes cristianos como ella se los nombra ahora como arameos en lugar de árabes.

«Ellos dicen que somos un grupo de diferentes religiones y no tenemos nada en común», dijo. «Cuando hablo con alguien que también es árabe, nunca se me ocurriría realmente preguntarle acerca de su religión, porque, culturalmente, no es de buena educación para los árabes preguntar a alguien acerca de eso».

El intento del Estado para separar a los cristianos y hacer que adopten una nueva identidad aramea aún no se ha afianzado entre la gente. Por el contrario, muchos palestinos árabes como Copty se burlan de estos esfuerzos por ser antinaturales y destinados al fracaso.

Sin embargo, el pasado muestra que similares esfuerzos han tenido éxito en el contexto druso. Por lo tanto, esta nueva estrategia de divide y vencerás debe ser tomada en serio en lugar de descalificarla por absurda.

La historia es de otra persona

La segunda área importante en la que el Estado implementa directamente su política de divide y vencerás son los contenidos que los alumnos aprendan en las escuelas. Todo el sistema educativo se basa «en los valores de la cultura judía y los logros de la ciencia, el amor a la patria y la lealtad al Estado y al pueblo judío (…)» como se establece en la Ley de Educación del Estado de 1953.

En la práctica, esto significa que los programas diseñados para los sectores seculares y religiosos judíos pretenden enseñar a los alumnos los valores y puntos de vista sionistas judíos. Como resultado, los alumnos árabes palestinos no aprenden nada de la historia o la cultura de su propio pueblo durante los 14 años que van a la escuela.

Más aún, la imagen de los palestinos árabes que se retrata en los libros de texto es negativa, cuando no directamente racista.

Las diferencias entre los árabes palestinos se destacan en un nuevo y controvertido libro de texto de educación cívica, introducido por el actual Ministro de Educación Naftali Bennett en mayo.

A pesar de la pronunciada protesta de la comunidad árabe palestina, Bennett ha insistido en la publicación del libro que, entre otras cosas, «divide innecesariamente entre segmentos musulmanes israelíes, cristianos, arameos y drusos y centra más la atención en el servicio militar de estos últimos que en el subgrupo más grande«, es decir, los árabes musulmanes.

Conectada a este problema está la designación de maestros y directores de escuelas árabes. Entre la comunidad palestina en Israel, se conoce comúnmente que el ministerio de Educación no designa a las personas más adecuada para la tarea sino a las que cooperan con el Estado.

El hecho de que el Shabak (Shin Bet), servicio de seguridad interna de Israel, está implicado en el nombramiento de los maestros y directores -amén de la explicación anterior- muestra lo importante que Israel considera a la designación de las personas «correctas» para esos cargos. Al elegir a los maestros y directores leales y poco críticos -al menos no abiertamente- el Estado se asegura de que se impartirá sólo el contenido previsto en el plan de estudios. Incluso en las escuelas privadas, que tienen un cierto grado de libertad con respecto a la designación de los profesores y el contenido, los profesores son conscientes de su papel dentro del sistema y se adhieren principalmente a la narrativa dominante.

Todos estos aspectos en su conjunto aseguran que el Estado, mediante la intervención directa en el sistema educativo, sólo transmite la narrativa sionista dominante que se supone debe proteger el carácter judío del Estado. Esta práctica tiene como objetivo sembrar divisiones entre los alumnos palestinos árabes porque niega la existencia de una nación palestina y, en su lugar, hace hincapié en todos los aspectos que separan a la población en términos religiosos o de otro tipo.

Buena educación, si se lo puede permitir

Israel también intenta debilitar la cohesión entre la comunidad árabe palestina de una manera más indirecta, sutil. Si bien las cifras exactas varían, es obvio que el ministerio de Educación asigna muchos menos fondos a las escuelas árabes que a las judías, lo que resulta en una severa falta de recursos en todas las escuelas públicas árabes.

Las escuelas beduinas se consideran bien equipadas si funcionan en edificios de ladrillo con agua corriente y electricidad. Como resultado del trabajo persistente del FUCAE, el ministerio de Educación es plenamente consciente de la cantidad de dinero que se necesita al año por estudiante para cerrar la brecha entre los estudiantes judíos y árabes.

Sin embargo, y de acuerdo con el director general del FUCAE Aatef Moadei, Israel está interesado en gestionar la brecha, en lugar de cerrarla. La indiferencia del Estado es aún más notable si se considera que se dirige contra las personas que conforman el 20 por ciento de sus propios ciudadanos, todos los cuales pagan impuestos y esperan ver el rendimiento en inversiones significativas.

El sistema escolar que actualmente existe, está claramente orientado a los propios intereses del Estado en lugar de a los estudiantes.

Como resultado de la falta de financiación y la infraestructura deficiente en la mayoría de las escuelas públicas, las escuelas privadas árabes se han convertido en la alternativa preferida para los padres que quieren que sus hijos reciban una mejor educación. La mayoría de las escuelas privadas árabes funcionan y en parte están financiadas por las iglesias, lo que significa que tienen más fondos para aprovechar y que les da más libertad en el manejo de los asuntos internos de la escuela. Las escuelas de las iglesias árabes están abiertas a todos los alumnos árabes, no sólo a los cristianos.

Como los padres pagan matrícula de estudios en las escuelas, las familias árabes más pobres, que generalmente son musulmanas, están excluidas de esta alternativa. Como resultado, por falta de financiación intencionada a las escuelas públicas y por forzar a la comunidad árabe a optar por la educación privada que es en parte autopago, el Estado de nuevo hace cumplir una separación de la población basada en la religión, además de mostrar la estratificación según poder adquisitivo.

Mantener alumnos sin educación

La estrategia del Estado en relación con el sistema de educación árabe busca asegurar que los ciudadanos palestinos en Israel permanezcan sin educación al tiempo que proporciona la educación mínima para enmascarar la realidad tanto para la comunidad internacional como en la opinión pública israelí.

Los déficit severos en el sistema escolar son resultado de la baja participación de los árabes en la educación superior. Sólo uno de cada cuatro alumnos árabes pasa a la educación superior, en comparación con uno de cada dos alumnos judíos. Como resultado, las medidas directas e indirectas aplicadas por el Estado no sólo conducen al fortalecimiento de las diferencias dentro de la comunidad árabe palestina.

En una escala mayor, estas medidas también dan lugar a un sistema que produce una mano de obra relativamente poco cualificada, por ejemplo, mediante la producción de los maestros árabes mal entrenados que, a su vez, tendrá un efecto sobre la próxima generación de alumnos palestinos árabes: la garantía de una continua marginación de la minoría palestina dentro de Israel.

La democracia sólo de nombre

De esta manera, el Estado interfiere directa e indirectamente con el sector de la educación árabe y tiene como objetivo hacer cumplir las separaciones entre los ciudadanos palestinos árabes en Israel basadas en la etnia, la religión, la geografía y la clase social. El sistema escolar, que ya actualmente existe, está claramente orientado a los mayores intereses del Estado en lugar del de los estudiantes.

Los palestinos en Israel son conscientes de la diversidad de su comunidad. Sin embargo, afirman que el Gobierno utiliza el sistema de educación para reforzar las diferencias existentes, lo cual no sería tan problemático si el Estado no hiciera hincapié en él continuamente. El control de sus escuelas por el ministerio de Educación y, especialmente, la falta total de libertad en relación con el contenido que se enseña, son dos prácticas ampliamente rechazadas.

Por lo tanto, la comunidad árabe palestina en Israel exige una completa autonomía para el sector educativo árabe, hacerse cargo de toda la responsabilidad de la asignación de fondos, el contenido de los planes de estudios y el nombramiento de los maestros de todas las escuelas árabes.

La autonomía del sector educativo árabe en Israel sería un paso importante hacia la mejora de la educación árabe en general. Por otra parte, proporcionaría una oportunidad para que los ciudadanos palestinos árabes en Israel detengan los intentos del Estado para dividirlos en comunidades cada vez más pequeñas con el fin de poner en peligro el movimiento nacional palestino.

Si bien estos objetivos podrían parecer utópicos, es de crucial importancia que Israel contemple el tratamiento de todos sus ciudadanos, tanto judíos como no judíos, con igualdad si quiere seguir llamándose a sí mismo y ser llamado como una democracia.

Mona Bieling es estudiante de doctorado en Historia Internacional en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo (IHEID) en Ginebra, Suiza. Esta investigación se llevó a cabo con el apoyo de Baladna – Asociación para la juventud árabe en Haifa, Israel. 

Fuente: http://www.middleeasteye.net/essays/divide-and-rule-how-school-system-sows-division-among-palestinian-citizens-israel-1534031059

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.