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Dos años sin noticias de la joven saudí Dina Alí Lasloom

Fuentes: Rebelión

En el mundo musulmán muchas mujeres sólo salen de casa tres veces en la vida: para casarse, para ir a La Meca y para ir a la tumba. (Eduardo Galeano- Mujeres)   Este miércoles, 10 de abril, se cumplen dos años del secuestro de la joven saudí Dina Alí Lasloom, quien fue apresada por «dos […]

En el mundo musulmán muchas mujeres sólo salen de casa tres veces en la vida: para casarse, para ir a La Meca y para ir a la tumba. (Eduardo Galeano- Mujeres)

 

Este miércoles, 10 de abril, se cumplen dos años del secuestro de la joven saudí Dina Alí Lasloom, quien fue apresada por «dos tíos suyos» en el aeropuerto internacional Nino Aquino de Manila, cuando se disponía viajar a Australia para pedir asilo en ese país y huir de un matrimonio pactado por su familia, lo que es frecuente en el reino del petróleo «para fortalecer lazos entre clanes o por razones de dote».

En 2017, Dina Ali daba clases de inglés en Kuwait y, cuando se enteró de que la iban a casar a la fuerza con un desconocido, pidió el visado en la Embajada de Australia con la esperanza de evitar «ese enlace medieval» y poder rehacer su vida en Sidney. El trayecto incluía una escala en Manila de varias horas, tiempo suficiente para que su parentela se pusiera en contacto con las autoridades filipinas, quienes la despojaron de su documentación y la retuvieron hasta que llegaron sus captores.

Según testigos presenciales, Dina Ali, que en aquel entonces tenía 24 años y pesaba unos cuarenta kilos, fue arrastrada por «dos tíos» hasta un avión de las Líneas Aéreas de Arabia Saudí (Saudi Arabian Aierlines). Al parecer, intentó librarse de ese par de gorilas pidiendo ayuda a gritos y llorando de rabia e impotencia, pero nadie pudo o quiso hacer nada.

Lo último que se sabe de ella, que acaba de cumplir 26 años, es que llegó a Riad el 12 de abril de 2017 y que al pie del avión le esperaba una silla de ruedas, vehículo que la llevaría, conducido por sus guardianes, a un lugar que sólo conocen éstos y la temible policía religiosa (La Mutawa), que se encarga de aplicar de forma estricta La Sharia (Ley Islámica).

Hay tres hipótesis sobre su actual paradero:

-1-Se encuentra detenida en una prisión para mujeres menores de 30 años.

-2-Ha sido liberada y puesto bajo la custodia de los guardianes o tutores de su familia.

-3-Está muerta. Podría haber sido ejecutada.

La prensa internacional ha comparado el caso de Dina Alí con el de la princesa Mishaal bint Fahd al Saud (1958-1977), quien fue ejecutada con varios disparos en la cabeza, cuando tenía 19 años de edad, tras ser hallada culpable de cometer adulterio: es decir, mantenía relaciones con el hijo de un diplomático del que estaba enamorada, ignorando «sus obligaciones de esposa» con el hombre que la destinó su familia.

La joven princesa fue ejecutada en público con los ojos vendados y de rodillas por orden explícita de su abuelo, un miembro de la familia real, a causa de «la deshonra que había traído a su clan».

Las ejecuciones y decapitaciones son comunes en Arabia Saudí. Sólo en 2015 fueron ejecutadas o decapitadas 151 personas, según registros de diversas organizaciones internacionales. El puesto de verdugo generalmente está reservado a hombres musculosos y robustos que, tras recibir en entrenamiento a «lo samurái», saben perfectamente cómo cortar la cabeza de un tajo.

La activista e ingeniera informática, Manal al-Sharif, quien se autoexilió y se casó con un brasileño tras pasar por las rejas en 2011, declaró poco después:

Desde que nacemos hasta que morimos, las mujeres de Arabia Saudí somos inferiores a los hombres sin importar nuestra edad o estatus social. No tenemos ningún derecho a decidir sobre nuestras vidas.

Según Prisioneros de Conciencia (Prisioners of Conscience), el año pasado fueron detenidos 2.600 activistas en Arabia Saudí debido a la creciente represión liderada por el príncipe heredero Mohamed bin Salman.

Amnistía Internacional (AI), entre otras organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, ha denunciado repetidas veces que en Arabia Saudí se maltratan, torturan encarcelan o ejecutan, los siguientes grupos:

-1- Disidentes políticos

-2- Los inmigrantes, especialmente si proceden de países pobres. Hay exhaustiva documentación sobre el maltrato, que a veces llega a la muerte, de los trabajadores y trabajadoras de países del Tercer Mundo que sobreviven en ese reino del petróleo.

-3- Las personas que infringen los estrictos códigos morales del país.

-4- Las minorías religiosas

-5-El colectivo LGTBI.

Las mujeres (15 millones, la mitad de la población) sufren discriminación sistémica y se encuentran prácticamente indefensas contra la violencia sexual y contra todo tipo de agresiones físicas del «hombre de la casa», que es al mismo tiempo su tutor, guardián y verdugo.

¿Cómo es posible que Occidente y las monarquías de nuestro entorno mantengan excelentes relaciones, económicas y políticas, con Arabia Saudí? ¿No sería bueno presionar «un poquito» al reino suní en vez de quedarnos como tontos, como estatuas de sal, mirando con microscopio todo lo que ocurre en Venezuela y Cuba?

Blog del autor: http://m.nilo-homerico.es/reciente-publicacion/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.