El paso más importante de la reunión de Buenos Aires está ahora en el filo de la navaja. El representante argentino Raul Estrada intenta abrir brecha en el muro que EE UU quiere construir para frenar la discusión de la política climática después de 2012 con la propuesta de dos reuniones antes de la próxima […]
El paso más importante de la reunión de Buenos Aires está ahora en el filo de la navaja. El representante argentino Raul Estrada intenta abrir brecha en el muro que EE UU quiere construir para frenar la discusión de la política climática después de 2012 con la propuesta de dos reuniones antes de la próxima cumbre de finales de 2005.
Para evitar suspicacias se les denomina «seminarios», con la intención de remarcar su carácter exploratorio y no definitivo, porque hay muchas resistencias a que se comiencen a plantear nuevos compromisos sobre los gases de efecto invernadero, no sólo la consabida de los estadounidenses. Los grandes países en vías de desarrollo como China, India, Brasil, que empiezan a experimentar un cierto crecimiento económico no aceptan fácilmente que se les obligue a contener sus emisiones mientras los países causantes del cambio climático no cesan de aumentarlas.
La apuesta de Estrada es que se comience a hablar sobre ello sin muchos condicionantes para que no se llegue a la próxima cumbre sin nada sobre la mesa. Pero esta propuesta, esencial para no perder el impulso de la entrada en vigor del Protocolo de Kioto y para llegar a tiempo de frenar el cambio climático en niveles no catastróficos, está siendo boicoteada por los norteamericanos. El jefe de la delegación de EE UU, Harlan Watson ha presentado una propuesta que sabe de antemano inaceptable: una reunión a puerta cerrada donde sólo se hable de los programas en vigor, nada en absoluto sobre qué hacer en el futuro y donde no se pueda nombrar el Protocolo de Kioto. En definitiva se aseguran de que los seminarios estén vacíos de contenido desde su propio comienzo.
Todo el mundo está de acuerdo en que el estado causante de la cuarta parte de las emisiones mundiales tiene que participar de los esfuerzos para frenar el cambio climático. Pero esto es directamente obstaculizar cualquier vía de solución.
Ecologistas en Acción da la bienvenida a la propuesta de los seminarios pero advierte que tienen que celebrarse en el contexto de la Convención Marco de Cambio Climático y del Protocolo de Kioto conjuntamente. La Convención establece obligaciones «comunes pero diferenciadas» para todas las partes implicadas, que son prácticamente todos los países del mundo, pero no compromisos cuantitativos de reducción. Así que marca la dirección a seguir incluyendo a EE UU, que todavía hoy es miembro de este acuerdo. Pero el Protocolo va más allá al establecer objetivos y plazos concretos de reducción, un costoso logro de muchas naciones que no puede perderse, porque es la herramienta más fiable para una lucha eficaz contra el cambio climático. Que EE UU no quiera implicarse no puede significar que haya que olvidarse de él.
La UE tiene que estar dispuesta a seguir ejerciendo un liderazgo ambiental y dirigirlo especialmente a involucrar a los países en vías de desarrollo. Su impulso podrá convencerles para participar en los seminarios a pesar de la posición americana.
Tampoco se puede olvidar ahora el proceso de la Convención del Clima, así estas reuniones deben rendir cuentas en la próxima Conferencia de las Partes, la COP-11, que es el foro mundial del cambio climático.
Con estas premisas los seminarios son para Ecologistas en Acción un avance en la negociación de futuros compromisos, sin ellas pueden resultar un paso atrás en la lucha contra el cambio climático.