Egipto sopesa hoy los efectos de la inminente independencia del sur de Sudán, aunque el Gobierno minimiza las preocupaciones por la repartición del agua del río Nilo o la seguridad de su frontera meridional. Mientras los cerca de tres mil 350 sudaneses del sur empadronados como residentes en Egipto continúan con posibilidad de votar en […]
Egipto sopesa hoy los efectos de la inminente independencia del sur de Sudán, aunque el Gobierno minimiza las preocupaciones por la repartición del agua del río Nilo o la seguridad de su frontera meridional. Mientras los cerca de tres mil 350 sudaneses del sur empadronados como residentes en Egipto continúan con posibilidad de votar en el referendo abierto el domingo, el Gobierno de Hosni Mubarak aseguró que la casi segura partición del vecino Sudán «no afectará».
El canciller egipcio, Ahmed Aboul-Gheit, reiteró a medios locales que las cuotas de las aguas del Nilo tampoco se alterarán con la declaración de independencia del sur sudanés.
Un protocolo de 1929 otorgó a Egipto y Sudán un control supremo del río y poder de veto sobre decisiones que se adoptaran, y un pacto bilateral de 1959 permitió que ambos se adjudicaran cada año cuotas de 55,5 y 18,5 mil millones de metros cúbicos de agua, respectivamente.
Aboul-Gheit recordó, además, que la visita de Mubarak a Jartum el 21 de diciembre último tuvo precisamente como propósito de asegurar la estabilidad del hasta ahora Estado más extenso de África y, sobre todo, el respaldo de El Cairo a una solución pacífica.
Entretanto, representantes del comité del referendo en Egipto informaron que se habilitaron tres centros de votación, todos en El Cairo, luego de completar el registro de votantes en apego a los requisitos fijados por la embajada sudanesa y la comisión electoral.
Algunos egipcios comentaron a medios nacionales que la secesión de Sudán del sur (de credo cristiano y animista) tendrá impacto negativo en tanto muchos la ven como parte de una conspiración mayor contra este país y el resto del mundo árabe-musulmán.
Los temores en estratos populares parecen sustentarse en la eventualidad de que la separación desencadene la violencia en la nación limítrofe, dado que unos 60 clérigos islamistas emitieron una «fatwa» (edicto religioso) prohibiendo votar por la secesión.
Sin embargo, la profesora de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo Iglal Rafat explicó al rotativo The Egyptian Gazette que la aludida teoría de la conspiración carece de sentido, y que el real peligro para Egipto será si la violencia resurge en Sudán.
De acuerdo con la catedrática, aunque el norte y el sur parecen desear una consulta pacífica, la exclusión de «temas polémicos» genera incertidumbre en Egipto, amén de las amenazas que representan el tema del Nilo y el probable flujo de más refugiados sudaneses.
Egipto tiene registrados como refugiados alrededor de 18 mil sudaneses de la región meridional, la mayoría desplazados durante décadas de guerra civil, pero se cree que el número de refugiados no censados es también muy elevado.
Rafat se refirió a asuntos aún sin definición ni consenso como la demarcación de las fronteras del norte y el sur, la repartición del petróleo y el problema de la región petrolera de Abyei, escenario de enfrentamientos letales el mismo día de inicio del referendo.
La expansión de un conflicto armado por esos asuntos irresueltos tendría malas consecuencias para cualquiera en la región, alertó al recordar que el tema del agua siquiera se mencionó en el Acuerdo Global de Paz de 2005, mediante el cual se previó el actual referendo.
http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=254187&Itemid=1