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Un joven de 24 años, torturado y sodomizado hasta la muerte por oficiales de prisión

Egipto tiene otro Khaled Said

Fuentes: Periodismo Humano

 Su cadáver fue trasladado desde la morgue hasta la plaza Tahrir para oficiar un funeral entre los manifestantes. Entre los asistentes estuvo presente la madre de Khaled Said Essam Ali Atta fue condenado el pasado 25 de febrero por un tribunal militar a dos años de prisión, acusado de ocupar ilegalmente un apartamento. Cumplía sentencia […]

 Su cadáver fue trasladado desde la morgue hasta la plaza Tahrir para oficiar un funeral entre los manifestantes. Entre los asistentes estuvo presente la madre de Khaled Said

Essam Ali Atta fue condenado el pasado 25 de febrero por un tribunal militar a dos años de prisión, acusado de ocupar ilegalmente un apartamento. Cumplía sentencia en la cárcel de máxima seguridad de Tora. Ayer su familia supo que estaba muerto. Según testimonios de sus compañeros de celda, los oficiales de la prisión quisieron dar un escarmiento a Essam después de haberle sorprendido intentando vender una tarjeta SIM de teléfono de contrabando. Para ello, según los testimonios recogidos por la prensa egipcia, le colocaron mangueras en la boca y en el ano, provocándole graves hemorragias. Uno de los oficiales dejó el cuerpo de Essam, aún con vida, en un hospital cercano. Allí, según informes citados por el diario Al Ahram, los médicos pudieron certificar que la víctima se encontraba en situación crítica, identificaron secreciones líquidas en su boca y sospecharon que detrás de aquello podía haber un comportamiento abyecto. Horas después el Centro El-Nadeem para la rehabilitación de víctimas de la tortura informó a través de las redes sociales de la muerte de Essam. La portavoz del centro, Aida Seif El-Dawla, ha pedido a los abogados activistas que apoyen a una familia traumatizada que exige respuestas y que tiene derecho a ellas. La madre del fallecido ha afirmado en los medios de comunicación que su hijo ha sido víctima de la brutalidad policial y que no descansará hasta que sus asesinos sean llevados ante la justicia. La página en facebook «Todos somos Khaled Said», creada tras el asesinato el pasado año del joven Khaled Said a causa de la brutalidad policial -un hecho que encendió la chispa final de la indignación y supuso el prólogo definitivo de las revueltas- ha pedido a los doctores del hospital que declaren públicamente lo que vieron y concluyeron tras examinar a Essam Ali Atta Ali. El pasado viernes se celebró un funeral por Essam Atta en la plaza Tahrir de El Cairo, en presencia del féretro con su cadáver. Estuvieron presentes la familia del fallecido y la madre de Khaled Said.

Precisamente esta semana se conocían las sentencias contra los acusados por el asesinato de Khaled Said en junio de 2010. Cada uno ha sido sentenciado a 7 años de prisión, una pena que tanto la familia como los abogados y activistas consideran insuficiente. Los manifestantes lanzaron eslóganes contra el ejército y la policía egipcia, así como contra el Ministerio del Interior, símbolo para los activistas de la represión, la tortura y los abusos contra los derechos humanos que siguen registrándose en el país. También un grupo de personas protestó frente a la embajada de Estados Unidos para mostrar su solidaridad con #occupywallstreet y #occupyoakland, algunos de los movimientos de los indignados estadounidenses. Desde la caída de Mubarak hasta la actualidad se han celebrado más de 10.000 juicios militares contra civiles, buena parte de ellos acusados por el simple hecho de manifestarse o de criticar a las fuerzas de seguridad. La represión, lejos de desaparecer, es la atmósfera cotidiana de un Egipto controlado por el Consejo Superior militar, liderado por el mariscal Tantawi, durante años ministro de Defensa en la dictadura de Mubarak. Desde hace más de 30 años el ejército egipcio actúa como columna vertebral de la alianza entre Washington y El Cairo: Es el principal interlocutor de la administración estadounidense en el país árabe y de hecho recibe al año 1.500 millones de dólares de ayuda directa de Estados Unidos, una inversión solo superada por el presupuesto que Washington dedica a las fuerzas de seguridad israelíes.

Fuente:  www.minotauro.periodismohumano.com

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