Recomiendo:
1

El 77 aniversario de la Nakba y Eurovisión

Fuentes: Rebelión

La llamada comunidad internacional, eso, en realidad, Occidente y Rusia (China no era influyente a lo largo del proceso de creación del Estado de Israel y durante las primeras décadas de su existencia) ha tolerado, o ha apoyado, a lo largo de decenas de años, concretamente desde 1948, el sinfín de crímenes perpetrados por Israel en Palestina y en otros países árabes, y también los numerosos crímenes de ese régimen sionista, que fueron perpetrados en muchos países del mundo, a manos del Mossad, y que, según el periodista israelí, Ronen Bergman, en su libro (La guerra oculta y asesinatos secretos del Mossad), esta organización terrorista, considerada la joya de la corona de la estructura de seguridad del Estado, asesinó desde su creación hasta el año 2018, fecha de la edición del libro, a más de 3000 personas, en múltiples operaciones llevadas a cabo por todo el mundo, incluso en Europa, además de cientos de casos de secuestros y torturas. Muchos de esos crímenes del Mossad, como los innumerables masacres y matanzas de palestinos, libaneses, sirios, egipcios, etc. cometidos por el ejército israelí a lo largo de decenios, contaron con el apoyo cómplice, o con el silencio, de los principales gobiernos de Occidente.

Desde el inicio del genocidio en marcha, en Gaza, donde numerosas ciudades y pueblos han sido reducidos a escombros, con financiación, apoyo político, bombas y armamento 100% estadounidense y europeo, los gobiernos de Occidente han dado pruebas fehacientes, claras y escandalosas de estar sometidos al inmenso poder sionista, que tiene a Occidente en un puño, no desde ahora, pues todo esto empezó desde hace más de 200 años, teniendo en cuenta que el sionismo, nació en la ciudad alemana de Frankfurt en la segunda mitad del siglo XVIII a manos de los Rothschild.

Hoy día, los Gobiernos de Occidente siguen apoyando, por todos los medios, al genocidio israelí en Gaza, y a la salvaje y continuada agresión israelí en numerosas localidades de Cisjordania ocupada, donde ya son más de 1000 los palestinos que fueron asesinados desde el pasado 7 de octubre del 2023.

Este respaldo flagrante al Estado genocida, –declarado ya como tal por el Tribunal Internacional de Justicia y por el Tribunal Penal Internacional–, que llega a niveles obscenos con la participación de Israel, este sábado, en la 69 edición del Festival de  la Canción de Eurovisión, que  precisamente se emitirá desde Suiza, baluarte bancario de los Rothschild y de sus satélites de banqueros sionistas, y concretamente desde la ciudad de Basilea, que fue escenario del primer Congreso Mundial Sionista, en 1897. Será la segunda vez que los genocidas de Israel participan en este Festival, desde el inicio de las matanzas y la destrucción masiva de las ciudades y pueblos de Gaza.

Basilea no fue elegida al azar, sino por la simbología e importancia histórica que representa para el sionismo, como sede que fue del Primer Congreso Mundial Sionista, de 1897, considerado como el disparo de salida de la carrera por la ejecución del muy absurdo proyecto de implantación del estado de Israel en Palestina, que los sionistas de entonces llevaban preparando más de 100 años. Eso quiere decir, que el sionismo no sólo impone a Europa la participación de Israel en el Festival, sino que ha sido, además, quien ha elegido la sede del mismo.

De hecho, el organismo de Radiodifusión suizo, la SRG SSR y la UER, fueron eliminando las candidaturas de ciudades suizas que solicitaban organizar el Festival de este año, como son Lugano, (la localidad que fue escenario del Festival de Eurovisión de 1956), San Galo, Berna,ZurichLausana (que fue sede del Festival de Eurovisión de 1989), Biena (lugar de nacimiento de Nemo Mettler, cantante suizo ganador del festival de Eurovisión del año pasado, celebrado en Melmo, Suecia).

Estamos hablando de un  Festival que organiza la UER, o sea, la Unión Europea de Radiodifusión, un organismo oficial europeo en el que están representados los organismos estatales de radiodifusión de la Unión Europea, a la que no pertenece Israel, cuya participación en el festival ha sido rechazada, reiteradas veces, en manifestaciones y en comunicados firmados por miles de ciudadanos europeos, entre ellos cientos de artistas, escritores y académicos.

Este rechazo a la presencia de terroristas israelíes en el Festival (no olvidemos que todos los participantes israelíes en Eurovisión, sean hombres o mujeres, son soldados del ejército israelí, en activo o en la reserva) se viene repitiendo desde hace varios años, expresado por el pueblo y por las élites artísticas y culturales europeas que exigen la expulsión de Israel del Festival de Eurovisión, exigencias que sistemáticamente encuentran oídos sordos por parte de los Gobiernos de la UE, a los que pertenecen los correspondientes organismos de Radiodifusión, y por ende, el Festival.

En este contexto, 80 artistas que fueron participantes en anteriores ediciones de Eurovisión, de la talla de Salvador Sobral, Mae Muller, Charlie McGettigan y Blanca Paloma, artista esta que fuera representante de España en Eurovisión 2023, han publicado esta semana un comunicado exigiendo la expulsión de Israel de Eurovisión

En una carta abierta, el colectivo ha denunciado que la emisora pública israelí KAN es «cómplice del genocidio israelí contra los palestinos en Gaza» y acusan a la UER -organizadora de Eurovisión- de «blanquear y normalizar los crímenes» al permitir su participación en el festival.

Lo mismo ocurre con el rechazo gubernamental de los países de la UE a lo que proclaman insistentemente sus correspondientes pueblos, en un sinfín de manifestaciones callejeras, que suman millones de personas, que a lo largo de los últimos 19 meses han venido recurriendo las calles de la mayoría de ciudades europeas, exigiendo la ruptura de toda clase de relaciones con el estado terrorista. Se trata de unos gobiernos que descaradamente dan la espalda a las exigencias de sus propios pueblos, y que son los mismos Gobiernos que decidieron, sin dudarlo ni por un momento, expulsar a Rusia de Eurovisión desde el inicio de la invasión de Ucrania, en 2022.

En realidad, estamos ante una política de doble rasero, denigrante, vergonzante e inmoral, que no tiene más que una explicación: El férreo control que ejerce la gigantesca banca sionista sobre los Gobiernos europeos. Estamos hablando de un sistema bancario de más de 2 siglos de existencia, que desde Suiza y Nueva York, extiende su sombra sobre Norteamérica y Europa, y en consecuencia, sobre otras muchas regiones del mundo.

Cuando la gran mayoría de los gobiernos de Occidente no osan chistar ante el poder sionista es una de dos: o están controlados hasta el tuétano por el sionismo, o son socios voluntarios y cómplices activos del genocidio del pueblo palestino, traicionando así a sus propios pueblos que se han colocado muy intensa y diáfanamente del lado de la Justicia, adoptando una posición humanitaria en apoyo del pueblo palestino y contra la barbarie israelí, una barbarie sin par ni parangón en el mundo. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.