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El «acuerdo del siglo» de Estados Unidos, un mero plan de administración inmobiliaria

Fuentes: Palestine Update

Traducción para Rebelión de Loles Oliván Hijós.

Los regímenes árabes dicen que rechazan «el acuerdo del siglo» pero lo firman bajo cuerda (Al Arabi Al Yadid)

 

Aunque el acuerdo del siglo intentará eliminar definitivamente la cuestión palestina, lo que sus arrogantes arquitectos no ven es que solo es un plan irresponsable, irrealizable y precario que caerá tan pronto como se plantee. Miko Peled

La Oficina Nacional para la Defensa de la Tierra y la Resistencia contra los Asentamientos informa de que los gobiernos israelíes se suceden y siguen confiscando cada vez más tierras palestinas desplazando a sus propietarios, arrancando sus árboles y destruyendo sus hogares. Para ganar las elecciones del Knesset, y apoyándose en la Administración estadounidense, Netanyahu ha vuelto a prometer a los líderes de los colonos que intensificará las actividades de asentamiento y reforzará la protección de los colonos, especialmente en Jerusalén ocupada, en el Valle del Jordán y en las zonas al sur de Hebrón, lo que viola el derecho internacional y las resoluciones de legitimidad internacional, que prohíben el control de tierras de terceros por la fuerza.

La temeridad sin paliativos de Trump, primero al reconocer Jerusalén como la capital de Israel y trasladar su embajada a esta ciudad, y luego al firmar en la Casa Blanca y en presencia del primer Ministro israelí Netanyahu un decreto presidencial que reconoce la soberanía israelí sobre el Golán sirio (ocupado desde 1967), ilustran claramente la situación.

Un informe publicado sostiene que el plan de paz para Oriente Próximo elaborado por la Administración Trump -denominado el «Acuerdo del Siglo»- incluye el reasentamiento masivo de árabes palestinos en Jordania, la cesión de territorio jordano a Israel y la formación de una confederación tripartita entre Jordania, la Autoridad Palestina y la Administración Civil de Israel para administrar «Judea y Samaria», Cisjordania. Otras informaciones afirman que el plan de paz incluiría un amplio acuerdo regional en el que varios Estados árabes desempeñarían un papel activo. Se le pedirá a Jordania que asiente permanentemente a un millón de árabes palestinos que actualmente constan como refugiados. El plan prevé que Jordania naturalice a otros 300 mil palestinos más y a los que ya viven en Jordania, que según las cifras no son más de 200 mil.

Según el informe se instará a Líbano a que conceda la ciudadanía a todos los árabes palestinos que viven actualmente en el país. El gobierno libanés ha denegado la ciudadanía a los aproximadamente 450 mil árabes palestinos que viven en Líbano, lo que ha restringido sus derechos desde su entrada en 1948. También se le pedirá a Jordania que ceda a Israel dos áreas actualmente arrendadas por el Estado israelí. El rey Abdulá ya ha anunciado que no prorrogará el arriendo por otro período de 25 años, lo que genera incertidumbre entre los agricultores israelíes que se sirven de esos emplazamientos. Jordania será compensada con unos 45 mil millones de dólares en subvenciones extranjeras. Arabia Saudí cedería a Jordania un territorio equivalente a lo largo de su frontera con el país.

Para que el plan sea viable, Jordania formaría una confederación tripartita integrada por la Autoridad Palestina y la Administración Civil israelí. Egipto también desempeñaría un papel importante en el acuerdo de paz, y según el informe fuentes egipcias están ya promoviendo la península del Sinaí próxima a la Franja de Gaza [para la creación] de zonas industriales dirigidas a una población gazí que sigue en aumento. Egipto concedería a los trabajadores de Gaza mayor acceso a zonas del noreste del Sinaí y recibirá unos 65 mil millones de dólares en subvenciones y pagos extranjeros para proyectos en el norte del Sinaí.

Una de las situaciones más previsibles tras el «acuerdo del siglo» es que toda la región caiga en picado en la inestabilidad y la indignación. Las imposiciones unilaterales en una región marcada por profundas sensibilidades, agravadas por la arrogancia y el desprecio racial de Israel ante la realidad religiosa, cultural y política de la región, empeoran las perspectivas de diálogo en torno a las premisas que el acuerdo pueda proponer.

La colonización estratégica de territorio ocupado por parte de Israel continúa e hipoteca físicamente un Estado palestino. El plan Kushner pasa por alto el vínculo religioso árabe y musulmán con Jerusalén. Kushner está impulsando la idea de una confederación entre Jordania y el patio trasero palestino de Cisjordania. Lejos de ser una propuesta original, viene a reciclar uno de los mantras más antiguos del irredentismo israelí: que los palestinos ya tienen un Estado, Jordania.

Sin duda el «acuerdo del siglo» de Trump se anunciará pero difícilmente será una solución al conflicto ni para palestinos e israelíes, ni para otros países de la región. Israel ha descartado, aprovechando el respaldo de Estados Unidos, la idea de dos Estados. Se precipita hacia un Estado único no consensuado. Lo que queda por delante es, sin rodeos, un Estado de apartheid. Israel tiene la piel gruesa y no permite que estas etiquetas le afecten. Esto aún es más evidente si se tiene en cuenta cómo, con la aprobación de la ley de identidad nacional, Israel ha restringido el derecho a la autodeterminación exclusivamente a los judíos. Si el 20% de los ciudadanos árabes de Israel ya han sido reducidos a la condición de [ciudadanos de] segunda clase, los palestinos de los territorios ocupados lo serán, a todos los efectos, a tercera clase.

En todo caso el «acuerdo del siglo» se aplicará. Y cualquiera que sea la forma que adopte no pasará la prueba de la imparcialidad. Los sionistas reclamarán la victoria y los árabes, habida cuenta de los indicios sobre su contenido, lo rechazarán. El acuerdo no traerá la paz. A Trump no le preocupa ni remotamente una solución justa y poco le importa que no le tengan por un mediador honesto. En el lenguaje del negocio inmobiliario no existe la noción de mediador honesto y Trump no tiene intención de cambiarlo. Él, junto a su maquiavélico yerno, irá fragmentando la tierra a pedazos esperando crear la arquitectura para un nuevo Oriente Próximo. Pero considerar que Kushner es un «mero agente inmobiliario» es arriesgado. Según se ha sabido, ha ingresado como nuevo miembro en el club de empresarios de armamento y hace sus pinitos vendiendo armas al régimen saudí para su uso en la actual guerra de Yemen. Por lo tanto, Kushner necesita un Oriente Próximo en crisis y en conflicto para poder vender armas. Eso no lo menciona entre sus actividades, está en tinta invisible.

Kushner no ha sido nominado a su puesto para hallar soluciones justas y sostenibles sino para destruir la región y expandir su mandato y sus intereses, y para ayudar a sus nuevos amigos a ganar territorios, petróleo y obras. Con toda probabilidad, él y sus amigos/socios empresarios obtendrán beneficios colosales del acuerdo y se reirán de todo mientras engrosan sus arcas tras haber arruinado la región. Según se informa, Dick Cheney, que ocupaba el primer lugar en la ‘cola’ de sus socios, ha sido el primero en conseguir un contrato de petróleo después de que Trump le entregara los Altos del Golán a Israel.

¿Hasta dónde llegarán las maquinaciones de Trump? ¿Funcionará su arrogancia con los palestinos, con Israel o con cualquier otro agente regional? Trump ha adoptado una visión simplista y miope de las cosas y, sobre todo, una orientación racista que solo persigue su propio interés. El acuerdo que ahora pretenden implantar es una imposición de Israel y Estados Unidos a los árabes. Preocupante es igualmente que Estados Unidos haya cooptado a países árabes sumisos y oportunistas, principalmente Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, para que colaboren en este plan. Por ahora, es el peor plan de paz de la historia de Oriente Próximo porque ignora por completo los derechos de los palestinos. Las decisiones de Trump sobre la región sólo traerán violencia, caos y extremismo. Hasta que los palestinos no vean un acuerdo justo y totalmente viable, éste nace muerto.

Un acuerdo justo necesita como mediadores a gente con visión y profundidad. Estados Unidos está incapacitado para mediar en una verdadera paz en Oriente Próximo. Así lo ha demostrado en las últimas décadas.

Fuente: http://palestineupdates.com/us-deal-of-the-century-may-be-a-mere-real-estate-arrangement/