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El drama del campo de la paz en Israel

El camino a la verdad: donde la justicia traera la paz

Fuentes: Rebelion

El camino a la verdad es la única manera en que se tendrá justicia para los seres humanos en toda la Tierra. Y en este camino, no hay duda que el Sr. Uri Avnery es un ejemplo de conciencia heroica que lucha, se manifiesta y tiene el carisma suficiente como para convocar y reunir a […]

El camino a la verdad es la única manera en que se tendrá justicia para los seres humanos en toda la Tierra. Y en este camino, no hay duda que el Sr. Uri Avnery es un ejemplo de conciencia heroica que lucha, se manifiesta y tiene el carisma suficiente como para convocar y reunir a quienes se sienten representados por él. Y ésta es la responsabilidad del intelectual que convoca. Pensar a fondo, ampliar cada vez más la visión. Llegar al fondo de la cuestión ó del conflicto y tener la honestidad moral suficiente como para replantearse continuamente la integridad de la causa que se abraza.

Cuando el Sr. Avnery en su artículo «Mirando o a la Meca» se remite a la aberrante matanza de aborígenes para plantar el Estado usamericano, cabe preguntarse si hacer lo mismo para plantar el Estado Judío es moral, es ético y es justo. Es cierto que la historia ó la evolución de la misma se produce por oleadas globales que involucran a todos los seres humanos. No existen los hechos aislados. Pero sí existe la conciencia crítica y el accionar digno y las causas que implanten la justicia como forma de relacionarnos entre los humanos. Todo esto si nos salimos del esquema capitalista imperialista, es posible.

La misma nominación de Estado Judío es en sí mismo la génesis de la tragedia. El sólo nombre lo indica: hay quienes pertenecen -derechos adquiridos por descendencia- y hay quienes no pertenecen -los que no están bajo la capa protectora-. ¿Y, qué hacemos con ellos?, ¿cómo los categorizamos?, ¿dónde ubicamos a todos los judíos -que tal como dicta la «constitución sionista» que quieran vivir en Israel tienen el derecho automático a la ciudadanía- quieran venir y vienen, gracias a la enorme y mentirosa propaganda sionista?

Aquí parece estar el quiebre de los conceptos fundamentales de quienes argumentan que la base del conflicto es la ocupación de los territorios a partir de la guerra de expansión llevada a cabo en l967. Y antes, ¿qué pasó? ¿No hubo palestinos desplazados, desposeídos y obligados a huir -los que sobrevivieron a las diversas acciones terroristas llevadas a cabo por las incipientes fuerzas militares judías que luego serían la base del actual ejército israelí- y que se nombra como la Nakba?

El drama del campo de la paz de Israel -Gush Shalom- es que está segmentado entre las realidades de un país invasor en lo que ellos llaman territorios ocupados y la realidad de que para que exista el estado judío se han usurpado y expropiado tierras que tenían dueños legítimos contemporáneos y no escrituras que figuraban en textos bíblicos y que no se pueden considerar como legítimas para el siglo XX.

¡Albricias!…la colonización continúa, como si los siglos no transcurrieran y los dramas de la historia no enseñaran nada.

Quienes sostienen que el estado de Israel se creó para que los judíos tengan un lugar seguro y libre de antisemitismo para desarrollar sus vidas es fácil comprobar que no hay lugar más inseguro y peligroso para sus ciudadanos judíos que el estado de Israel. La prueba contundente son los cientos de miles -si es que no llegan al primer millón- de judíos nacidos allí ó que han pasado por allí, si es que están dispuestos a reconocer que una de las causas de su ida de Israel fue la inseguridad y el stress que ésta provoca en la cotidianeidad.

El Sr. Avnery dice que nadie se plantea la cuestión de los indígenas -dueños de la tierra- de EE.UU.- Hay quienes sí nos preguntamos sobre la legitimidad del Estado Judío. Y si la existencia de un Estado Judío implica toda esta tragedia, pues…es inmoral, tal como es inmoral que quienes practican la religión judía ó se sienten partícipes de la cultura judía por tradición familiar, sean discriminados en sus países de origen. ¿Qué diría ud, Sr. Avnery y el campo de la paz israelí, si a un ciudadano de cualquier país autodenominado democrático del mundo, que se considera a sí mismo como judío, se le niega la posesión de tierras de cultivo, de la libertad de comprar terreno y vivir en su propio país, tal como ocurre en Israel, dentro de los límites del 67, ya no hablamos de los territorios ocupados? ¿Acaso no es ésta la política de expropiación de tierras para su «redención judía» que dio origen al estado de Israel?

Todo aquel que defiende la existencia de un Estado Judío se debe plantear que es un Estado para una determinada condición humana, que es la de reconocerse como judío. Y deja afuera a quienes no pertenecn a esa condición. ¿No se llama a esto racismo, discriminación ó fundamentalismo?