Israel se presenta ante el mundo como una entidad particular, distinta, trabajando el papel de víctima ante el acoso de culturas que no aceptan su presencia en el Levante Mediterráneo.
Efectivamente, decenas de millones de personas, que habitan los países de Asia Occidental y en ello tenga la seguridad usted amigo (a) lector (a) que somos miles de millones en el mundo, los que no validamos este mito religioso, que intenta convencer que aquellos extranjeros, que comenzaron un proceso de ocupación y colonización de Palestina, desde fines del siglo XIX, son un pueblo elegido por una divinidad la cual incluso, en forma particularísima, prometió proporcionarles una tierra donde habitar.
La usurpación de una tierra con pueblo
Esa divinidad parece no haberles dicho que esa tierra tenía una población nativa, que por generaciones han habitado sus colinas, caminado sus desiertos, flotado en un mar interior y extraído alimentos del Mar Mediterráneo. Una población, que ha cultivado olivares, cítricos, dátiles, granadas, que ha alimentado a generaciones de seres humanos con el fruto de una tierra generosa. Han pastoreado sus animales y elevado sus plegarias en Al Quds, Bet Lahm y Al Jalil. Un pueblo con tierra, muy distinto a la farsa vendida por el sionismo, que sostiene en forma contumaz e impostora que Palestina “era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” tratando, de ese modo, de justificar el supuesto carácter errático de los creyentes judíos, dispersados por el mundo y esperanzados en volver a lo que denominan Sion.
Con toda lógica, millones de hombres y mujeres que habitan Asia occidental, no pueden aceptar, como prueba de dominio, un mito, que además de falsario ha tratado de imponerse a sangre y fuego, apoyándose para ello, en los intereses de imperios que tuvieron y tienen hoy sus propios objetivos. Así sucedió con el mandato británico sobre Palestina y su hegemonía en Jordania e Irak. Francia con su vinculación colonial en El Líbano, Siria, parte de Irak y Turquía, definido ambos predominios en los Acuerdos Syket-Picot (1).
Una entidad israelí que nacerá bajo el signo de la ilegalidad, la ocupación de tierras ajenas, la violación de los derechos de millones de seres humanos y un proceso de colonización, que ha significado el asesinato de decenas de miles de palestinos, la usurpación de gran parte de su territorio y la generación de millones de refugiados. Ese ente, que pasará a partir de mayo del año 1948 a denominarse Israel, no puede ocultar su condición de criminal, por el sólo hecho de convocar a elecciones y sostener que es “la única democracia de Oriente Medio”.
Presumir de títulos fantasiosos, mostrarse ante el mundo con su carga de mentiras, propaganda, exhibición de credencial de demócratas, cuando en verdad se es una entidad totalitaria, agresiva, belicosa, son características de esta supuesta democracia. Similar, en el trato que da el sionismo a los pueblos del Levante mediterráneo, al que en su momento dieron regímenes totalitarios como lo fue el Tercer Reich contra los pueblos europeos, sobre todo aquellos signados como “inferiores” eslavos, gitanos entre otros.
Encuadrado en una conducta, que tiene todos los trazos de un comportamiento esquizofrénico, en el sentido que en base a sus creencias falsas, el sionista sostiene que dichas ideas son irreductibles a la lógica. Tiene una ideación delirante, por ejemplo, sostener que es una persona escogida por dios. Autoconvencerse de una historia falsaria, para tratar de justificar su actuar como un régimen nacionalsionista: “no puede volver a suceder un holocausto” por ejemplo y así armarse hasta los dientes, ya que fueron incapaces de oponerse al nazismo. Oprimir a otros pueblos ya que se sintieron esclavizados. Encerrar a millones de personas en campos de concentración como la Franja de Gaza, porque también lo experimentaron. Tratar a los goyim como animales, demoler sus viviendas, destruir sus campos de cultivo. Experimentar con los presos palestinos.
El Chantaje no finaliza
Este Israel, que lleva décadas de crímenes, no cesa en su accionar. No existe en ella partidos, movimientos, líderes con influencia, que sean capaces de detener esta conducta calificada y comprobada, como propia de entidades violadoras de los derechos humanos, que comete crímenes de lesa humanidad y que implica la necesidad y el deber de llevarlos a tribunales internacionales, para que respondan de sus actos. Es una tarea difícil, compleja, que en ocasiones genera impotencia pero debe hacerse. Es vital, no podemos aceptar que entidades monstruosas como la sionista se salgan con la suya, que sigan chantajeando a otras naciones, para generar un manto de privilegio e inmunidad, que impida juzgar sus delitos.
Un ejemplo de este actuar impune, que cuenta con la complicidad de gobiernos sometidos, medrosos, timoratos, lo hemos presenciado estos días. El gobierno alemán, cediendo a las presiones de la administración Trump e Israel, ha declarado organización terrorista a la rama política de Hezbola (movimiento legal y parte del gobierno de El Líbano) un ejemplo de esa influencia sionista que obliga a un país, que justamente un año atrás se había negado a aceptar tal decisión sobre esa ala política del movimiento de resistencia libanés. Fue un año en el cual el gobierno de Merkel recibió presión tras presión, hasta que pudo más la crisis de conciencia y el bandidaje sionista que la soberanía de un país, que suele preciarse de cierta independencia.
El próximo paso alemán será, probablemente, reconocer la anexión de Cisjordania a la entidad sionista o trasladar su embajada de Tel Aviv a Al Qud. Esta Alemania, con conflictos históricos, que la comunidad judía en suelo alemán suele recordarle de tanto en tanto, chantajeada y sujeta a permanentes pagos en beneficio de organizaciones sionistas en función de la industria del holocausto (2) sigue dando muestras de la cobardía y falta de soberanía, para llevar adelante sus relaciones exteriores fuera de presiones de la alianza imperialismo-sionismo. Es interesante dar cuenta que Alemania, tras el Tratado de Londres del año 1953 consiguió de facto toda condonación de deudas y reparaciones de postguerra, pero con relación al sionismo los pagos han continuado hasta el día de hoy.
Es en este marco regional y mundial donde Israel logró formar, tras tres intentos fallidos, un gobierno, que en esta ocasión será un régimen de coalición entre la alianza ultraderechista y religiosa liderada por Benjamín Netanyahu y la alianza centroderechista encabezada por el jefe del estado mayor del ejército ocupante Benny Gantz. Una componenda, que le permite respiro judicial a Netanyahu, quien está procesado por soborno, fraude y abuso de confianza.
Un personaje protegido al más alto nivel del aparato judicial y político israelí, como lo ejemplifica el hecho que el fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, no vio «impedimento legal» a que Benjamín Netanyahu sea primer ministro en el nuevo gobierno aun estando acusado de corrupción, a la espera de que el Tribunal Supremo dictamine su posible incapacitación. En definitiva, ambos políticos ocuparán la testera de primer ministro por 18 meses cada uno, iniciando este engendro político Netanyahu, mientras Gantz ocupará la cartera de ministro de defensa y el nuevo cargo de vice primer ministro. Ambos estrechamente unidos para llevar a cabo la decisión política de anexar gran parte de Cisjordania y Gantz comandando las tropas de asalto.
En el plano de los intereses del pueblo palestino, ambos nombres son parte del mismo menú criminal, nada cambia en los objetivos de ocupación y colonialismo. Nada cambia en la idea de anexionar los asentamientos poblados por colonos extranjeros en Cisjordania, a esa creación ilegal llamada Israel. No habrá cambios en seguir una política genocida pues este gobierno cívico-militar se ha propuesto eliminar cualquier posibilidad que se concrete un Estado palestino autodeterminado.
Nada cambiará en la estrategia sionista de seguir llevando a cabo los procesos de desestabilización, contra El Líbano, Siria e Irak, teniendo como objetivo mayor el generar dificultades, en todas las órdenes, a la República Islámica de Irán. Israel cumple así la función de punta de lanza, portaaviones terrestre de los intereses del régimen estadounidense, que a su vez, en esta relación espuria, obedece las directrices en política exterior del lobby sionista agrupado en el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-israelí (AIPAC por sus siglas en inglés).
El nuevo gobierno israelí, surgido de la corrupción de este primer ministro que se repite el plato por quinta vez, tendrá ahora la colaboración de un ex militar involucrado en las agresiones contra la Franja de Gaza, por tanto, un delincuente en el marco de ser considerado un criminal de guerra que tendrá que responder, más temprano que tarde de los delitos cometidos. ¿De qué democracia se puede jactar una sociedad, que da sus votos a corruptos, políticos fraudulentos, criminales de guerra, chantajistas y aquellos que especulan con el sufrimiento de los que murieron y sólo sirven para seguir apuntalando la industria del horror que es el sionismo?
Tal vez, esta sociedad, enquistada en un territorio al cual no pertenecen, conformada por colonos cuyo origen se encuentra tanto en países europeos como americanos, debería escuchar a aquellos que siendo judíos señalan que Israel es una abominación. Efectivamente, los rabinos de la agrupación Neturei Karta (Guardianes de la ciudad en idioma Arameo) afirman que Israel no debería existir. Una afirmación que tiene su razón religiosa a la cual añado la política, no debería existir pues nació gracias a la imposición de aquellos que querían seguir manteniendo sus privilegios e intereses en Asia occidental.
Nació porque algunos con cargo de conciencia pensaron que se le debía un hogar a un pueblo que “tanto ha sufrido”. Nació porque las propias divisiones de los pueblos árabes han permitido que ese tumor siga creciendo, corrompiendo todo a su paso. Nació porque el mundo es injusto entre aquellos que dominan y aquellos que se dejan dominar, porque los organismos internacionales surgidos de la postguerra no son democráticos y se sustentan en la ley del más fuerte. Organizaciones sujetas al chantaje económico de Estados Unidos por ejemplo, que se ha retirado de la UNESCO, la OMS, el Consejo de derechos Humanos de la ONU, no reconoce a la Corte Penal internacional.
Es esta realidad la que permite que se siga asesinando al pueblo palestino, que se agreda a El Líbano y se le desestabilice sumando en ello a países europeos como Alemania, Francia, Gran Bretaña, interesados en recuperar viejas ínfulas imperiales. Esta realidad hace posible que el Levante mediterráneo esté plagado de bases militares occidentales, que se sustenten monarquías totalitarias que nadan en oro y opulencia mientras sus pueblos viven la represión más vil. Un escenario donde se enaltece a un régimen que responde a una lógica de un movimiento colonialista, que se baña en la sangre de palestinos en particular y de árabes en general.
Una entidad que autodenomina democrática y es simplemente una fachada hipócrita destinada a convencer a ingenuos. Israel es un régimen canalla que se viste de demócrata pero el traje le queda demasiado holgado y permite ver asomar fusiles, tanques, aviones, armas nucleares y toda clase de herramientas destinadas a seguir oprimiendo bajo el manto protector de sus aliados. Mientras ello no termine y los pueblos sometidos no se alcen, mientras la resistencia no se una en un objetivo claro de destruir al sionismo las balas, mayoritariamente seguirán incrustándose en los cuerpos de los hombres y mujeres del mundo árabe. Se requiere cambiar la dirección de los tiros, al mismo tiempo que la coacción política, diplomática, las campañas de presiones como el BDS se concretan y ayuden en la tarea principal.
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- Acuerdo y Negociación Secreta entre las Potencias imperiales de Francia e Inglaterra, destinadas a configurar el reparto de la región de Oriente Medio. Denominado Sykes-Picot, por el nombre de los actores involucrados en su creación: el Británico Mark Sykes y el Francés Charles George Picot. Ambos países fragmentaron y redibujaron la región en función de áreas de influencia destinadas al control, explotación y usufructo de materias primas signadas por la presencia de la enorme riqueza hidrocarburífera y que se ha mantenido, bajo esa mirada y esa práctica, en la última centuria.
- Hablo de la industria del holocausto en función de la idea expresada por el autor estadounidense de creencia judía, Norman Finkelstein de quien se afirma que “En esta obra fundamental, el eminente politólogo Norman G. Finkelstein expone la tesis de que la memoria del Holocausto no comenzó a adquirir la importancia de la que goza hoy día hasta después de la guerra árabe-israelí de 1967. Esta nueva situación estratégica de Israel sirvió a los líderes de la comunidad judía estadounidense para explotar el Holocausto con el fin de promover su nueva situación privilegiada, y para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica. Así, Finkelstein sostiene que uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas del nazismo procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes. Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto y denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento «la industria del Holocausto».