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La nueva estrategia de los Estados Unidos contra Cuba

El discurso ecologista

Fuentes: Rebelión

El sociólogo alemán Ulrick Beck en su libro «La sociedad del riesgo. A Una nueva modernidad», define, entre otros aspectos, como los problemas ambientales tienen consecuencias globales más allá de las fronteras estatales, como por ejemplo, el efecto invernadero, la lluvia ácida, la tala de la Amazonía, o las explosiones y fugas de centrales nucleares […]

El sociólogo alemán Ulrick Beck en su libro «La sociedad del riesgo. A Una nueva modernidad», define, entre otros aspectos, como los problemas ambientales tienen consecuencias globales más allá de las fronteras estatales, como por ejemplo, el efecto invernadero, la lluvia ácida, la tala de la Amazonía, o las explosiones y fugas de centrales nucleares como Chernobyl en 1986 o la actual inestabilidad de Fukushima (Japón).

Todo y la institucionalización del discurso ambientalista en un proceso de reivindicaciones iniciado por diferentes movimientos sociales en los años 60, todavía existen falacias que argumentan que la protección del medio ambiente va más allá de la política. La cuestión es si políticamente en los organismos internacionales tienen los mismos efectos que un país como Japón, hermanado con el imperio de los Estados Unidos, cometa las negligencias en sus centrales nucleares que un país del «Eje del Mal» como por ejemplo podría ser Irán, Siria, Corea del Norte, Venezuela o Cuba. Japón puede ser perdonado, los otros no, a pesar de que hipotéticamente cometan el mismo impacto ambiental, y posteriormente los efectos sociales, más allá de sus fronteras.

El pasado 27 de septiembre, 34 parlamentarios de los Estados Unidos, tanto del Partido Republicano como Demócrata, liderados por la ultraconservadora congresista de Florida Ileana Ros-Lehtinen, mandaron una carta al presidente de Repsol, Antonio Brufau, advirtiendo a la transnacional española que ponía en riesgo sus intereses comerciales en los Estados Unidos si continuaba con sus planes de exploración petrolífera en aguas profundas propiedad de los límites de Cuba en el Golfo de México.

El grupo de congresistas, la mayoría de origen cubano de línea anticastrista, hacía uso de un pretexto ambientalista afirmando en su carta que «este plan de perforación petrolera pone en peligro el medio ambiente», una justificación que quiere ocultar la estrategia política de los Estados Unidos sobre Cuba – largo bloqueo económico – de evitar cualquier inversión extranjera que aporte un beneficio directo al desarrollo económico de la isla. Dado que el histórico bloqueo que sufre Cuba actualmente es ilegítimo en la comunidad internacional, puesto que 187 países del total de 192 de la Asamblea General de la o­nU denunciaron en 2010 esta restricción – abstenciones de la Isla Marshall, Micronesia y Palau y los votos en contra de los Estados Unidos y el socio inhumano de Israel -, aprovecharse la extrema derecha de los Estados Unidos de la moda internacional del discurso ambientalista es una táctica para continuar bloqueando e ingerir en la economía cubana.

Algunas voces de expertos consideran que Cuba en el Golfo de México podría tener cerca de 20.000 millones de barriles de petróleo, todo y que el Servicio Geológico de los Estados Unidos sin datos contrastados ofrece cifras inferiores de 5.0000 millones para provocar, posiblemente, el rechazo de empresas internacionales a realizar elevadas inversiones. Si finalmente se obtienen los datos optimistas que predicen algunos, el analista norteamericano Robert Sandels[1] confirma que Cuba se autoabastecería de petróleo, e incluso se convertiría en exportador neto, y esto tendría un impacto tremendo en el desarrollo de su economía venciendo muchas de las barreras del bloqueo de los Estado Unidos.

Bloqueo ilegítimo, se aceleran inversiones

En 2004, Repsol después de perforar un pozo en aguas cubanas y obtener petróleo no continuó con la inversión por miedo a las consecuencias directas que podía sufrir por parte de los mecanismos del bloqueo de los Estados Unidos. El mismo año, en la votación de la o­nU el respaldo a Cuba de denunciar tal injerencia histórica fue de 179 países, inferior al 2010, sumando un total de 13 países que rechazaban, se abstenían o no votaron sobre el bloqueo. Añadiendo, Cuba sufría unas relaciones internacionales más débiles que las actuales, donde la Unión Europea mantenía un cierto embargo hacia Cuba con la llamada Posición Común, impulsada por el expresidente ultraneoliberal español José María Aznar desde el 1996, y en América Latina todavía no había surgido una fuerte oleada de gobiernos de izquierdas más complementarios con el sistema socialista cubano, excepto la consolidación de la Venezuela Bolivariana con la victoria de Hugo Chávez en 1999 y gobiernos más moderados como el brasileño de Lula en 2002 y el argentino de Néstor Kirchner en 2003.

siete años después, Repsol ha reiniciado el proyecto de perforación de varios pozos con respaldo de otras empresas; formando un consorcio con la noruega Statoil, agregando la participación de la unidad o­nGC Videsh Limited propiedad de la India Oil and Natural Gas Corp, utilizando las instalaciones chinas petroleras Scarabeo 9 y sumando el uso de la plataforma de la empresa Saipem, propiedad de la multinacional italiana Eni SPA’s. Complementando, el Golfo de México de la parte de Cuba está dividido en 59 bloques, y en 17 bloques ya ha pactado el gobierno cubano, además de lo de Repsol y sus consorcios, la intervención de compañías como la brasileña Petrobras, la venezolana PDVSA, consorcios de Rusia y la PetroVietnam, con presencia constante de capital chino, sin dejar de enfocar este mecanismo como una economía mixta demandando altos impuestos a las multinacionales y otras estrategias que benefician los ingresos de un estado que no tiene instrumentos directos para perforar, y así poder seguir ofreciendo esos buenos servicios públicos estatales como educación y salud, y mejorar agujeros de otros sectores como la construcción y comunicación vial.

Cada vez más empresas transnacionales violan las supuestas leyes de los Estados Unidos que imponen a otras naciones, donde los 34 congresistas afirman que si Repsol no respeta el bloqueo sobre Cuba, que solamente homologan ellos e Israel, se expone a «responsabilidades penales y civiles a tribunales de los Estados Unidos». ¿Qué estado, violando el consentimiento de la comunidad internacional, ha amenazado a una empresa de ir a sus propios tribunales por hacer inversiones en un tercer país?

Este discurso cada vez es más arcaico y ciertos agentes gubernamentales norteamericanos saben que continuar con la misma estrategia de los años 60, en plena Guerra Fría, ya no es viable, ni política, ni económica, ni ideológicamente. Por ello, posiblemente, los Estados Unidos tengan que buscar nuevas tácticas de injerencia contra la isla, y el ambientalismo puede ser una de ellas. La protección de la Pachamama puede ser una excusa teórica perfecta utilizada por el mismo imperio en un contexto cultural internacional creciente sobre la protección ambiental. Repsol, que como todas las multinacionales de apología capitalista no invierten contradictoriamente en la Cuba Socialista por amor solidario a la Revolución sino por simples intereses económicos, para intentar evitar las amenazas ecologistas tuvo que asegurar a los Estados Unidos el cumplimiento de los requisitos medioambientales en su inversión en Cuba y aprobar que propios funcionarios suyos inspeccionaron las instalaciones. Aún así, presentamos la hipótesis de que con la supuesta llegada al gobierno central del estado español, tras su victoria electoral del próximo 20 de noviembre, de la formación ultraderechista del Partido Popular, puede volver a renacer su política de la Posición Común y presionar a Repsol para que no intervenga en la perforación, cumpliendo así con los deseos de su socia y amiga mafia anticastrista.

Estados Unidos continua y continuará amenazando las inversiones de Repsol en la isla cubana utilizando la ejemplificación de que se puede repetir la catástrofe ambiental que provocó la empresa Britsh Petroleum al abocar petróleo en el Golfo de México en mayo de 2010, ya que tuvo un impacto tremendo en la sociedad civil. Pero si Estados Unidos habla tanto de ambientalismo, ¿por qué otorgó concesiones a la misma trasnacional española para perforar 2000 km2 de glaciales de Alaska donde se invertirá 768 millones de euros[2] y puede tener un efecto ecológico desastroso? Está claro, Alaska no es un territorio de «terror» comunista como Cuba donde el discurso ambientalista sea válido, sino que es un espacio neoliberal que no existen ni ciertos límites ni valores por encima de hacer plata.



[1] http://www.contrainjerencia.com/index.php/?p=27558


[2]
http://www.rtve.es/noticias/20110307/repsol-explorara-bloques-alaska-con-una-inversion-inicial-547-millones/414531.shtml

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.