El viernes 30 de marzo, varias decenas de miles de palestinos y palestinas se manifestaban en Cisjordania y Gaza para inaugurar la Marcha del Retorno, una serie de iniciativas que culminará el 15 de mayo con ocasión del 70 aniversario de la Nakba, la gran expulsión de palestinos y palestinas que se produjo cuando la […]
El viernes 30 de marzo, varias decenas de miles de palestinos y palestinas se manifestaban en Cisjordania y Gaza para inaugurar la Marcha del Retorno, una serie de iniciativas que culminará el 15 de mayo con ocasión del 70 aniversario de la Nakba, la gran expulsión de palestinos y palestinas que se produjo cuando la creación del Estado de Israel. En Gaza, el ejército israelí disparó con balas reales contra los y las manifestantes, que iban sin armas. Balance: 20 personas muertas y más de 1500 heridas. Una semana más tarde, los francotiradores del ejército de ocupación han reincidido: 10 personas muertas y más de 400 heridas (Conocemos ya los datos del pasado viernes 13 de abril: una persona muerta y 175 heridas; en total, más de 700 personas recibieron asistencia médica, incluidos 14 trabajadores sanitarios de un hospital de campaña de Jan Yunes donde cayeron gases lacrimógenos. -ndt).
Entrevistado a propósito de estas muertes, el ministro de defensa Avigdor Lieberman, de extrema derecha, declaró: «No hay gente ingenua en la banda de Gaza. Todo el mundo está conectado con Hamás […]. Todo el mundo recibe un salario de Hamás y todos los militantes que intentan desafiarnos y franquear la frontera son militantes de la rama armada de Hamás». En otros términos, Lieberman asume sin complejos el hecho de que, para Israel, toda la gente de Gaza merece ser castigada y que, en la pequeña franja costera superpoblada, nadie es inocente.
Castigo colectivo
Coherente con esta posición en total contradicción con el derecho internacional, que prohíbe toda forma de castigo colectivo, el Estado de Israel ha rechazado las investigaciones demandadas por la representante de la diplomacia europea Federica Mogherini y por el secretario general de la ONU, mientras Estados Unidos ha jugado su papel habitual bloqueando toda acción o declaración del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Habrían cambiado algo tal investigación o tal declaración en la situación sobre el terreno? Ciertamente no. Pero estos acontecimientos dan fe, una vez más, del sentimiento de impunidad total de la que goza el Estado de Israel, y de la forma en que sus amigos le apoyan en las instituciones internacionales. Y, sin dudarlo, debido a que se sentían autorizadas a reincidir, las autoridades israelíes han dado la orden de disparar el 6 de abril, conscientes de que no se arriesgaban prácticamente a nada, o como mucho a tímidas condenas de la comunidad internacional.
Israel: un Estado fuera de la ley
Lo que se juega en estos momentos en Gaza nos recuerda hasta qué punto la gente palestina no puede contar más que con sus propias fuerzas, y con el movimiento de solidaridad internacional. Lo que la gente palestina se atreve a revindicar son sus derechos. Nada más. Derechos consagrados por múltiples resoluciones de la ONU y teóricamente protegidos por decenas de convenios internacionales, resoluciones y convenios que prevén mecanismos de sanción contra los Estados que no los respeten. El Estado de Israel es un Estado fuera de la ley y, nunca se repetirá suficientemente, merece ser sancionado. Actuar en memoria de las personas muertas en Gaza, actuar a favor del porvenir del pueblo palestino, es actuar por aislar y debilitar al Estado de Israel. La campaña BDS, construida siguiendo el modelo de la campaña de boicot al África del Sur del apartheid, ha logrado victorias a lo largo de los últimos años. Hay que prolongarla, desarrollarla, rechazando toda forma de chantaje de antisemitismo y recordando que en la gran guerra por la civilización, la barbarie no está del lado que se nos dice.
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur