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El Estado terrorista y genocida de Israel, el imperialismo yanki, el mundo occidental y sus portavoces

Fuentes: Rebelión

La derrota moral del Estado sionista de Israel se expresa como un grito ensordecedor a escala planetaria. Esto se produce, a pesar del ruido incesante de las minorías nazifascistas y pro sionistas, poderosas y muy ruidosas que ignoran el afán genocida del sionismo, cuando no lo aplauden. Este fenómeno se manifiesta tras casi dos años de asesinatos, masacres y genocidio en contra de la población palestina en Cisjordania y Gaza, principalmente en este último territorio.  

Esa derrota moral, no solamente se expresa a partir del pronunciamiento de la Corte de La Haya sobre la existencia de numerosos y contundentes indicios sobre el genocidio que se estaría llevando a cabo, sino porque, además, los crímenes de lesa humanidad no han cesado desde hace más de 70 años y están a la orden del día, sin que los propios portavoces del gobierno sionista oculten su afán criminal y genocida. 

Por otra parte, la percepción e imagen política del régimen de la ocupación y colonización de Palestina está en caída libre y continúa deteriorándose. A pesar del apoyo descarado o del silencio encubridor de sus poderosos aliados y cómplices, están lejos de neutralizar los signos de su agonía y derrota política

Esto permite determinar algunas importantes responsabilidades. En primer lugar la complicidad (coautoría) del Gobierno imperialista de Estados Unidos con su apoyo incondicional y, seguidamente,  la tibia cobardía, complicidad finalmente, de la mayoría de los gobiernos del mundo occidental que no sólo recurren a la represión y persecución de muchas de las protestas en sus países, que incluyen el encarcelamiento de personas, sino que también  se ven reforzadas por el amparo político y mediático, por no mencionar el incesante y voluminoso suministro de recursos militares y financieros para mantener el funcionamiento y la operación del régimen sionista de ocupación y colonización y su conducta criminal; en consecuencia, que pueda así proseguir impunemente con la masacre de la población palestina.

Todo ello, en conjunto tiene un reflejo dramático en la impotencia del sistema de Naciones Unidas, donde se aplica el veto recurrente e inequívoco del gobierno imperialista de Estado Unidos en el Consejo de Seguridad que avala así la continuidad sine die de las masacres y del genocidio.

La derrota militar del sionismo no cabe considerarla como tal, ya que no estamos ante una confrontación bélica, sino ante un aparato muy poderoso en medios y tecnológica militar, en apoyo financiero sin límite, dedicado a cometer genocidio, a asesinar y masacrar a un pueblo entero. Por ello, la derrota moral y política del régimen sionista, equivaldría a la liquidación de facto del régimen de ocupación y colonización y a la deconstrucción de todo el aparato militar dedicado a la aniquilación y sometimiento del pueblo palestino. Este es precisamente el gran reto y la tarea más necesaria, aunque no exenta de enormes dificultades. 

No hay que olvidar que el Estado sionista se caracteriza por una estructuración económico-financiera, que ampara una organización y  funcionamiento político militar que se asemeja al complejo militar industrial, financiero y mediático del imperialismo bajo hegemonía estadounidense; siendo, además el Estado sionista genocida, un fiel reflejo del conglomerado imperialista de terror y de criminalidad y, al mismo tiempo, su priorizado brazo ejecutor en la zona geopolítica de Oriente Próximo, considerada esta en sentido amplio y en el marco de sus conexiones e impacto en zonas geopolíticas circunvecinas.

Complementariamente, tal conglomerado sionista – imperialista se ha configurado esencialmente como un aparato militar, de seguridad e inteligencia, al servicio de los asesinatos, las masacres y el genocidio. La economía del régimen sionista, sobre todo en su expresión como poderío militar tecnológico, está estrechamente vinculada con una configuración militar – terrorista y de securitización, tanto internamente como en sus relaciones internacionales: importación y exportación de armas y medios de destrucción, de represión y de muerte. 

La comprensión a cabalidad de su naturaleza y proyección regional y global vendría dada por su estrecha vinculación, congénita, con la estrategia regional y global del capitalismo imperialista, en cuyo ámbito quedarían incluidas otro tipo de políticas sustantivas, como las de mediación ideológica – poderío mediático del mundo occidental y, más enfáticamente, del conglomerado político – mediático del actual régimen del gobierno imperialista de Estados Unidos. 

A este respecto, y con escaso matices, la conducta de la Administración del Presidente Joe Biden y, actualmente, la del Presidente Donald Trump responden a la misma estrategia de sometimiento de los pueblos y del afán genocida.

En definitiva, desde tales consideraciones, la derrota militar del sionismo sería también la derrota militar y política del imperialismo y del mundo occidental, como ya se destaca en la referencia a su derrota moral. 

A confesión de parte, no serían necesaria las pruebas…aunque abundan

No es casual que los portavoces del Gobierno de Israel, sean ministros responsables de las tareas de asesinatos y crímenes sin cuartel en Gaza y Cisjordania, como alternativamente los responsables del ejército y del aparato de inteligencia y de las estrategias terrorista y genocida, como el Mossad (Shin Bet), no cesen de dar cuenta y enorgullecerse de los asesinatos selectivos que llevan a cabo, como también de nuevas amenazas contra el constante e inevitablemente renovado liderazgo de la Resistencia Palestina. 

Son, asimismo, unos y otros, los mismos, que reafirman cada día su plan de aniquilación del pueblo palestino a través de recurrentes bombardeos contra la población civil, la destrucción de hospitales y otras infraestructuras vitales para un pueblo sometido a las mayores tropelías y vejaciones desde hace más de 70 años. 

Nuevamente, esa alianza macabra de sionismo – imperialismo, aupado en un monstruoso aparato, tecnológicamente sofisticado, de muerte y destrucción, no hace otra cosa que ratificar la naturaleza abiertamente criminal e inhumana del capitalismo imperialista en su actual etapa de reconfiguración interna y global, incluida su versión sionista desde su gestación como Estado criminal y genocida, que fue tejiendo y consolidando una compleja y poderosa estructura de ocupación y de colonización. 

Por ello, no debiera sorprender su afanosa e incesante dedicación a diseñar e implementar sucesivos y renovados planes de exterminio del pueblo palestino, en una secuela  histórica de más de 70 años y, por otra parte, como la consecuencia lógica de la invasión de Palestina por las hordas sionistas,  a través de la cuales se impulsó el montaje y posterior perfeccionamiento de la maquinaria de muerte y destrucción que ha llevado a cabo con el apoyo de las potencias del mundo occidental y que, hoy, recurre al apoyo necesario y determinante del gobierno imperialista de Estados Unidos. 

Con este último perpetra su ordalía criminal, día tras día, hora tras hora, con una sistemática frialdad, propia de un régimen copado por los sectores más ultraderechistas y neonazis que dirigen, no hay que olvidarlo, canallas del calibre de Benjamín Netanyahu en el Estado sionista y, en el gobierno imperialista, el canalla y convicto Donald Trump.

Al fin, el sionismo y el nazismo han terminado por aparecer como lo que siempre fueron: una yunta enemiga del pueblo judío –quede realmente lo que quede de esta entidad y sea lo que sea la composición de la actual sociedad israelí- y de todos los pueblos del mundo. La manipulación y la utilización de unos pueblos contra otros es el fiel reflejo de una ideología inhumana, que no tiene otros objetivos que el enriquecimiento de minorías codiciosas y sanguinarias, mediante la construcción y el despliegue de un poder omnímodo: político, militar, financiero y mediático.   

Por eso, Gaza no les interesa más que para ser convertida en la Riviera de Oriente Próximo. Gaza y Cisjordania solo importan en tanto que sus territorios  sean aprovechados por si mismos y, en todo caso, utilizados como Caballo de Troya para usurpar las riquezas energéticas o de cualquier otro tipo que anidan en los territorios, sean hoy desde el Mediterráneo al Caspio y desde uno y otro hasta el Indico, o sea mañana desde el Ártico a la Antártida.

La actuación impune de estos grupos de poder político – militar no se comprende sin el control del poder mediático y, en definitiva, del control ideológico de las sociedades base de esos entramados de explotación y dominación. En definitiva, sin unas categorías madre, o diferentes matrices, como es el caso de la categoría – herramienta, del mundo occidental

Esta categoría del mundo occidental se presenta hoy más que nunca como una categoría – herramienta de dominación y que se manifiesta más profusamente en los discursos de justificación y del derecho a defenderse del sionismo criminal, o sea en su derecho a matar y a cometer genocidio.  Pero también para sustentar el ruidoso y cómplice silencio de los Estados / gobiernos, poderes fácticos incluidos, que integran el sistema de dominación y de control del mundo occidental y que, en un burdo alarde de gamberrismo civilizatorio, no tienen empacho en hacer gala de sus tropelías criminales y genocidas. 

Frente a todo ello se requiere hacer un esfuerzo colectivo para elevar y fortalecer la conciencia social y política, histórica, a la altura de la solidaridad y del apoyo al pueblo palestino que, sin duda, se muestra hoy, como la vanguardia de la resistencia, no sólo en contra del sionismo ocupante y criminal del estado de Israel, sino también del capitalismo imperialista. Es al mismo tiempo, en lo inmediato un testimonio doloroso del martirio del pueblo palestino y, al mismo tiempo, premonitorio de lo que esa simbiosis sionista – imperialista es capaz de hacer en contra de los pueblos, incluyendo el pueblo judío – israelí y el pueblo estadounidense.  

Por otra parte, habría que asumir consecuentemente la ocupación y colonización de Palestina en tanto que la raíz genésica del proceso constitutivo de Estado sionista, supremacista, racista, criminal y genocida, Es decir, la superación de la actual barbarie exigiría la descolonización y desocupación de Palestina, así como el lógico desmontaje o superación del Estado sionista de Israel. Los atajos en coyunturas históricas criticas sólo conducen a posponer ese tipo de situaciones y, en consecuencia, a incrementar dramática y exponencialmente el sufrimiento y la destrucción de los pueblos. 

El derecho a defenderse sólo alcanza su verdadero sentido en el lado de la resistencia y la rebelión de los pueblos frente a la ocupación, la colonización, el asesinato sin cuartel y el genocidio. Desde el lado del ocupante, criminal y genocida, viene a mostrarse como un vector político e ideológico para imponer su poderío tecnológico militar que busca el exterminio de los pueblos sometidos, como es en la actualidad, al pueblo palestino.

El experimento sionista, desde la invasión, ocupación, colonización con todos los atributos propios de ese constructo capitalista colonialista e imperialista: supremacismo, racismo, terrorismo, limpieza étnica y genocidio, viene a ser la síntesis y la culminación de ese modelo de dominación y sometimiento de los pueblos por parte del mundo occidental, como categoría –herramienta de dominación.

Como tal, muestra esos atributos, pero llevados al paroxismo, lo que incluye la cruel paradoja de que al llevar a cabo el holocausto del pueblo palestino lo hace en nombre y representación del pueblo judío víctima del holocausto nazi durante la IIa Guerra Mundial. Esto hermana el nazi fascismo con el nazi sionismo y coloca al pueblo judío en la encrucijada de su rebelión contra los impostores que les han llevado al lado más oscuros de la historia y, por ello, también, ante la obligación moral y política de rebelarse contra los traidores del nunca más.

Al mismo tiempo, después de la caída del modelo de socialismo del bloque socialista surgido tras la finalización de la IIª Guerra Mundial, permite aventurar la caída estrepitosa del modelo imperialista del mundo occidental, hoy transfigurado en imperialismo sionista.

Por todo ello, se requiere avanzar hacia una crítica profunda de a categoría de mundo occidental, eje de la tradición judeocristiana , que ha sido secuestrada por los grupos de dominación social y política del mundo occidental para amparar políticas y proyectos de colonización interna y externa, de sometimiento de territorios, de los cuerpos como territorios, y de las mentes, para avasallar , deshumanizar y aniquilar; en definitiva para ahogar los gritos de los sujetos humanos, los sujetos sociales y políticos que, como hoy, el pueblo palestino, gritan y luchan  y resisten con su martirio por el derecho a la vida, a los medios de vida y al respeto de la dignidad de los pueblos, de todas las personas, de todos los seres humanos. Gritan hasta ensordecer:  tu eres y serás, si yo soy.

Daniel F García, Sociólogo y especialista en  Cooperación internacional para el desarrollo

Nota final: Al concluir este artículo se conoce las noticias que dan cuenta de la escalada criminal del Estado sionista atacando con bombardeos masivos centros estratégicos de la República Islámica de Irán, matando intencionadamente a importantes y altos representantes del Estado y del Programa nuclear. Después de esto y de los contenidos sustantivos del artículo, sobran los comentarios. El nazi fascismo resultó ser un aprendiz frente a estos perversos genocidas y y asesinos de cualquier vestigio de humanidad. Peligrosísima escalada, sin duda.  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.