Hoy se proyecta en el Festival de Cine de San Sebastián la película «Sobibor» dirigida en el año 2001 por el director Claude Lanzmann. «Sobibor, 14 de octubre de 1943», reinvindica «la reapropiación de la fuerza y de la violencia por los judíos» en legítima defensa contra el genocidio nazi con el objetivo de desmentir […]
Hoy se proyecta en el Festival de Cine de San Sebastián la película «Sobibor» dirigida en el año 2001 por el director Claude Lanzmann. «Sobibor, 14 de octubre de 1943», reinvindica «la reapropiación de la fuerza y de la violencia por los judíos» en legítima defensa contra el genocidio nazi con el objetivo de desmentir el «mito de la pasividad judía», lo que sería muy aceptable si no fuera porque su director condena y considera terrorismo la legitima resistencia de los palestinos ante la ocupación israelí.
Lanzmann, con sus películas, legitima la apropiacion por Israel del holocausto judio, con el objetivo de acallar cualquier crítica a Israel y justificar su violencia contra Palestina. Para Lanzmann, lo ocurrido en el pasado justifica los crímenes actuales de Israel: denunciar la ocupacion de Palestina y la agresión permanente al pueblo palestino es, según él, antisemitismo y debe ser silenciado.
En la programación de este año del Zinemaldia encontramos dos películas que nos recuerdan el holocausto, una película israelí crítica con Israel pero con financiación de su Gobierno -lo que le permite a Israel aparecer como país democrático -,y la participación de escuelas de cine israelíes, también financiadas por su Gobierno, en los «Encuentros de Escuelas de Cine».
En el Festival de Cine de San Sebastián no figuran películas palestinas actuales ni ningún documental que nos recuerde la masacre de Gaza – cuando los hay y excelentes, reconocidos y premiados en muchos otros festivales internacionales- .Únicamente encontramos Route 181, un documental contra la ocupación codirigido por un palestino y un israelí-
Cuando la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha vuelto a condenar duramente a Israel por el asalto ilegal en aguas internacionales a la flotilla de la libertad y se ha recrudecido el boicot a los productos israelíes para forzar a Israel a levantar el bloqueo de Gaza, el Zinemaldia apuesta por apoyar la política cultural de Israel ignorando al mismo tiempo el cine palestino. Su dirección debería preguntarse si esto no es una forma de legitimar los crímenes de Israel dándole la categoría de estado democrático.
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