Traducido del ingles para Rebelión por J. M.
La judería mundial -no Israel- perdió seis millones de personas en el Holocausto. Debería ser la conmemoración del mundo, no la de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente ruso, Vladimir Putin, cortaron una cinta para prender la Vela en el Memorial en Jerusalén el 23 de enero (AFP)
Supongo que no debería sorprendernos. Todo lo relacionado con el Israel contemporáneo está envuelto en la explotación de tradiciones e historia con fines políticos, entonces, ¿por qué el Holocausto debería ser diferente?
Bueno, para empezar es la catástrofe más grave de la historia judía. Y eso incluye algunos eventos bastante devastadores, como la conquista romana, la Inquisición española, las Cruzadas, las masacres de cosacos y los pogromos zaristas. Uno pensaría que el recuerdo de seis millones de muertos haría que los vendedores ambulantes y los charlatanes se detuvieran y se dieran cuenta, pero no hubo tanta suerte.
El Gobierno israelí decidió que solo a él se le permitía celebrar el 75 aniversario de la liberación aliada de Auschwitz [en la actual Polonia] en 1945, con una reunión internacional de líderes mundiales en Jerusalén para marcar la ocasión trascendental. Incluso se le cedió el control del evento a un oligarca ruso, Moshe Kantor.
Guerra de palabras polaca-israelí
No se hizo referencia a la conmemoración en el sitio de Auschwitz en este aniversario. El museo dedicado a la memoria de los muertos allí también planeó su propio acto, pero los israelíes le volvieron la espalda. Y al presidente de Polonia, Andrzej Duda, se le negó la oportunidad de hablar en el evento de Jerusalén. Como resultado, canceló su participación.
Hay muchas razones para las recriminaciones. Polacos e israelíes se han involucrado en una guerra de palabras durante el último año, ya que el Gobierno de derecha en Varsovia ha adoptado un enfoque cada vez más nacionalista y despectivo hacia el Holocausto, atribuyendo el genocidio a los nazis. La historia muestra que si bien los polacos no fueron los creadores del exterminio, muchos participaron luego que los alemanes lo iniciaron.
¿Dónde está el propósito original del evento, honrar el fin del Holocausto y recordar a los seis millones de muertos?
Esto se ha convertido en un tema tabú en Polonia. Millones de polacos murieron en el Holocausto y ahora hay leyes concretas que convierten en delito acusar a la nación de complicidad con los crímenes nazis.
Aunque el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu comenzó una ofensiva de seducción hace varios años hacia el partido Ley y Justicia -el partido gobernante polaco que compartía muchas tendencias xenófobas con otros partidos europeos de derecha a quienes abrazó- la muerte de tres millones de judíos polacos es un muy pesado equipaje y los polacos hicieron extremadamente difícil para Netanyahu excusar sus vergonzosas distorsiones.
El evento conmemorativo del Foro Mundial del Holocausto en Jerusalén, organizado a un costo de millones de euros, es un espectáculo de una sola persona, a pesar de tener todos los adornos de un gran evento internacional. Convertirlo en una producción rusa ha causado aún más fricción con los polacos, que sufrieron bajo el dominio soviético.
Postura política
Israel es brutalmente pragmático en sus relaciones exteriores. Los polacos fueron los perdedores, los rusos los ganadores. Pero hay otra razón más crítica para que Israel se ponga del lado de los rusos: la relación de Netanyahu con Putin ha sido vital para proteger los intereses israelíes en Siria y restringir a su archienemigo Irán.
Dada toda esta postura política, puede preguntarse: ¿dónde está el propósito original del evento, honrar el fin del Holocausto y los recuerdos de los seis millones de muertos? Como siempre, parafraseando a Voltaire, «los intereses políticos son enemigos de lo bueno».
Es por eso que se debe hacer una distinción entre Israel y el sionismo por un lado y la diáspora y el judaísmo por el otro. Los intereses del Gobierno israelí son nacionales y políticos. No son, a pesar de las afirmaciones en contrario, las mismas que las de los judíos del mundo.
Sin mencionar que Israel mismo ha tratado mal a sus propios sobrevivientes del Holocausto. A pesar del hecho de que estas pobres almas sufrieron privaciones insoportables, Israel esperaba que hicieran una transición sin problemas como ciudadanos en el nuevo Estado. Se les ofrecieron unos pocos servicios y prestaciones para ayudarles a recuperarse de su trauma.
Aquellos que nunca se recuperarían continuaron llevando vidas de penuria y el Estado hizo poco para recuperarles.
Incluso en la ceremonia de Jerusalén los sobrevivientes del Holocausto israelí apenas serán reconocidos como oradores antes de la reunión mundial.
Apelar al antisemitismo
Los judíos del mundo perdieron seis millones de personas en el Holocausto. Israel no perdió seis millones de personas. Debería ser la conmemoración del primero, no la de Israel. Las reuniones conmemorativas conjuntas del Holocausto deberían haberse planeado en toda Europa, en cada campamento donde murieron judíos y en cada plaza donde fueron detenidos como ovejas para la matanza.
Los sobrevivientes y sus descendientes deberían tener un lugar de honor. Son los últimos testigos del horror infligido al pueblo judío, no el primer ministro corrupto que se aferra desesperadamente al poder, tampoco los oligarcas rusos cercanos al Kremlin.
El peor escándalo del encuentro por el Holocausto es su explotación por parte de Netanyahu para apuntalar su carrera política que se derrumba rápidamente y propagar una narrativa pro-Israel apelando al antisemitismo para defenderse de las críticas a Israel.
Hay un solo propósito para albergar a los líderes mundiales en esta reunión en el terreno sagrado de Yad Vashem, construido en el lugar de un asentamiento palestino que existía antes de 1948. Es organizarlos para que puedan entender lo que deben hacer cuando regresen a casa, apoyar a Israel a toda costa.
El objetivo del evento del Holocausto es eliminar cualquier distinción entre el Holocausto, el antisemitismo e Israel. Todos son uno, el ultraje a uno es un insulto a todos.
Puro truco
Este es un enfoque nocivo. Es ahistórico, pisotea la memoria de los seis millones y otorga a Israel una legitimidad que no ha hecho nada para merecer. Es pura artimaña.
Netanyahu también ha explotado este recuerdo al presionar a los líderes mundiales presentes para que sancionen a la Corte Penal Internacional por aceptar asumir el caso de crímenes de guerra contra Israel.
Según un informe en Haaretz, se esperaba que Netanyahu pidiera a los líderes con los que se reuniría, el principal entre ellos el vicepresidente estadounidense Mike Pence, Putin, el presidente francés Emmanuel Macron y otros, «que publiquen declaraciones oficiales que respalden la afirmación israelí de que el tribunal de La Haya no tiene jurisdicción en los territorios palestinos».
Es terriblemente conveniente para Israel argumentar que se lo está señalando injustamente por actos de «defensa propia» y que tales acusaciones son en sí mismas antisemitas. Después de todo esta es una de las herramientas pro-Israel más «útiles» que ofrece la falsa definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto.
¿Cuánto ama Israel el uso del antisemitismo para sus propios fines? Déjame contar las formas.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Middle East Eye.
Richard Silverstein escribe el blog Tikun Olam, dedicado a exponer los excesos del Estado de seguridad nacional israelí. Su trabajo ha aparecido en Haaretz, The Forward, Seattle Times y Los Angeles Times. Contribuyó a la colección de ensayos dedicada a la guerra de Líbano de 2006, A Time to Speak Out (Verso) y tiene otro ensayo en la colección, Israel y Palestina: Perspectivas alternativas sobre la estadidad (Rowman & Littlefield).
Fuente: https://www.middleeasteye.net/opinion/how-israel-exploiting-tragedy-holocaust
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