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El infierno llegó a Luisiana del Sur

Fuentes: Dahr Jamail’s Dispatches

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Clint Guidry es camaronero en Lafitte, Luisiana. Mientras estamos sentados juntos, me muestra una foto de su casa con medio metro de agua en su interior como resultado del huracán Ike en 2008.

Con su profunda voz, me mira a los ojos y dice: «Mi temor es que se repita esa situación, pero con esta agua con petróleo encima».

Guidry representa a todos los camaroneros de Luisiana, ya que es el Representante de los Cosechadores de Camarones en la Fuerza de Tareas del Camarón de Luisiana creada por el gobernador del Estado.

Antes de esta temporada de pesca, él, como el resto de los pescadores de Luisiana, estaba excitado por la buena temporada, ya que el precio del camarón por kilo finalmente se inclinaba a su favor.

«Estamos preparados para una gran temporada», dice Guidry, «y nos quitaron todo».

A diferencia de la mayoría, cuyos medios de vida fueron diezmados por el desastre petrolero de BP, Guidry decidió no trabajar para BP realizando operaciones de limpieza y contención con su barco.

«Trabajé para Brown and Root en la industria petrolera», informa Guidry. «Conozco los peligros del petróleo y los productos químicos, no hay forma de que vaya a trabajar en eso. En su lugar, trato de asegurar que BP pague a la gente, y que esté segura. Pero todavía no logro ninguna de esas cosas».

Guidry está encolerizado por lo que presencia.

«Ha habido un encubrimiento por BP desde el primer día», dice, mientras escribo frenéticamente en mi cuaderno de notas, tratando de anotarlo todo. «El gobierno de EE.UU., OSHA [Oficina de Seguridad y Salud Ocupacional], el Servicio de Guardacostas, NIOSH [Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional], están todos metidos».

El 24 de mayo, en Galliano, Luisiana, Guidry testificó ante una delegación de senadores, congresistas, organismos y departamentos del gobierno de Obama. Envió también su testimonio al presidente, solicitando urgentemente ayuda.

Este es su testimonio, textualmente:

    Mi nombre es Clint Guidry. Soy pescador comercial de camarones en Luisiana de tercera generación. Tengo sesenta y dos años y he vivido toda mi vida en Lafitte, Luisiana. Soy veterano de Vietnam e hijo de un veterano de la Segunda Guerra Mundial.

    Estoy en el Consejo de directores de la Asociación del Camarón de Luisiana y representante de los pescadores de camarones en la Fuerza de Tareas del Camarón de Luisiana creada por orden ejecutiva del gobernador Bobby Jindal.

    He sido invitado a estar aquí hoy para testificar sobre el actual desastre que está ocurriendo respecto a la explosión y al vertido de petróleo de la catástrofe de la Deep Water Horizon de British Petroleum (BP) y qué efectos está teniendo sobre los pescadores y las familias que represento.

    Señoras y señores, el INFIERNO ha llegado a Luisiana del Sur. Un INFIERNO creado por British Petroleum (BP) y una reacción fracasada del gobierno de EE.UU. ante ese desastre.

    Ante todo quisiera poner en perspectiva el papel de BP en este desastre y mostrarlos por lo que son.

    BP cometió fraude al suministrar los datos requeridos sobre la reacción a un vertido de petróleo a fin de obtener un permiso para perforar la ubicación MC 252. La realidad es que no estaban preparados para manejar o controlar un reventón y el vertido de petróleo resultante de esta magnitud. Para decirlo simplemente, MINTIERON.

    BP, en su apuro por simplificar la tarea y ahorrar dinero en el proceso de terminación sobre el lugar del pozo en MC 252, mostró una negligencia intencional en sus deberes de completar con seguridad el pozo, lo que condujo al reventón y a la explosión que mató a once personas. Once almas que nunca volverán. Once familias con madre y padres y esposas e hijos. Hijos que nunca volverán a ver a sus padres.

    Esa negligencia y esa pérdida de vidas constituyen homicidio por negligencia y todos los involucrados deberían ser arrestados y acusados correspondientemente.

    Por lo tanto ahora he establecido el tipo de gente con la que tenemos que ver: MENTIROSOS Y ASESINOS. Me deja atónito que todavía sigan teniendo el control total de este desastre después que ha pasado casi un mes.

    Ahora quisiera hablar sobre nuestra Reacción Federal ante el desastre.

    La primera reacción ante el desastre fue del Servicio de Guardacostas de EE.UU., que ha asumido el deber de proteger a BP y ayudarle a quitar importancia al vertido, suministrando a los representantes de BP guardias armados para mantener lejos a la prensa y a los equipos y cámaras de la televisión, enviando además representantes a las comunidades locales para suministrar información falsa sobre los peligros para la seguridad y la salud relacionados con el vertido de petróleo y los dispersantes químicos utilizados.

    La segunda reacción provino de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), que en un esfuerzo por quitar importancia al vertido y guardar las apariencias para BP, usó dos peligrosos dispersantes químicos que fueron inyectados a la columna de agua en el fondo del mar y pulverizados en la superficie sobre el petróleo y los trabajadores en las áreas del vertido y a lo largo de la costa, cerca de comunidades pesqueras costeñas. Esos dispersantes químicos contienen disolventes peligrosos para las poblaciones marinas en los estuarios del Golfo y de la costa y que nunca se ensayaron exhaustivamente en cuanto a peligros para seres humanos. En las hojas de datos para esos dispersantes químicos, siempre hay un descargo de responsabilidad: «Esta catalogación no significa que la EPA apruebe, recomiende, licencie, certifique o autorice el uso de este producto en un derrame de petróleo».

    Y eso es precisamente lo que hizo la EPA y sigue haciendo con un menosprecio total hacia las poblaciones marinas que colapsarán debido al uso de los dispersantes y a poblaciones humanas que enfermarán y pueden morir debido a esta decisión.

    «Maten al océano, salven las playas», una decisión de «trueque». ¿Cuál es la lógica de esta actitud? El Golfo es la Madre y los Estuarios son los viveros. Si la Madre muere, no habrá niños que incubar.

    La realidad es que el petróleo y los dispersantes químicos están entrando a nuestros estuarios mientras hablamos. La lógica del «Trueque» FRACASÓ.

    Como declaré, represento a pescadores comerciales de camarones. Tengo miembros, amigos y familiares que actualmente trabajan para contener y limpiar el vertido. Me relatan el total menosprecio de BP por el suministro de los trabajadores de Equipos de Protección Personal (PPE).

    Tengo amplia experiencia en el trabajo con productos químicos peligrosos asociados con el petróleo. En los años ochenta y noventa trabajé con Brown and Root Industrial Services como supervisor, superintendente general y superintendente de área. Supervisé trabajo de mantenimiento en refinerías de petróleo y fui responsable por la seguridad de los trabajadores y de que el trabajo se realizara a tiempo. Para mí, la seguridad y la salud de mis trabajadores SIEMPRE fue lo más importante.

    Trabajadores y familiares me dicen que NO se está suministrando protección respiratoria adecuada a los trabajadores pescadores.

    El petróleo, cuando llega a la superficie, se extiende sobre el agua y se calienta, libera peligrosos carcinógenos y esos carcinógenos se concentran más directamente sobre el pozo que derrama y el área circundante donde trabajan mis pescadores. NO se han entregado PPE de protección respiratoria a los trabajadores que trabajan directamente en esta área extremadamente peligrosa, incluso como precaución disponible ya que trabajan a 100 kilómetros mar adentro. De hecho, cuando algunos hombres llevaron sus propios respiradores, los representantes de BP en el lugar les dijeron que si usaban los respiradores serían despedidos del trabajo. Eso me inquieta profundamente.

    Mis pescadores están más preocupados de perder sus puestos de trabajo y el ingreso que necesitan desesperadamente para pagar cuentas y alimentar a sus familias que por su salud. Por años de experiencia sé que, cuando se está adecuadamente protegido, el trabajo en condiciones muy peligrosas puede ser completado con seguridad utilizando los PPE adecuados.

    ¿Sacrifica BP la salud y las vidas de mis pescadores para protegerse contra problemas ulteriores de responsabilidad civil?

    ¿Cómo podemos creer a mentirosos y asesinos cuando dicen que el lugar de trabajo es seguro?

    Es el mismo plan de juego que Exxon utilizó en Alaska hace 20 años y los pescadores de Alaska nunca recibieron un centavo en pagos de Exxon por enfermedad y muertes relacionadas con trabajos de limpieza después del derrame del Valdez. Exxon nunca suministró protección respiratoria a los pescadores en el derrame del Valdez.

    Estos temas de seguridad de los trabajadores constituyen mi principal PRIORIDAD y tienen que ser encarados DE INMEDIATO.

    Si vamos a permitir que BP utilice la 5ª Enmienda de «Nosotros el pueblo» en el tribunal y «la obtención de futuros beneficios» para que se libre de la plena responsabilidad por este desastre, estaremos interpretando el mismo papel que los alasqueños en el guión del Exxon Valdez que BP está utilizando con nosotros.

    Ya es demasiado tarde para que nuestros funcionarios elegidos, departamentos y agencias, abandonen la influencia del «Gran Capital» del «Gran Petróleo» y hagan lo que fueron elegidos y nombrados para hacer: representar y proteger a «Nosotros el pueblo» que votamos por ellos.

    Este gobierno tiene que tratar a BP como lo que son en realidad, MENTIROSOS y ASESINOS y tome el control de este monumental desastre.

    Este gobierno fue elegido por una plataforma de «CAMBIO». Hasta ahora, en lo que se refiere al «Gran Petróleo» las cosas siguen como siempre.

    En nombre de los Pescadores Comerciales que represento y de las comunidades costeras que están perdiendo su modo de vida, les pido que tomen el control de esta situación descontrolada.

    Clint Guidry

    Asociación del Camarón de Luisiana

Como tantos otros en Luisiana que tienen alguna relación con el esfuerzo de reacción ante el desastre petrolífero (que es básicamente el de todos), como indica su declaración, Guidry está horrorizado por la aparente falta de preocupación por los efectos para la salud de los dispersantes sobre los trabajadores en la limpieza.

«Hay incidentes que los propios Guardacostas han registrado y documentado, de aviones que rocían dispersante sobre embarcaciones de los Guardacostas, plataformas y pescadores,» me dice, «Nuestra mayor batalla ahora es tratar de proteger a la gente, y me está enfureciendo».

Guidry lo sabe directamente por declaraciones de pescadores que conoce que participan en el esfuerzo de limpieza, y le dicen que están siendo rociados.

Para empeorar las cosas, a pesar de que la así llamada EPA y los Guardacostas instruyeron a BP el 26 de mayo para que redujera dramáticamente su uso de dispersante en el Golfo, registros recientemente publicados por los Guardacostas muestran que BP ha excedido casi a diario los límites de dispersante desde esa orden.

Guidry, como todos los que he encontrado hasta ahora en Luisiana del Sureste, sabe demasiado bien que, como señaló sucintamente en su testimonio, «El infierno ha llegado a Luisiana del Sur».

Pero sabe que el futuro podría traer aún cosas peores. «Si ocurre otra serie de tormentas durante agosto, septiembre, y octubre, que es nuestra temporada de fuertes tormentas, que haya un huracán de Categoría 3, tendremos petróleo y dispersante por doquier. Cada área de Luisiana del Sur más allá de la protección contra huracanes perderá sus casas, su sustento, y su patrimonio».

Guidry habla con cariño de cómo solía pescar atún en el área donde el pozo derrama petróleo en el Golfo.

«Atunes azules, blancos, marrones, pez aguja, pez espada, hay de todo en el área», dice Guidry, «Este desastre ha causado destrozos en nuestro ecosistema marino que no conoceremos durante mucho tiempo. No sabemos lo que hemos hecho.»

Poco después Guidry nos invita, junto con varios otros amigos, a un corto viaje en barco por el Bayou. Guía con pericia su barco por el agua mientras nos muestra restos inactivos de la industria camaronera comercial del lugar.

«Nunez Seafood es la única planta de procesamiento que tenemos en Lafitte», explica Guidry. «Es donde solíamos empaquetar y congelar nuestros camarones antes que fueran enviados a todo el país. Ahora mismo, ese espacio de congelación debiera estar repleto de camarones.»

Tracy Kuhns, directora ejecutiva de Louisiana Bayoukeeper, va con nosotros, y ve como miro a la instalación vacía, que también está rodeada de numerosos barcos camaroneros vacíos.

«Pasamos de ser una aldea pesquera, a ser una localidad petrolera», agrega Tracy mientras abandonamos el desierto que solía ser Nunez Seafood.

Fuente: http://dahrjamailiraq.com/hell-has-come-to-south-louisiana

rCR