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El miedo ha ganado. La paz ha perdido

Fuentes: Fusion

Bueno, ya se han manifestado los norteamericanos. Y han elegido a Bush. ¿Por qué?, porque primero les ha metido el miedo en el cuerpo y luego les ha convencido de que él y sólo él les puede proteger. Es un método tan antiguo como el mundo, es el sistema de quien conoce bien a los […]

Bueno, ya se han manifestado los norteamericanos. Y han elegido a Bush. ¿Por qué?, porque primero les ha metido el miedo en el cuerpo y luego les ha convencido de que él y sólo él les puede proteger. Es un método tan antiguo como el mundo, es el sistema de quien conoce bien a los suyos y sabe donde les duele.
El norteamericano medio está convencido de que su modo de vida es la panacea universal, que su país es lo máximo. Tanto es así que no se preocupan ni tan siquiera de conocer al resto. Su ignorancia universal bordea lo insólito. Los Bush se preocuparon bien, intensa e inteligentemente, de poner en peligro todo eso, de crearse un enemigo, ficticio, que atentara contra la estabilidad del modo de vida americano. Una vez conseguido el resto era fácil. Apelar al patriotismo es el recurso tan sobado de todos los dictadores cuando no tienen argumentos que justifiquen sus métodos.
Bush consiguió así tocar el punto crítico de todo aquel que sólo aspira a comer, vivir bien y que le dejen en paz: el miedo. Así, consiguió el número de votos suficientes para seguir creando terror y luego erigiéndose en el salvador de la humanidad.
Es de destacar en este sentido, que su método ni siquiera contempla eliminar al cerebro o líder supuesto del terrorismo que atenta contra su país.
Hace años, cuando la guerra del Golfo, Sadam era el enemigo público número uno, le derrotan pero no le detienen. Mejor dejarle ahí para justificar otra ocasión.
Ahora el número uno es Bin Laden, pero Bush acosa y detiene a Sadam. Ya había caducado. Ya no era interesante.
Ahora es Bin Laden el «demonio» que atenta contra el pueblo norteamericano, contra su modo de vida, sus valores, su paz.
Es una razón para seguir expandiendo guerras, para seguir produciendo armas, para tener acojonado al personal y justificar así la existencia de un gobierno al que el pueblo necesita para que les defienda.
La Iglesia se inventó al demonio para sobrevivir. Paralelamente creó el miedo y se erigió en salvadora, en eterna luchadora contra el demonio por el bien de todos.
Así justifica su existencia a través de los siglos.
Bush, padre e hijo, como buenos devotos, copiaron el sistema. Se inventaron malos para ser ellos los buenos imprescindibles. Y la gente se lo cree. Claro que para ello hacía falta algo muy especial, y surgió el 11-S.
Bin Laden aparece unos días antes y vuelve a retar al pueblo americano. ¿Causalidad o estrategia?.
En una sociedad de tontos, ya se sabe, el medio listo se hace de oro. Pero viendo el nivel intelectual de Bush, uno se pregunta si llega a medio listo y cual será entonces el nivel de los que se tragan sus mentiras.
Porque esa es otra. Mintió con lo del 11-S. Mintió con lo de las armas de destrucción masiva. Mintió a la ONU, a sus aliados. Mintió tanto como habló. Pero, claro, eso es sólo parte de la estrategia. Confunde y vencerás.
Ahora tiene otros cuatro años por delante para crearse más guerras preventivas. Tiene amplio apoyo de los suyos y supuestos enemigos inventados que atentan contra su pueblo.
Sólo hace falta un nuevo atentado para echar más leña al fuego y preparar así la próxima invasión.
Claro que Irán, al que ya amenazan, no es Irak. Ni Corea del Norte es Afganistán. ¿Se atreverán con esos…?
Yo creo que no, esos son auténticos huesos, no enemigos inventados y carentes de recursos.
En cualquier caso, lo más grave y triste de todo es que el pueblo norteamericano se ha definido y ha tomado opción por la guerra, no por la paz. Ha entregado un cheque en blanco a Bush y, por tanto, se ha sumado a su destino.
Ahora, EEUU es una nación dividida, partida por la mitad, y eso sí que es debilidad. El miedo es la droga de los débiles.
Creo que la humanidad entera ha perdido estas elecciones, aunque, ¿Quién sabe…?, a lo mejor es el camino más directo para que los pueblos del mundo se decidan de una vez por todas y luchen con decisión por la verdadera paz, por la auténtica justicia, contra las mentiras y los mentirosos.
En cualquier caso, entramos en un tiempo apasionante.
Atentos al juego, promete de todo.