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El muro, la colonización y la paz

Fuentes: Rebelión

El 24 de marzo de este año, el mismo día de la llegado de los dos enviados especiales de Washington, David Walsh, Secretario Adjunto del Departamento de Estado para Oriente Medio y Eliot Abrahams Vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad, Betselem, una ONG israelí dedicada al seguimiento jurídico de las violaciones de los Derechos Humanos […]

El 24 de marzo de este año, el mismo día de la llegado de los dos enviados especiales de Washington, David Walsh, Secretario Adjunto del Departamento de Estado para Oriente Medio y Eliot Abrahams Vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad, Betselem, una ONG israelí dedicada al seguimiento jurídico de las violaciones de los Derechos Humanos en los territorios palestinos ocupados, presentó un informe sobre los efectos y las consecuencias que está provocando el Muro de Separación que construye el Gobierno de Tel – Aviv, en estos territorios.

Conviene aclarar, antes de entrar en el tema, que la «Línea verde», es la delimitación reconocida internacionalmente, entre Israel y los Territorios Palestinos Ocupados (Orilla Occidental y Franja de Gaza). Ésta última, de 364 kilómetros cuadrados y su millón y medio de habitantes, ya está encerrada dentro de un muro que la rodea completamente y está en proyecto un segundo muro separado del primero por unos 70 metros. En cambio el muro en la Orilla Occidental está en construcción, y que si hubiera seguida la Línea Verde como en el caso de la Franja de Gaza, habría sido una aplicación legal se habría interpretado como medida de en el supuesto de que tal solución sea válida. El caso es que el Gobierno de Ariel Sharon decidió unilateralmente, construirlo dentro de los territorios palestinos. El hecho no sólo pone en duda su supuesta finalidad de seguridad, sino que viola el Derecho Internacional tal y como ha sentencionado El Alto Tribunal de La Haya a pedido de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

De acuerdo con el informe de Betselem, alrededor de medio millón de palestinos, de un total de dos millones (habitantes de la Orilla Occidental) serán afectados directamente por la construcción del Muro. Por un lado, unos 24 mil palestinos que habitan 14 poblados estarán encerrados entre el Muro y la Línea Verde. Por el otro, el Muro rodearía por los tres costados unas 53 ciudades y poblados con sus 230 mil habitantes. Y, tercero, unas 18 localidades y sus 220 mil habitantes del sector de Jerusalém oriental estarían aislados de su entorno palestino.

El Muro anexionaría 55 colonias que engloban a la mayoría de los colonos israelíes. 12 colonias en el sector de Jerusalém y 42 en la Orilla Occidental, donde habitan 322 mil colonos. En este sentido el Muro se apropiaría, en el sector de Jerusalém Oriental y el Bloque de la Colonia Ma’aleh Adumim de un 9,5% del territorio palestino de la Orilla Occidental. Ahora si Tel – Aviv amplia el Muro, tal y como ha anunciado el propio Ariel Sharon, para incluir los bloques de las Colonias Ariel, Cadumim y Ufrim, esto implica la anexión de otro 3,5%. En total sería un 13% de un territorio de cinco mil kilómetros cuadrados (la extensión de la Orilla Occidental) habitados por más de dos millones, y según Sharon y Bush están llamados a servir para el retorno de gran parte de los más de cuatros millones de la diáspora palestina, al mismo tiempo, ambos, han excluido al territorio israelí como destino de este retorno de acuerdo con la Carta de Garantías que Bush entregó a Sharon el año pasado.

Las consecuencias de este Muro, son tanto más complicadas como negativas. Un Muro de 670 kilómetro de largo en un territorio de apenas cinco mil kilómetros cuadrados, impone la necesidad de puntos de cruce, tanto para animales, humanos y mercancía. De hecho su construcción contempla el levantamiento de 63 puertas. Ahora bien, de acuerdo con el periódico israelí Ha’artz (26 de diciembre de 2004) el Ministerio de Defensa Israelí, que es la autoridad en los territorios palestinos ocupados, tiene proyectado transferir los puntos de paso del Muro a las autoridades civiles. El mencionado ministerio, y de acuerdo con Ha’artz, le da un carácter estratégico a este proyecto que de este modo «transforma al Muro en una Frontera de facto entre Israel y los territorios palestinos ocupados». Este hecho contrasta las repetidas declaraciones oficiales israelíes en el sentido de que el Muro no es una frontera y que su única finalidad es la seguridad del ciudadano israelí.

Pero la cadena de implicaciones va más allá aún. Recién el triunfo electoral del Presidente palestino Mahmud Abbas (AbuMazen) el Gobierno de Washington decide otorgar 320 millones de dólares de ayuda para la parte palestina. A los pocos días Washington, anuncia unilateralmente y sin consulta con la parte palestina, que unos 40 millones de esta ayuda serán destinados al Gobierno Israelí, precisamente para financiar la construcción de estos puntos fronterizos en el Muro de Separación, alegando que la finalidad, es mejorar las condiciones de vida del ciudadano palestino obviando que de este modo están oficializando el carácter de frontera del este Muro.

Ahora bien, el informe de Betselem, recalca el carácter fundamentalmente agrícola de la sociedad palestina y que éste 13% de tierras apropiadas por Israel son precisamente las tierras más fértiles que tienen y donde se concentran sus principales fuentes de agua, tanto para el riego como para el consumo humano.

Hablar del Muro de Separación, es de hecho, hablar de la colonización de las tierras ocupadas palestinas. Esos mismo días Israel anunció la construcción de más de tres mil viviendas precisamente para enlazar Ma’aleh Adumim con Jerusalém Occidental cortando la comunicación terrestre entre el norte y el sur de la Orilla Occidental como cerrando el circulo alrededor de Jerusalém Oriental aislándolo de su entorno palestino. Ahora bien, si el Muro no sigue la Línea Verde, es precisamente para anexionar estas colonias a Israel y para que funcione como futura frontera. La Ruta del Camino, elaborada por la Comisión Cuatripartita (EE.UU., ONU, UE y Rusia) exige a cada parte inhibirse de tomar cualquier medida que pueda alterar el statu quo que se tiene que tratar en las negociaciones finales. Sobra señalar que tanto Muro como Colonización alteran profundamente el statu quo presente y prefigura el final.

La pregunta lógica es ¿Cuál es la reacción de los miembros de esta comisión? La única respuesta que ha dado Estados Unidos, hasta el momento de escribir estás líneas, ha procedido de su Embajador en Tel – Aviv. El día 24 del presente mes, y en una reunión con nuevos funcionarios del Ministerio del Exterior israelí aclaró que no hay ningún entendimiento entre su gobierno y el israelí sobre el mantenimiento de los bloques de colonias israelíes bajo soberanía de Tel – Aviv, y explicó que tal malentendido tiene un origen semántico. Para el embajador Dan Kurtzer, el término «I Understand» en ingles significa «comprendo» y no implica estar de acuerdo y parece que ciertos funcionarios israelíes que no dominan bien el inglés llegaron a esta errónea conclusión. El embajador aclara e insiste; «Les digo que no existe, en absoluto, tal entendimiento, he consultado con Washington para poder hacer mis afirmaciones». Con esto parecía clara la posición estadounidense. Pero no es así, en menos de 24 horas, al día siguiente, el mismo embajador se encargó de desmentir el informe de la prensa israelí, alegando que está lleno de errores y que él mismo no se ha cansado de repetir frente a los responsables israelíes que no tiene la menor duda sobre la realidad de este entendimiento al que arribaron el presidente George Bush y Ariel Sharon. Dicho de otro modo, EE.UU e Israel ya han decidido, entre ambos, lo que palestinos e israelíes deben de definir mediante las negociaciones finales.

Al día siguiente de estas declaraciones, Condoleezza Rice confirma el compromiso de Bush, en el sentido de que EE.UU. garantiza a Israel la no vuelta a la línea verde, a la línea anterior a la guerra de 1967. Es decir que EE.UU. está de acuerdo con que Israel anexionara estos bloques de colonias, pero añade que la negociación con Tel – Aviv, sobre la ampliación de las colonias han tenido ciertas dificultades y no han concluido con ningún resultado. Por ello parece lógica la interrogante de varios responsables palestinos de ¿qué es lo que se va a negociar?, ¡ya no queda nada que negociar!

Kofi Annan, al respecto, sigue cumpliendo con su función de dirigir unos llamados que no concretan nada y no llevan a ninguna parte. Javier Solana, responsable de política exterior de la Unión Europea acaba de declarar, (lo que de hecho, todos saben), de que estas medidas israelíes violan la Ruta del Camino pero sin especificar o concreta ninguna medida a tomar al respecto, ni siquiera el mínimo de pedir una reunión de la Comisión Cuatripartita. Rusia, con tono más tímido, aun, se prenunció en el mismo sentido.

Lo doloroso y paradójico del caso es que a los seis o siete meses, a un año o dos, cuando vuelva a estallar la violencia, serán estás partes las que se precipitarán a condenarla obviando su parte de responsabilidad.

* Politólogo, ex diplomático palestino [email protected]