Pervin Buldan es diputada del partido DEM (Partido por la Igualdad y la Democracia) y uno de los vicepresidentes del Parlamento turco. Nació en 1967 en la ciudad de Hakkari, Kurdistán de Turquía. A finales de los años 80 se casó con el empresario kurdo Savaş Buldan, y los dos se mudaron a Estambul. El 3 de junio de 1994 Savaş Buldan, junto a dos amigos, fue secuestrado por “desconocidos” en Estambul. Al día siguiente los cuerpos de los tres fueron encontrados en Bolu: habían sido bárbaramente torturados y ejecutados con un tiro en la cabeza. Un año después de la ejecución del marido, Buldan se unió a las Madres del Sábado, la asociación de familiares de los desaparecidos por el estado y sus paramilitares. Al mismo tiempo entró en el partido kurdo HADEP.
Buldan fundó la “Asociación para la Cooperación y la Solidaridad con las Familias Víctimas”, posteriormente ilegalizada. En 2002 cofundó la “Asociación de Solidaridad y Apoyo a los Familiares de Personas Desaparecidas” (Yakay-Der), de la cual fue Presidenta.
Fue varias veces candidata a diputada en elecciones generales, y finalmente en 2007 resultó electa como independiente en Iğdır, convirtiéndose en la primera diputada mujer de esa provincia. Desde entonces fue nuevamente elegida diputada por Iğdır en 2011. El mismo año fue nombrada Copresidenta del Grupo Parlamentario del BDP. Posteriormente, fue elegida diputada del HDP (Partido Democrático de los Pueblos) por el tercer distrito de Estambul en las elecciones de junio y noviembre de 2015. En el tercer Congreso Ordinario del HDP, el 11 de febrero de 2018, Buldan fue elegida co-presidenta.
Entre 2013 y 2015, Buldan formó parte de la delegación que se reunió con Öcalan en Imrali durante el denominado «Proceso de Solución» (que el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan terminó unilateralmente en 2015), junto al entonces presidente del BDP, Selahattin Demirtaş (en prisión desde 2016), y el diputado Sırrı Süreyya Önder, quien también integró – hasta su fallecimiento el 3 de mayo de 2025 – la nueva delegación de Imrali que retomó los encuentros con Öcalan el 28 de diciembre de 2024.
Pervin Buldan habló con Berria tras una nueva visita a Imrali, el pasado 25 de julio.
Me gustaría comenzar con una pregunta personal, ¿Cómo se sintió al volver a reunirse con el Sr. Öcalan después de tantos años?
Durante las negociaciones entre 2013 y 2015, tuve encuentros frecuentes y muy proficuos con el Sr. Öcalan. Luego de eso, se le impuso un aislamiento extremadamente severo, y durante diez años no tuvimos ninguna noticia suya. Poder reencontrarme con él ahora, en el marco de este nuevo proceso, y presenciar su firme voluntad para iniciarlo, es algo muy valioso para mí a nivel personal.
El Sr. Öcalan es un líder de gran influencia, cuyo impacto trasciende las fronteras de esta región. A través de su figura, podemos ver tanto el destino de un pueblo como las propuestas concretas para resolver los problemas de la región.
A título personal, me siento profundamente honrada de ser parte de este proceso, de esta búsqueda de una solución. Es un privilegio contribuir a la construcción de un futuro sin guerras ni conflictos para los pueblos de esta zona.
Desde el llamamiento que Öcalan hizo el 27 de febrero 2025, el movimiento kurdo ha dado pasos significativos. ¿Cree que el gobierno está respondiendo con la misma sinceridad?
A diferencia de épocas anteriores, esta vez ambas partes parecen tener una voluntad más clara y firme de resolver el conflicto. Se está gestando un modelo de resolución de conflictos que podría convertirse en un ejemplo histórico a nivel mundial. Lo que estamos viviendo no tiene precedentes; estamos ante un proceso único.
El llamamiento del 27 de febrero, las decisiones del XII congreso del PKK [declarar un alto el fuego, decomisar las armas y disolverse en tiempos y modos por decidir] y la ceremonia de entrega de armas del 11 de julio son pasos valientes e históricos, que antes habrían parecido impensables. Es cierto que el Sr. Öcalan y el movimiento kurdo han asumido grandes riesgos y han dado pasos importantes. También vemos que el Estado y el gobierno se están preparando seriamente para actuar.
Este proceso no debe evaluarse sólo por la sinceridad de las partes; hay condiciones y necesidades que obligan a avanzar. Podemos decir que ambas partes muestran una voluntad firme. Aunque aún no hemos alcanzado el nivel deseado en todos los aspectos, creemos, y así lo observamos, que los avances seguirán produciéndose con rapidez.
Está claro que siguen una hoja de ruta. ¿Cuáles son los próximos pasos esperados?
Nuestro objetivo es alcanzar una paz digna y duradera. Se trata de una alianza histórica entre los pueblos kurdo y turco, una hermandad basada en la convivencia y el respeto mutuo. Aún hay mucho por hacer. Décadas de conflicto han dejado heridas profundas. Pero una de nuestras mayores fortalezas es que, pese a todo, no se ha cultivado un odio irreversible entre los pueblos.
Los pueblos que habitan esta tierra siguen expresando su deseo de vivir juntos, en igualdad y con sus propias identidades. La principal garantía de éxito es esa voluntad colectiva de paz y convivencia. Si lo logramos, será una conquista enorme, no solo para Turquía, sino también para todos los pueblos de la región: una demostración concreta de que la convivencia pacífica es posible.
Este proceso propone un nuevo paradigma: sustituye la lógica de “matar o morir” por la de “vivir y dejar vivir”; y reemplaza el ciclo de “negación, rechazo y rebelión” por una base de aceptación y convivencia.
En estos últimos días se ha creado una comisión parlamentaria y es necesario fortalecer el marco legal y político para avanzar. Esta es una gran responsabilidad para la política institucional y para el Parlamento. Las partes han expresado su voluntad de paz; ahora les corresponde a las instituciones democráticas construir las bases de esa paz. En este sentido, hay pasos clave por dar, y es fundamental que haya una dinámica verdaderamente democrática e inclusiva.
Aunque ha habido ciertas mejoras, el aislamiento en Imrali aún no se ha levantado del todo. ¿Qué considera que debe hacerse al respecto?
El Sr. Öcalan ha dicho muchas veces que no concibe su libertad personal como separada de la libertad colectiva, y que filosóficamente no le asigna un valor individual a su propia libertad. Esto es profundamente significativo.
Sin embargo, para que él, en cuanto figura clave en este proceso, pueda contribuir con mayor eficacia y liderar directamente esta etapa, deben garantizarse las condiciones necesarias.
Ha habido cierta apertura en términos de comunicación, pero si queremos que el proceso avance realmente, el Sr. Öcalan necesita poder comunicarse libremente con todos los sectores de la sociedad. Esto no se puede lograr con pequeños ajustes o flexibilizaciones.
Confiamos en que esto será posible a medida que el proceso continúe fortaleciéndose. De hecho, si se consolida este camino, las restricciones, presiones e ilegalidades que aún existen dejarán de tener justificación alguna.
La ceremonia organizada por el PKK el 11 de julio en el Kurdistán iraquí fue un paso simbólico muy importante. A medida que el proceso entre en una fase de negociación concreta, surgirán temas como la reintegración de combatientes y los presos políticos. ¿Se está trabajando ya en esto?
La sociedad va un paso por delante en estos temas. La ciudadanía los aborda desde una mirada más inclusiva y libertaria. Ya se discuten ampliamente en los barrios, en las plazas, en la vida cotidiana. Pero en el plano político, el espacio idóneo para tratarlos es el Parlamento.
Una de las tareas más importantes de la comisión recientemente creada en la Gran Asamblea Nacional de Turquía es precisamente ofrecer soluciones a estas cuestiones. Como mencioné antes, si queremos avanzar, hay que crear un marco legal y político sólido.
El Parlamento ya ha tomado una iniciativa, la creación de una comisión ad hoc, y ahora es el momento de convertirla en pasos prácticos.
¿Qué le gustaría decir a la sociedad civil de tantos países en el mundo que han apoyado la causa kurda en todos estos años? ¿Y, por otro lado, qué opina de la posición de la comunidad internacional?
Como dices, primero debemos distinguir entre los poderes internacionales y las sociedades civiles del mundo. Los pueblos del mundo han demostrado ser amigos del pueblo kurdo. Han apoyado su lucha, al igual que lo han hecho con otros pueblos oprimidos. Quieren el fin de las guerras y de los conflictos, y que se reconozcan los derechos de los pueblos.
Por eso, esperamos que las sociedades civiles en el mundo levanten su voz y fortalezcan la lucha internacionalista por una paz global. No solo respecto a este proceso en Turquía, sino que, al igual que en el pasado, también levanten su voz y se opongan a esta guerra de dominación que se vive en Palestina y en muchas partes de Oriente Medio.
En cuanto a los poderes internacionales, lamentablemente no soy, no somos, muy optimista. Han jugado papeles negativos, incluso destructivos, en los conflictos históricos que hoy afectan a esta región. En muchos casos, han contribuido a prolongar guerras y divisiones. Nuestra única petición hacia ellos es esta: Si no van a apoyar, que por los menos no interfieran ni pongan obstáculos.
Dicho eso, estoy convencida de que la voluntad de los pueblos que quieren vivir en paz es más fuerte que la de aquellos que se benefician del conflicto. Y creo firmemente que este destino adverso cambiará.
¿Le gustaría agregar algo más?
Aprovecho esta oportunidad para enviar un saludo fraterno y todo nuestro respeto al pueblo vasco, que ha llevado adelante una lucha ejemplar durante décadas. Los pueblos oprimidos compartimos un destino común, y con nuestros amigos y aliados, seguiremos caminando juntos hacia un mundo más justo, pacífico y habitable.
Fuente: https://www.berria.eus/orsola-casagrande_586_115.html
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.