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El patio del Monipodio borbónico y sus alrededores familiares

Fuentes: Rebelión

No es un nudo importante. De acuerdo, no lo es. Pero es significativo de la alargada sombra del poder borbónico, de las peculiaridades de la Monarquía española y de la consideración real de España como un cortijo propio y de 101 grandes que no son dálmatas precisamente. Guillermo Rodríguez daba cuenta en Público, jueves 31 […]


No es un nudo importante. De acuerdo, no lo es. Pero es significativo de la alargada sombra del poder borbónico, de las peculiaridades de la Monarquía española y de la consideración real de España como un cortijo propio y de 101 grandes que no son dálmatas precisamente.

Guillermo Rodríguez daba cuenta en Público, jueves 31 de marzo [1], que según ha desvelado la revista «¡Qué me dices!», Fernando Gómez-Acebo visitó junto a su mujer, Mónica Martín Luque, una conocida tienda de bolsos en Madrid. El 21 de marzo. Ni corto ni perezoso, a él y a su señora no les tose nadie, estacionó su vehículo en un carril-bus de la zona céntrica de la ciudad. Gente de clase como ellos no pierde el tiempo en tonterías ni, desde luego, usa el transporte público. Para evitar la multa y que la grúa retirase el coche, la parejita colocó una tarjeta en el parabrisas del coche aparcado: «Prioridad oficial. Casa de Su Majestad. El Rey». Tal cual, con su rostro insoportable. Sorprendido por los fotógrafos, Fernando Gómez-Acebo, sobrino de la Primera autoridad del Estado, les sacó la lengua. Ninguna disculpa, ninguna rectificación. El y su señora son muy suyos.

Las imágenes, según dicen, han causado «una gran incomodidad» en la Zarzuela. «Incomodidad» es el termino elegido, al tiempo que califican las triquiñuelas del sobrinísimo de «inaceptables». Cuando Zarzuela celebra actos oficiales reparte entre los invitados tarjetones como el que utilizó el familiar borbónico. Un cartel, matizan fuentes de la casa real por si nos hubiera llegado el metilmercurio al cerebro, «que no tiene uso oficial».

Pese a la «gran incomodidad» generada, señala Guillermo Rodríguez en su información, las fuentes de la realeza no han concretado si Zarzuela se pondrá en contacto con Fernando Gómez-Acebo para expresarle su malestar. ¿Por qué? Porque the family is the family y esos «son aspectos que entran dentro de los movimientos familiares». Tal cual lo digo. Eso sí, la casa real ha censurado, o dice censurar, no el aparcar en una zona reservada para el transporte público sino el uso que hizo Gómez-Acebo de la institución monárquica para aparcar como le vino en gana. Eso no se hace o se hace pero disimula un poco.

¿Qué se esconde detrás del incidente? No sólo el trato imposible e inadmisible que la Constitución española reserva al Rey borbón y a sus sucesores en el trono, sino la convicción extendida entre los alrededores y ramificaciones de la Casa Real griego-española de que pueden hacer siempre, y en toda circunstancia, lo que les viene en gana, sin problema alguno, sin límites y sin pagar nunca por ello. Ellos, es convicción memética de la tradición, están hechos de una materia especial, muy distinta y distinguida de la del resto de los mortales.

Platón malinterpretado en estado puro.

Nota:

[1] Guillermo Rodríguez, Público,31 de marzo de 2011.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.