Recomiendo:
0

¿El presidente Rick Perry?

Fuentes: Progreso Semanal

Imaginen la escena siguiente: 3 millones de cristianos se reúnen en Washington, D.C. en 2013. El presidente entrante Rick Perry les pide que recen a Dios para Él que deje de calentar el clima y que a cambio prometen dejar de pecar: hacerse abortos, practicar la homosexualidad -hasta no realizar matrimonios del mismo sexo. Desde […]

Imaginen la escena siguiente: 3 millones de cristianos se reúnen en Washington, D.C. en 2013. El presidente entrante Rick Perry les pide que recen a Dios para Él que deje de calentar el clima y que a cambio prometen dejar de pecar: hacerse abortos, practicar la homosexualidad -hasta no realizar matrimonios del mismo sexo.

Desde que Perry anunció que no creía en los aportes del hombre al cambio climático y ha atribuido los huracanes, tsunamis, sequías, inundaciones, terremotos y fuegos (el mejor de todos) a Dios, el gobernador de Texas ha convocado una reunión para orar en Houston

El 7 de agosto, parado sobre un escenario y rodeado de más de 30 000 cristianos, Perry -imaginen a Burt Lancaster haciendo de Elmer Gantry- rogó a Cristo que bendijera y guiara a los líderes militares y políticos y a «aquellos que no pueden ver la luz en medio de toda la oscuridad». Su discurso en la reunión de oración, que él patrocinó mientras «sopesaba» su decisión de aspirar a la presidencia, caracterizó al hombre y a sus electores.

Con la cadencia de los evangelistas, vestido con su ropa hecha a la medida y con la solemnidad de un Jerry Falwell, miró al cielo: «Señor, Tú eres la fuente de todo lo bueno». Luego Perry inclinó la cabeza, cerró los ojos y acercó la boca al micrófono: «Tú eres nuestra única esperanza y estamos hoy aquí ante Ti intimidados por tu poder y agradecidos por sus bendiciones y humildad por nuestros pecados. Padre, nuestros corazones sangran por Estados Unidos, Vemos la discordia en casa. Vemos el temor en el mercado. Vemos ira en los salones de gobierno, y como nación hemos olvidado quién nos hizo, quién nos protege, y por eso pedimos Tu perdón».

Luego Perry leyó pasajes de la Biblia: «Hay esperanza para Estados Unidos», dice el sitio web de Perry. «Está en el cielo, y la encontraremos estando de rodillas».

Parte del público se puso de pie; otros cayeron de rodillas. Algunos dejaron que las lágrimas corrieran por sus mejillas; otros se las secaron. Las cabezas asentían. Se oían voces que gritaban: «¡Amén!»

Perry absorbió por sus poros texanos los modos evangélicos de comunicación, mezclando a Jesús y a la bandera como iconos intercambiables: «Al igual que todos ustedes, amo profundamente a este país», confesó. «Es más, lo único que ustedes aman más aún es a al Cristo viviente».

Si la honestidad de Perry competía con la retórica religiosa, él pudiera haber añadido el dinero para convertir su dúo amoroso en un menage à trois. Detrás de este mitin y de su candidatura estaba la Asociación de la Familia Norteamericana que impulsaba su collage de doctrinas evangélicas ultra derechistas -denunciando el desfile usual de horrores, tales como el matrimonio homosexual, abortos y la evolución, y varios multimillonarios como Bob Perry (no están relacionados), que se hizo famoso por lo de las Lanchas Swift (¿recuerdan la campaña de calumnias contra John Kerry?). Coincidentemente, Perry ha agregado una reducción de los impuestos corporativos y de riqueza, además de la desregulación, a su liturgia religiosa de pistolero.

«Es una monstruosa mentira», peroró en la «amusical» francachela republicana presidencial del 7 de septiembre. «Es un plan Ponzi decir a nuestros hijos que tienen hoy 25 o 30 años, ustedes están pagando un programa que va a estar presente».

El diccionario define al plan Ponzi como «Una estafa de inversión en la cual algunos inversionistas iniciales reciben su pago del dinero que invierten otros posteriormente a fin de alentar a que se corran mayores riesgos».

Yo he estado recibiendo mi Seguridad Social durante diez años y no lo considero ingenuamente una inversión. Yo pagué un poco durante toda mi vida laboral y ahora recibo un cheque mensual al igual que los 54 millones de mis colegas receptores.

Como el sistema del Seguro Social había acopiado más de lo que tenía que pagar, el Congreso le permitió prestar dinero para pagar por otros asuntos gubernamentales -como las guerras. Recibió su pago en forma de bonos del Tesoro, que ahora tienen un valor de $2,5 billones.

Las estafas Ponzi -como la de Bernie Maddoff- se deshacen en poco tiempo y los inversionistas pierden su dinero. El estafador se oculta o es arrestado.

Sí, la Seguridad Social se enfrenta a un problema de financiamiento dentro de unos 25 años, pero los contadores piensan que pueden arreglarlo antes del 2040.  (Glenn Kessler, «La Seguridad Social y su papel en la deuda nacional», The Washington Post, 7 de julio de 2011.)

Al igual que la mayoría de los aspirantes republicanos, Perry implora a su audiencia que no confíe en el gobierno y ponga su fe en la creación de Dios: el libre mercado y la oración cristiana.

¿Habrá escuchado y observado Dios la gigantesca reunión de oración de Perry para pedir y rezar por la lluvia? Si Él lo hizo, piensen en su respuesta. El 7 de septiembre, 57 incendios arrasadores ya habían destruido más de 1 500 viviendas por todo Texas, más seca que un hueso. Hubo muertos. Miles marcharon a los refugios. Entró en efecto el racionamiento de agua. Un fuego descontrolado se acercó a Austin, la capital del estado.

Hasta el 7 de septiembre, más de 100 000 acres se habían quemado y Texas se convirtió en el estado Hambriento de Lluvia, en vez de en el de la Estrella Solitaria. Los bomberos no habían contenido los incendios, admitió Perry.

Él no dijo que había apoyado recortar de $30 millones a $7 millones el financiamiento para los departamentos de bomberos voluntarios que combaten a los fuegos arrasadores.

Mientras rugían los incendios, Perry se marchó a la Biblioteca Reagan en California a sostener un duelo con los aspirantes republicanos -un propósito más alto, para un cargo más alto. Después de todo, como ha indicado en varias oportunidades, Dios le habla.

Quizás una explicación más creíble para sus referencias a tales comunicaciones divinas provino de un cartel en la Iglesia Episcopal de Santa Catalina, en Texas.

«Gobernador Perry. Le habla Dios. La voz que siente en su cabeza no soy yo. Tómese sus medicinas. Ensayo del coro el miércoles a las 7 p.m. Inscríbase.»

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=3810:iel-presidente-rick-perry&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4