Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
La Lista Conjunta puede que no salve este país, pero demostró que es la única alternativa real al racismo y la provocación de la derecha israelí.
El presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, pronuncia un discurso en la sede del partido en la ciudad norteña de Shefa-‘Amr el día de las elecciones, 2 de marzo de 2020. (Oren Ziv)
No nos despertamos con un nuevo Israel el martes por la mañana, después de la tercera elección del año pasado. Todo ciudadano palestino de Israel conoce el fundamento moral sobre el cual se fundó Israel. Todos sabemos el alto precio que los palestinos han pagado por los crímenes históricos cometidos por otros contra el pueblo judío.
Desde su inicio hasta hoy Israel no ha dejado de infligir daños a sus ciudadanos palestinos. Los oprimió, los despojó de sus tierras y sus derechos, intentó borrar su identidad y aprobó leyes racistas contra ellos. La sociedad árabe está experimentando un proceso de reconciliación entre su identidad palestina y su ciudadanía israelí. Y a medida que ese proceso ha tomado forma, los ataques del oficialismo israelí solo se han intensificado.
Cada vez que parece que hemos alcanzado un nuevo umbral mínimo, el Gobierno de extrema derecha de Israel nos sorprende con nuevas formas de incitación, discriminación y eliminación, al tiempo que arrastra al público judío de Israel a normalizar el racismo. Los resultados de las elecciones del lunes, en las que el bloque derechista de Netanyahu probablemente terminará con 58 escaños de la Knéset, reflejaron cuán extendido está el racismo en la sociedad judía israelí. Es otro paso más para deshacer cualquier democracia que permanezca aquí.
Pero debajo de los escombros que dejó el movimiento sionista ha surgido un nuevo pueblo palestino. Las víctimas del colonialismo sionista, representadas por las cuatro listas árabes, y con la ayuda de unos pocos socios judíos, formaron la Lista Conjunta.
Las últimas elecciones revelaron cuán profundamente el odio funciona en la sociedad israelí. Todos están ahora contra todos. Los insultos étnicos, el elitismo ashkenazí y la deslegitimación de varios grupos minoritarios convirtieron a la Lista Conjunta en el último bastión que lucha por los derechos democráticos básicos en este país.
Para los seguidores, los obstáculos parecían demasiado grandes de superar frente al tsunami fascista que nos envolvió. Pero la Lista Conjunta, que se encontraba en el punto de mira del consenso sionista, no tenía muchas opciones y siguió avanzando sin inmutarse. Miles de personas acudieron a votar por la Lista en esas últimas horas del lunes antes de que cerraran las urnas.
Los resultados de las elecciones nos recordaron que la Lista Conjunta no salvará a Israel de sí mismo o de su enfermedad, pero salvar y fortalecer a la sociedad palestina, y lo que queda de la izquierda judía, es un objetivo importante y mucho más factible que derribar al Gobierno de la derecha. Además de anular el «Acuerdo del siglo» de Trump, esta fue probablemente la promesa de campaña más ambiciosa hecha por el jefe de la Lista Conjunta Ayman Odeh. Mientras tanto la Lista solo ha logrado detener temporalmente a Netanyahu de declarar la victoria. La lucha por un cambio real será larga y difícil.
Luchando juntos
A pesar de los avances logrados por el bloque de derecha el lunes, merecemos celebrar pequeños éxitos. Aquí hay solo una lista parcial de ellos:
1. No podemos ignorar el hecho de que el 90 por ciento de la población palestina de Israel apoyó la Lista Conjunta. Un número significativo de ciudadanos palestinos que previamente votaron por los partidos judíos-sionistas votaron esta vez por la Lista. El apoyo de la Lista en las aldeas drusas, que históricamente han votado a los partidos sionistas, se duplicó a expensas de Likud e Yisrael Beitenu. Los alcaldes árabes también expresaron su total apoyo, mientras que aquellos que optaron por boicotear las elecciones israelíes estuvieron relativamente callados esta vez.
2. La Lista Conjunta tendrá cuatro representantes femeninas en la Knéset esta vez, un logro que no debe ni puede descartarse. Cada una de estas mujeres representa diferentes segmentos de la sociedad palestina.
3. El apoyo de nuestros socios judíos ha crecido esta vez, ya sea debido al colapso de la izquierda sionista, el fortalecimiento de la Lista Conjunta en sí misma o la provocación de la derecha. Espero que el aumento del voto judío por la Lista sea el primer paso para formar un partido árabe-judío fuerte, radical, de izquierda y no sionista. No quiero que los judíos simplemente apoyen la lucha de la minoría palestina dentro de Israel. Quiero tantos socios en tantas luchas que enfrentan las personas oprimidas en este país. No quiero que nos unamos, quiero que luchemos juntos.
4. Tendemos a hablar sobre el hecho de que la Lista Conjunta está compuesta por cuatro listas. De hecho la lista tiene cinco componentes. La quinta parte está compuesta por personas como yo que no pertenecen a un partido. No tenemos una agenda aparte de apoyar ideas nacionales, progresistas y democráticas. Y somos muchos.
La diputada HebaYazbakde la Lista Conjunta en la sede del partido de la lista conjunta en la ciudad norteña de Shefa-‘Amr, durante las elecciones de la Knéset, 2 de marzo de 2020. (David Cohen / Flash90)
No tengo dudas de que los cuatro partidos no tienen posibilidades de sobrevivir sin la Lista Conjunta o la amplia base de apoyo de los palestinos que no pertenecen a un partido político. Estas son las mismas personas que apoyaron la Lista en línea, en artículos de opinión, videos, canciones y reuniones. Detrás de ellos hay escritores, formadores de opinión, jefes de organizaciones de la sociedad civil, intelectuales, economistas, científicos, artistas, periodistas, etc. Este quinto partido tiene suficiente espacio para todos.
5. Esta podría ser la primera vez que el público judío dominante no puede culpar al público palestino de no «hacer su parte» al quedarse en casa el día de las elecciones y «entregar» una victoria a la derecha. Los continuos ataques a los políticos palestinos han permeado tanto la conciencia israelí como a la comunidad palestina. Hubo años en que las críticas a los líderes palestinos fueron especialmente letales y cuando muchos de los comentaristas sionistas afirmaron que había una brecha entre el público palestino y las personas elegidas para representarlo. Ahora hemos desmentido oficialmente este reclamo.
La línea divisoria entre los «árabes israelíes» (como se nos conoce en el lenguaje israelí) y nuestros llamados «miembros nacionalistas de la Knéset» se ha desdibujado. La Lista Conjunta es ahora el único representante legítimo de los 1,5 millones de ciudadanos palestinos de Israel. Ha recibido un mandato del pueblo y la sociedad israelí y su liderazgo, desde la derecha hasta la extrema derecha, deben asumirlo y actuar de acuerdo con este hecho.
6. En estas elecciones el amor ha vencido al odio. Ayman Odeh y el resto de la lista realizaron una campaña positiva, prefirieron enfrentar todo el mal y la incitación de la derecha, liderados en primer lugar por Netanyahu, y responder presentando una alternativa política basada en una visión de esperanza. Funcionó. Lentamente fuimos testigos de cómo este tipo de mensajes positivos penetraron al público palestino y nos transmitió la sensación de que tenemos el poder de hacer cambios.
Odeh demostró las virtudes y cualidades de un verdadero líder de las que carecía la falsa oposición de Benny Gantz, quien esperaba derrotar a Netanyahu formando una coalición basada en una «mayoría judía» con el presidente del Partido Laborista, Amir Peretz, y el jefe de Meretz, Nitzan Horowitz, quienes saltaron del barco del sionismo que se hundía después de arrojar al mar a sus amigos árabes.
7. Debemos dar un suspiro de alivio porque después de la campaña de Gantz, en la que rechazó una asociación con la Lista Conjunta, los políticos palestinos no tendrán que decidir si lo recomiendan o no como primer ministro, una decisión que casi nos destrozó el año pasado. Esta vez hemos aprendido la lección.
Una versión de este artículo se publicó por primera vez en hebreo en Local Call. Léelo aquí.
Samah Salaime. Soy una mujer que ama a las personas y las historias sobre personas simples como yo. Son los protagonistas de las historias que escribo. Escuchará muchas críticas mías sobre el liderazgo de Israel, pero también soluciones creativas a los problemas que nos afectan a todos. Cosas que he aprendido de la vida, sin ningún orden particular: costura, criminología, cocina, trabajo social, género, diseño de moda, educación y administración, bordados y un poco de leyes, al menos hasta que empecé a dormir en clase. Eventualmente escuchará más sobre las conexiones entre todas esas cosas. Puedo decir con orgullo que me alisté en el ejército más gentil y más grande del mundo, que intenta liderar la revolución más larga y silenciosa de la historia humana: la revolución feminista. Como primer paso comencé la ONG AWC (Mujeres árabes en el centro), que administro de forma voluntaria. Nací hace 40 años en una familia de refugiados Sajara en el norte de Israel (conocida hoy como Ilaniya) y la mayoría de mi familia cercana vive en campamentos de refugiados en todos los rincones del mundo. Sueño con el día en que haya paz para que algunos de ellos regresen y podamos construir un hogar. Tendremos vecinos judíos tranquilos con quienes pelearemos solo por qué perro (el judío o el árabe) hizo un desastre en nuestra calle compartida. Hasta entonces viviré en Neve Shalom / Wahat al-Salam criando a mis tres hijos junto con mi compañero Omar y no, no tenemos perro.
Fuente: https://www.972mag.com/joint-list-palestinian-citizens-elections/
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