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Revista de prensa

«El viejo orden petrolero se impone», según «El País»

Fuentes: The Oil Crash

Varios lectores me han pedido que haga una crítica razonada de un artículo que acaba de aparecer en el diario El País, firmado por los señores Gualtieri y Bolaños, en el que se hace un rápido repaso de la situación energética actual partiendo del hecho de la rápida subida del precio del petróleo de los […]

Varios lectores me han pedido que haga una crítica razonada de un artículo que acaba de aparecer en el diario El País, firmado por los señores Gualtieri y Bolaños, en el que se hace un rápido repaso de la situación energética actual partiendo del hecho de la rápida subida del precio del petróleo de los últimos días y llegando a diversas conclusiones, muchas de las cuales pueden inducir a error al lector cuando no son ellas mismas directamente erróneas. Tratar de desmontar todos los artículos llenos de tópicos y de graves confusiones que publican los medios de comunicación sería una tarea ímproba, aparte de inútil puesto que los blogs y páginas web que se dedican a la divulgación del peak oil y la escasez de energía no tienen ni de lejos el alcance de los medios de comunicación convencionales. Sin embargo, de vez en cuando resulta conveniente desmontar detalladamente alguna de estas piezas de desinformación o de mala información para mostrar algunas falacias recurrentes, ya que eso ayudará al lector avezado a hacerlo por sí mismo con futuras piezas periodísticas de semejante jaez que a partir de ahora menudearán a medida que nos adentramos en la siguiente fase del descenso energético inevitable de nuestra sociedad.

No copiaré literalmente todo el artículo, el cual pueden encontrar siguiendo este enlace: «El viejo orden petrolero se impone«.

El subencabezado deja claro lo que nos va a transmitir el artículo: «La escalada del crudo por la guerra iraquí renueva el temor por la gran dependencia de Europa de las zonas inestables y la necesidad de avanzar en alternativas». Transmite las que a mi parecer son las dos ideas erróneas clave del artículo: en primer lugar, que el problema de depender de zonas inestables es sólo de Europa, y el segundo que existen ya disponibles alternativas viables a gran escala al petróleo. Como iremos explicando, ambas ideas son radicalmente falsas pero están en consonancia con la propaganda que difunde una parte de la industria.

Todo el primer párrafo está trabado con precisión para transmitir toda una colección de tópicos sobre el petróleo. Se nos dice que seguimos los dictados de la OPEP, sin nunca mencionar que ésta extrae menos de la mitad del crudo que se consume en el mundo y que en realidad ya no tiene capacidad de modular los precios. Alude a continuación a que la OPEP manda a pesar, dice, de «la apuesta por las energías renovables, la moda de los coches híbridos o las técnicas de explotación alternativa como el mentado fracking«, que según los autores no están teniendo el impacto adecuado en disminuir nuestra dependencia de la OPEP porque son demasiado caras, están verdes o falta la voluntad política que las respalde. Esas tres características, enunciadas en ese orden, muestran claramente la intención del artículo: dado que nadie atribuye al fracking ser caro (a pesar de que en realidad no es rentable) ni el estar verde, queda claro que el problema del fracking es la falta de voluntad política. Esto enlaza con la entradilla: si Europa está acogotada por las veleidades de la OPEP (y de Rusia, que se dice de pasada a pesar de que en realidad el 46% del petróleo consumido en Europa es de origen ruso) es porque falta voluntad política para apostar por el fracking. En suma, tenemos aquí otro artículo que tomando un tema de actualidad va dirigido a defender esta burbuja financiera antes de que acabe de reventar y sea ya invendible.

A continuación nos explican que de momento el precio del petróleo no sube demasiado porque la economía de los países desarrollados aún no sube, pero que «en cuanto la recuperación se afiance, las preocupaciones por los posibles cortes de suministro y la escalada de precios pesarán como una losa sobre las naciones desarrolladas y emergentes». El primer argumento es cierto a medias, como muestra este gráfico: 

Gráfico del post http://ourfiniteworld.com/2014/05/21/the-connection-between-oil-prices-debt-levels-and-interest-rates/ de Gail Tverberg

En realidad, después del infarto económico masivo de 2008 y la recuperación paulatina del precio durante 2009 el precio del barril de petróleo se ha mantenido casi siempre por encima de los 90$ y durante los dos últimos años por encima de los 100$ frecuentemente. Los 7 dólares de repunte de la semana pasada no son despreciables, pero obviamente la cosa no estaba demasiado barata antes. De hecho, ese tipo de redactados sirve para que al lector medio, que no sigue para nada la evolución del precio del petróleo, le parezca que el precio era «normal» hasta hace unos días y ahora esté muy elevado. Por otro lado, respecto a la segunda frase sirve para meter miedo, útil para defender ciertas opciones como el fracking, e introduce un concepto que en unos años será moneda común: interrupciones del suministro, recuperación económica tan ansiada que descarrila por el alto precio del petróleo. ¿A qué esperamos para sacarnos de encima esta losa? A continuación nos habla sin entrar en detalles, de los planes para «lograr una mayor independencia energética» de los EE.UU. (de nuevo, el fracking) y el resto de América (¿de qué hablamos aquí? Fracking en Argentina, aguas profundas en Brasil, extrapesados en Venezuela… YPF, Petrobras, Pemex y Petróleos de Venezuela están intentando encontrar inversores estratégicos que no encuentran pues las compañías multinacionales ya no quieren perder más dinero), y que China hace sus apuestas energéticas. Los únicos sin un plan son los europeos, según se desprende.

A continuación, se reconoce sin incidir demasiado en los inquietantes detalles, en los problemas de Libia, Nigeria o Irán; por cierto risible lo de que Irán «aún está tocado por las sanciones internacionales»; está claro que estos periodistas no reconocerían qué es el peak oil de un país aunque les mordiera una mano:

Gráfico de Flujos de Energía (http://mazamascience.com/OilExport/index_es.html), elaborado con dados del BP Annual Review 2014

Después, un par de mentiras o errores en una sola frase: «Los saudíes, primeros productores mundiales de crudo, han conseguido ajustar bastante la extracción a la demanda del mercado y controlar los precios». Primera mentira o error: el primer productor mundial de crudo es Rusia; Arabia Saudita es el primer exportador. Segunda mentira o error: Arabia Saudita ya no controla nada. El año pasado puso en producción los últimos grandes campos que le quedaban por explotar y que no explotaba por sus enormes costes e inconvenientes: Shaybah, Khurais y Manifa. Y ya está: ya no le queda más, y con eso se ha podido mantener cerca de la raya de 10 millones de barriles diarios (Mb/d) de petróleo. Pero el campo supergigante de Ghawar (que él solito producía el 6% de todo el petróleo del mundo y más de la mitad de la producción de Arabia Saudita) ya ha iniciado su declive, así que el futuro no es precisamente brillante para el reino wahabita. Por tanto, se está intentando proyectar una imagen de tranquilidad y de control que para nada casan con la realidad.

Pero a continuación nos comienzan a comentar sobre los problemas en Irak y nos dejan ver que era un país productor importante y que de algún modo, pese al control que tiene la OPEP sobre precios y producción, no podemos prescindir de él, y de hecho se reconoce que según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la mayoría de la nueva producción de la OPEP tendría que venir de allí (el falso eldorado iraquí, como ya comentamos). Este trozo del artículo se remata con la clásica confusión entre reservas y producción.

Empieza entonces una fase diferente de este largo artículo, consistente en describir (y alabar) el milagro de la producción de petróleo norteamericana. De paso y de rondón, se deja caer que la reforma energética en México será beneficiosa para ese país (cosa que no todo el mundo ve tan clara). Por cierto que hay un detalle que demuestra que los autores entienden bastante bien de lo que hablan, pues en los parráfos que versan sobre la OPEP usan la palabra «crudo», pero hablando de los EE.UU. dicen «petróleo», que en realidad quiere decir «todos los líquidos del petróleo», una espuria categoría contable que inventó la AIE para maquillar la realidad, y que tanto incluye petróleo crudo como biocombustibles, líquidos del gas natural y otros sucedáneos por malos que sean. Los párrafos sobre los EE.UU. concluyen con una comparación, por supuesto negativa, con Europa (ignorando por qué la experiencia americana no es exportable a ninguna otra parte del mundo, confundiendo gas y petróleo como ya es habitual, y haciendo oídos sordos al reciente análisis de Bloomberg que muestra que las empresas que se dedican al tight oil de fracking -mucho más rentable que el shale gas que se explota del mismo modo- están en quiebra técnica).

Encuentro especialmente grave la siguiente frase: «El repunte del precio del petróleo por las razones de casi siempre (un conflicto geoestratégico en Oriente Próximo)». Según esta línea de razonamiento, la escasez de recursos no tiene nada que ver con esos «conflictos geostratégicos» y que suba el precio del petróleo, cuando en realidad todo está acoplado. Cuando sea indisimulable que la producción de petróleo baja en todo el mundo se atribuirá a «esos conflictos geostratégicos», como si al resolverlos las cosas fueran a ser como antes, confundiendo así causa y efecto.

Los autores muestran más claramente sus preferencias en el siguiente párrafo: «Embarcada en la política de recorte de emisiones contaminantes […] la apuesta energética de buena parte de la UE en los últimos años ha descansado en el despliegue de las renovables, incentivado con dinero público, y en el gas natural, como alternativa más eficiente y menos contaminante que el carbón.» (cursivas mías). Después explican los autores los, a su entender, impactos negativos en el precio de la electricidad de la inversión en renovables y lo rematan tergiversando el contenido del último World Energy Investment Outlook de la AIE que comentamos hace poco en este blog, al dar a entender (por yuxtaposición de argumentos, sin poner nunca un adverbio causal para que nadie les acuse de mentir: curiosa esta forma de redactar) que el mayor precio de la electricidad en Europa está relacionado con la inversión en renovables, cuando en realidad lo que denunciaba la AIE es la inviabilidad del sistema tarifario europeo.

La parte final del artículo es un cúmulo de despropósitos y se pasa de las medias verdades a las mentiras como puños. El siguiente párrafo es un buen ejemplo que seguidamente analizaré en detalle:

«Más llamativo es el impacto indirecto del fracking estadounidense en la UE. No solo el precio del gas es ahora más caro en Europa que en EE UU (casi tres veces más), sino que el mercado europeo se ha visto inundado con el carbón de importación que EE UU ya no necesita. La consecuencia es que muchas plantas de carbón europeas vuelven a generar electricidad a buen ritmo, mientras hibernan las relucientes centrales de ciclo combinado a partir de gas. Es decir, que el futuro inmediato es más contaminante de lo que se preveía.»

Como explicaba el geólogo Dave Hughes en su artículo en Nature, el shale gas en los EE.UU. perdió 13.000 millones de dólares sólo durante 2012, debido a que el modelo de negocio de estas compañías dependía de seguir aumentando su producción y reservas para conseguir más financiación; eso hace que el precio del gas en los EE.UU. sea, casualmente, tres veces inferior al mínimo para que sea rentable.

Por otro lado, el mercado europeo no se ha visto «inundado» con el carbón que los EE.UU. no quieren: el mercado americano del carbón es, desde siempre, prácticamente doméstico y la cantidad exportada siempre ha sido bastante marginal, fluctuando considerablemente de año en año: 

Lo que está pasando es que Alemania sobre todo está recurriendo más al carbón porque el carbón de mayor calidad es más barato por caloría producida que el gas natural (cosa que no es de ahora, sino de siempre), sobre todo si uno es mediambientalmente menos riguroso. Y Alemania hace esto para ser más competitiva económicamente, dejando al lado discursos sobre la preservación del medio ambiente. Y si se importa más carbón es sencillamente porque la producción de carbón alemán está cayendo, porque también existe el peak coal, aunque esto los articulistas prefieren ignorarlo, como a los demás picos:

Los párrafos siguientes son una apología del fracking en territorio europeo, primero directamente y luego indirectamente al aludir a que los costes son inferiores si produces tu hidrocarburo en casa. Después, se evoca el peligro chino y su compra de activos por todo el mundo. Acaba el artíclo por fin concluyendo que Occidente (y eso incluye a los EE.UU.) seguirá siendo dependiente del petróleo en el futuro próximo, lo cual es otra vuelta de tuerca, más indirecta, para que el lector acepte que necesitamos el fracking. Como guinda del pastel, y poniendo en clara perspectiva qué es este artículo que hoy comentamos, nos encontramos una cita de Simon Wardell, del IHS Energy, antes IHS CERA, una agencia de consultoría energética conocida por su visión cornucopiana y por ser la mayor fuente de desinformación en energía a nivel mundial, como ya comentamos en su día. IHS cuenta con mucho peso en la prensa americana, a pesar que sus previsiones son horriblemente malas y su registro patético, pero son muy buenos haciendo lobby (en realidad, representan a los intereses de las industrias petroleras, que son quienes lo financian) y así todo el mundo se hace eco de sus mentiras (se ve que ahora El País también).

Acabo mi crítica por donde comienza el artículo: el título, «El viejo orden petrolero se impone». El título evoca muchas cosas, no las mismas dependiendo del lector: que hay un «viejo orden» que se sobreentiende que se tiene que subvertir, porque es corrupto como todos los que nos atan pero que por desgracia «se impone», y ese viejo orden atañe al petróleo, petróleo que casi todo el mundo sabe que es muy importante para la economía aunque no se sabe por qué (y en realidad nadie se lo va a explicar). Como se empieza hablando de la OPEP, el título favorece que el lector medio tenga la reacción de decir: «vaya, los de siempre fastidiando». En fin, como se ve y en resumen, todo un ejercicio de mala prensa, mala información y errores mezclados con manipulación desde el título mismo. Teniendo en cuenta el cuidado con el que los periodistas manejan muchas de las sutilezas del tema y evitan escribir falsedades directas, lo triste es que no dediquen su conocimiento a una mejor causa (quizá no tan bien pagada).

Fuente: http://crashoil.blogspot.com/2014/06/revista-de-prensa-el-viejo-orden.html