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Emprendedoras prácticas económicas de la trama Urdangarin-Borbón-Torres

Fuentes: Rebelión

Si una persona es tan clarividente, sostiene Kenzaburō Ōe en un reportaje de noviembre de 1964, «Gente que no se rinde» [1], como para contemplar una crisis en su totalidad «no podrá evitar caer en la desesperación». Sólo una persona con una visión más torpe que ve la crisis como parte de la vida en […]

Si una persona es tan clarividente, sostiene Kenzaburō Ōe en un reportaje de noviembre de 1964, «Gente que no se rinde» [1], como para contemplar una crisis en su totalidad «no podrá evitar caer en la desesperación». Sólo una persona con una visión más torpe que ve la crisis como parte de la vida en curso «puede sobrellevarla». Es esa opacidad, según opinión del Premio Nobel nipón, la que nos permite actuar «con un coraje temerario frente a una crisis sin sucumbir a la desesperación». Esta visión, limitada por la paciencia, añade Ōe, «es, de hecho, capaz de penetrar dentro de la naturaleza de la crisis».

Si es válida ―e incluso moralmente aceptable― la extrapolación, también nosotros podemos tener en nuestro caso una visión «más torpe», sin aspirar a contemplar por el momento «la totalidad» ni sus dimensiones innumerables, una visión que nos impida sucumbir a la desesperación ante lo que sensatamente deberíamos denominar, sin tener miedo a las palabras a pesar del sesgo de clase y poder poco afable que suelen tener sus dueños, caso Urdangarin-Borbón-Torres [UBT].

La escuela barcelonesa de negocios ESADE, uno de los vértices de este entramado que nos obliga a mirar hacia arriba, muy hacia arriba, se anuncia así en su página web: «Las empresas y las organizaciones constituyen la razón de ser de ESADE. Fueron profesionales emprendedores quienes crearon la institución. Actualmente, forman parte de su órgano de gobierno directivos y empresarios. Así pues, son las organizaciones y, específicamente, las personas que las conforman, las destinatarias de nuestra misión».

No sé sabe muy bien qué misión tiene ESADE (hay conjeturas críticas muy razonables al respecto) pero, sin ánimo de caer en ninguna generalización apresurada, algunas de las enseñanzas y consejos económicos impartidos en algunas de sus aulas deberían generar alarma social, cultural y política. Si tienen que ver con esa estafa ideológica del capitalismo posmoderno llamada «iniciativa emprendedora» y con el papanatismo generalizado que ha sido capaz de generar en filas neoliberales y socioliberales hasta el punto de abonar una asignatura en la enseñanza preuniversitaria con ese nombre, lo mejor es dar por liquidada o poner en suspenso esa nueva infamia político-cultural nada inocente.

Viene esto a cuento de una información de Alicia Gutiérrez de Público [2] sobre las prácticas económicas realizadas por la trama en el caso de un concurso público. Cabe admitir, desde luego, que los procedimientos utilizados pueden ser frecuentes, extendidos y nada originales. En todo caso, vale la pena aproximarnos a su praxis, a las reales acciones de los emprendedores.

En 2004, el gobierno balear, a través de la Fundación Illesport, anuncia un concurso, una de estas curiosas externalidades públicas que benefician a amiguetes bien informados y crean agradecido clientelismo político. Se trataba de estudiar el seguimiento de la repercusión en los medios de comunicación del equipo ciclista Illes Balears-Banesto. Como han leído: ¡la repercusión mediática del equipo ciclista de les Illes!

¿Cuál fue la estrategia diseñada por el entramado, elemental por otra parte, con la muy probable dirección técnica del ex profesor de ESADE Diego Torres? Juan Pablo Molinero, un empleado de la empresa, ordenado por sus jefes (el yernísimo y su socio Torres), preparó ―es decir, amañó― en febrero de 2004 su participación en el concurso. Presentó junto con el de la empresa que obtuvo el concurso ―Sofres-TNS Media Intelligence. ¡Qué nombrecito!―, apadrinada por el yernísimo desde luego, otras dos ofertas para aparentar, señala Alicia Gutiérrez, un concurso público de verdad, con luz, taquígrafos y supuesta competencia.

¿Y de quién fueron esos dos ofertas, esas dos falsas ofertas? De Virtual Strategies, otra pieza del conglomerado empresarial de la trama ―yo me lo guiso y yo me lo como todo― y, tomemos nota, de Aizoon, la empresa, también de la trama, en la que participa directamente la infanta Cristina, la cual actuó, pues, de amable e interesada comparsa.

La cantidad, en este caso, fue de 60.000 euros. Calderilla para esos bolsillos. La cosa siguió con ingresos más sustantivos. Vinieron luego millones. Tanto da. Basta con quedarnos aquí y señalar las curiosas iniciativas empresariales del grupo UBT (¿no es un caso evidente de delito y de fraude de ley?) y la participación directa en el planificado engaño de una empresa con participación directa de un miembro borbónico que sigue siendo hasta el momento parte destacada de la familia real. ¿O ya no lo es? Sea como fuere, lo era en 2004 y con ropajes de modernidad, nuevos aires y efectos de deslumbramiento entre sectores burgueses, aristocráticos y de clases medias bien relacionadas.

Ōe sigue con su reflexión. Hace falta, señala, «una persona muy atenta y perspicaz para apreciar cualquier anormalidad en la hierba, aunque crezca saludable y abundante». ¿Qué es una persona para Ōe? «Una humanista en el más puro y auténtico sentido de la palabra; alguien que no esté ni absolutamente desesperado ni vanamente esperanzando». Ōe sostiene con razón, da ejemplos de ello, que «este tipo de genuinos humanistas eran los que hacían falta en Hiroshima aquel verano de1945». Afortunadamente estaban allí en aquel momento: «ellos constituyeron la primera razón para la esperanza de sobrevivir en mitad del más desolado y yermo paisaje que haya contemplado nunca la experiencia humana».

La España borbónica de 2012 no es la Hiroshima de entonces. ¡Por favor! Ni de lejos, no he perdido la cabeza ni la noción de los límites y tengo pudor por la comparación. Pero sí que es probable que estemos viviendo actualmente en nuestro país, sin olvidar precedentes, el «más desolado y yermo paisaje» que hayamos contemplado nunca en nuestra experiencia política. La trama UBT, y sus corolarios institucionales de casi obligada inferencia, es un nudo esencial, no el único, de este paisaje desolador que no debe abonar ninguna parálisis política, sino todo lo contrario.

Notas:

[1] Kenzaburō Ōe, Cuadernos de Hiroshima. Anagrama, Barcelona, 2011 (traducción de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés), pp. 123 y ss.

[2] Alicia Gutiérrez, «Un empleado del duque dice que sus jefes le hicieron amañar un concurso». Público, 6 de enero de 2011, pp. 16-17.

[3] Banesto, por lo demás, estaba presidido entonces por la señora Patricia Botín, la hija del banquero Botín.

Salvador López Arnal es autor de Entre clásicos (La Oveja roja, Madrid, en prensa).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.