Recomiendo:
0

En defensa de Greta Thunberg

Fuentes: Viento Sur

[La joven sueca Greta Thunberg se enfrenta a una avalancha de odio que se traduce en los más viles ataques machistas, las más sórdidas insinuaciones (1) sobre su salud mental, rastreras calumnias sobre su autonomía y amenazas de muerte apenas disimuladas. Autor de El imposible capitalismo verde   y de numerosos artículos para Contretemps, Daniel […]

[La joven sueca Greta Thunberg se enfrenta a una avalancha de odio que se traduce en los más viles ataques machistas, las más sórdidas insinuaciones (1) sobre su salud mental, rastreras calumnias sobre su autonomía y amenazas de muerte apenas disimuladas.

Autor de El imposible capitalismo verde   y de numerosos artículos para Contretemps, Daniel Tanuro trata de la campaña que se inició inmediatamente después de que los media hayan dado bombo a la acción de la joven que acusa a miles de negocios de ser responsables del cambio climático y a los gobiernos de no hacer nada ante la enorme amenaza y la extrema urgencia de hacerlo. Contretemps]

No hay que ir muy lejos para encontrar el origen de esos raudales de odio que no cesan de crecer. Este origen está en la extrema derecha nacional-populista, negacionista, sexista, racista y antisemita. Se expande como un cáncer, sobre todo, desde que Trump fue elegido, el Brexit, los éxitos de la AfD alemana, del FN/RN francés y de la Liga Italiana. Los montajes de photoshop que muestran a Greta a lado del financiero Georges Soros o de un combatiente del Estado Islámico expresan a las claras las intenciones antisemitas o islamofóbicas de estos medios.

Los vínculos de esta extrema derecha con las empresas de los combustibles fósiles están confirmados, especialmente a través del Instituto Europeo para el Clima y la Energía (EIKE). En realidad, el EIKE colabora con el Heartland Institute, un think tank estadounidense negacionista del cambio climático financiado por el sector petrolero y por el grupo Koch (la empresa privada más poderosa de Estados Unidos, del sector de la energía fósil y del químico, y totalmente negacionista). Rascando un poco, encontramos en la campaña contra Greta Thunberg una nebulosa de colaboradores y colaboradoras de los think tank reaccionarios y otros institutos negacionistas financiados por Exxon y Chevron. Especialmente, el Competitive Enterprise Institue (CEI) del que salió Myron Ebell, un miembro del equipo de transición de Trump a la cabeza de la EPA, Breitbar New, etc.

Los principales temas en los ataques a Greta Thunberg son los mismos a un lado y a otro del Atlántico: que vuelva a la escuela para aprender lo que no sabe; es una marioneta en manos de Al Gore y del capitalismo verde; quienes mueven los hilos utilizan a niños y niñas con minusvalías para imponer una dictadura de la emoción; llamar a la huelga porque el mundo está acabado, es totalitarismo; esta pobre chica es una iluminada, una enferma, etc. (2). La mayoría de estas calificaciones ya estaban en el comentario de Jordan Bardella (FN/RN) durante la visita de Greta a la Asamblea Nacional francesa.

Pero se ve que el negacionismo no lo explica todo, lejos de ello. El odio contra Greta Thunberg es más exacerbado porque la presa es una mujer, una mujer joven. Una chica que no teme asumirse tal como es, con su personalidad diferente, como ella misma lo explica (3) . Una chica valiente, decidida, inteligente, sensible, que sabe de qué habla. Una chica que se expresa con claridad, en nombre de la juventud, en nombre del futuro y no duda en enfrentarse a los poderosos con una insolencia feliz. En una palabra: una bruja.

Cuando se trata de atacar a una mujer, lo que algunos llaman «la tradición del libertinaje» se convierte (en Francia a menudo por desgracia), en un emanación de hedores pestilentes. Los de Bernard Pivot superan todo lo imaginable (4) . Vistas las distinciones académicas del personaje, es el momento de recordar esta frase histórica: «Señor, usted solo es una mierda pinchada en un palo» (. Frase de Napoleón dirigida a Tayllerant, NdT ). Aplicado a este caso concreto: el sexismo y el machismo siempre tienden un puente hacia la extrema derecha.

Al principio, los capitalistas han apostado por la asimilación de Greta Thunberg y, a través de ella, por la neutralización de la juventud. De ahí, la invitación a Davos, al Parlamento europeo, a la Asamblea Nacional y a muchos otros sitios oficiales. Puesto que, en nombre de la ciencia, llamaba a la unidad de toda la gente contra la amenaza, los políticos se creyeron que se la meterían en el bolsillo mostrándole que hacían lo máximo, etc. Pero Greta Thunberg no se ha dejado engañar. En el Parlamento europeo, después de que Juncker le hiciera la reverencia (¡!), declaró: «¿los políticos no quieren hablarnos? Nosotras y nosotros tampoco».

Hay que decir la verdad y toda la verdad; en este caso, una parte no desdeñable de la izquierda y de los medios ecologistas aullaron con los lobos. Bajo las excusas más variopintas: «Greta no es anticapitalista», «Greta no está contra el crecimiento», «Greta es una vedette», «No es por casualidad que se la invita aquí», «Greta hace el juego al capitalismo verde», etc. Sin contar las valoraciones psiquiátricas de chirigota… Todo eso, en el fondo, por una única e inconfesable razón: la rabia de verse superados por una chica de quince años, salida de ninguna parte, que ha hecho en un año más para cambiar el clima (sin juego de palabras) que muchas estructuras militantes en treinta años…

Hoy no hay lugar para la menor duda: después de la presentación de Greta en la ONU, la gente poderosa va a cambiar de táctica. Les ha puesto en la picota sin dudar («¿Cómo os atrevéis?» «Solo habláis de dinero») y su mensaje ha tenido el máximo impacto a nivel mundial. Frente al fracaso de la cumbre, llama a la huelga una vez más. De repente, se acabaron los intentos de asimilación: no es broma.

El giro es muy visible en Francia: Macron reprocha a Greta Tunberg «dividir a nuestras sociedades» y recomienda a la juventud hacer acciones «ciudadanas» antes que hacer huelga o de ir a manifestarse en Polonia contra el negacionista Duda. En cuanto al director general del grupo de artículos de lujo LVMH, Bernard Arnault, se coloca en primera línea para amonestar a la joven sueca de «desmoralizar a la juventud» (el mismo argumento que Bardella) frente a las radiantes perspectivas del capitalismo verde. «How do yo dare?» (¿Cómo te atreves?) ¿Este individuo piensa que la fortuna que ha amasado en la industria del lujo para ricos le permite opinar sobre cualquier cosa?

Por muy increíble que pueda parecer visto el contexto, las personas poderosas están preocupadas, es decir, inquietas. Temen una ruptura abisal entre la juventud y el viejo mundo. Su mundo. El de la política al servicio de los ricos, de la competencia entre naciones, del capitalismo que destruye la naturaleza y la vida. Temen el movimiento mundial de la juventud, esperando que se extienda a otras sectores. El campesinado, la gente explotada, los pueblos indígenas cuyos bosques están siendo saqueados, las personas oprimidas en general. ¿Imposible? ¿Quién sabe? El llamamiento de la generación de Greta resuena en lo más profundo, pues al 99% no le gusta la idea de que el mundo de nuestras hijas e hijos sea peor que el nuestro… salvo al 1% que es responsable del desastre.

Puesto que rechaza entrar en vereda, cualquier medio es válido contra el símbolo de ese movimiento, Greta Thunberg. Los media que la han llevado a la cúspide van a arrastrarla hasta el barro, los políticos que han intentado utilizarla van a condenarla a la hoguera por brujería y la extrema derecha se ofrecerá para hacer el trabajo.

El odio contra esta joven es la expresión de la lucha de los poderosos por su dominio. La lucha contra la juventud y las mujeres sin duda. Pero también contra la gente asalariada, campesina, racializada, los pueblos indígenas, las personas diferentes y los seres vivos en general. La lucha de clases en la era del Antropoceno.

Sean los que sean los límites de Greta Thunberg, nuestro sitio es estar a su lado, en el combate que no ha dejado de favorecer y que ahora se trata de organizar democráticamente. Es el sitio de toda la izquierda incluso de todo ecologista digno de ese nombre. ¡Quiten sus sucias manos de Greta Thunberg!

Notas:

1/ «Es en agosto cuando se dan los accidentes de los cruceros»: así comentó el hombre de negocios británico, aliado de Trump y socio capitalista de Farage, Arron Banks, el que Greta Thumberg haya atravesado el Atlántico a vela para participar en la Cumbre contra el cambio climático de la Naciones Unidas.

2/ Para el abanico de insultos escuchados en los medias franceses leer el artículo de Samuel Gontier, «Haro sur Greta Thumberg, la demoniaque vestale hitlero-maoïste«.

3/ Recordemos que el psiquiatra austriaco Asperger, que dio nombre al síndrome, era un nazi. Responsable de asesinato de criaturas con minusvalía, Asperger actualizó un test para determinar a quienes perdonar porque sus capacidades, según él, podían ser útiles…

4/ Es el autor de este tweet: «En mi generación, los muchachos buscaban jovencitas suecas que tenían fama de ser menos estrechas que las francesas. Me imagino nuestro asombro, nuestro canguelo si nos hubiéramos acercado a Greta Thumberg».

Texto original en francés: http://www.contretemps.eu/defense-greta-thunberg/

Traducción Viento Sur

Fuente: https://vientosur.info/spip.php?article15188