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En Gaza hemos pasado de una cárcel abierta a una cerrada

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Aunque la población palestina de Gaza es solidaria con los pueblos enlutados, cree que por primera vez el planeta entero, o casi todo él, está viviendo el confinamiento y aislamiento que ella padece desde hace mucho tiempo.

Tras el descubrimiento la semana pasada de nueve casos de coronavirus en la Franja de Gaza, dos palestinos que volvían de Pakistán y siete policías que protegían el centro de aislamiento en el que se encontraban, se han reforzado las medidas de precaución y de prevención en la Franja para impedir que se propague el virus y, sobre todo, el posible desastre de una epidemia de Covid-19 en esta zona, una zona bajo bloqueo, superpoblada y muy pobre.

Las autoridades de Gaza han pasado a la fase 2 con nuevas instrucciones preventivas. Se han cerrado los mercados públicos, las mezquitas, los cafés, los restaurantes y todos los espacios públicos. No se autoriza ningún tipo de reunión y se han limitado los desplazamientos. Está estrictamente prohibido salir de casa después de las 22 horas, excepto en casos humanitarios y urgentes. Se han anulado los festejos tras las bodas en las calles y en salas cerradas, y ya no se autorizan los velatorios.

Esto supone nuevas costumbres para las familias de esta zona aislada, a las que les resulta difícil la ausencia de visitas familiares y la prohibición de hacer reuniones populares y de barrio, un elemento esencial de su vida cotidiana en tiempos normales.

Un doble confinamiento

Tampoco los y las niñas de Gaza, que están privados de todo en general (centros de ocio, estadios, clubes, etc., destruidos por la aviación israelí) pueden jugar ahora delante de sus casas y edificios, el único lugar posible para su ocio, ni siquiera con mascarillas.

Un doble confinamiento para una población que desde hace más de una década está encerrada y sufre.

Ahora se fomenta el teletrabajo y los funcionarios solo acuden a sus centros de trabajo dos días a la semana. Se fomenta la enseñanza on line y a distancia para todos los alumnos, aunque esta opción no siempre es posible debido a los prolongados cortes de electricidad y a la mala conexión a internet que sufre permanentemente esta zona. Toda la familia utiliza internet, ya sea para trabajar, para estudiar o para mantenerse informada, lo que provoca una saturación total.

Afortunadamente, nadie duerme en la calle en Gaza. Existe un solo y único centro para personas mayores, que acoge a 25 personas. A pesar de la catastrófica situación económica y gracias a la solidaridad entre los habitantes de Gaza se ha evitado lo peor.

Con estas nuevas medidas y estas nuevas obligaciones la población de Gaza está confinada en casa. Las y los gazatíes han pasado de una cárcel a cielo abierto a una cerrada.

Para los casi dos millones de personas que viven en Gaza esta situación de encierro no es nueva ni extraña. Desde hace más de catorce años viven bajo un bloqueo israelí y una orden militar israelí les prohíbe salir de su territorio.

Con todo, la población de Gaza mantiene la confianza, vive al día, está acostumbrada a esta situación de aislamiento y de confinamiento. En 1991, durante la primera guerra del Golfo, el ejército israelí, que controlaba la Franja, impuso un toque de queda de tres meses a todos los palestinos de Gaza. Durante los 51 días de ofensiva militar israelí (la tercera en cinco años) del verano de 2014 se obligó a las y los palestinos de Gaza a permanecer encerrados en sus casas, incluso bajo las bombas que arrojaba el ocupante.

55 camas de cuidados intensivos para 2 millones de habitantes

A pesar de todos los esfuerzos nacionales e internacionales, y a pesar de todas las medidas que se han tomado para evitar que se propague el virus, la población está preocupada debido al contexto particular en el que vive, marcado por una crisis sanitaria y económica sin precedentes.

Las y los gazatíes temen lo peor. Saben que su situación es problemática y extremadamente preocupante debido a la muy alta densidad de población (5.453 habitantes por kilómetro cuadrado) y a la proximidad de los edificios, especialmente en los campos de refugiados.

Es cierto que la Autoridad Palestina (AP), con sede en Ramala, ha enviado medicamentos a Gaza, sobre todo antibióticos, es cierto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha donado 500 kits de detección y que Qatar ha dado 150 millones de dólares al gobierno de Gaza para ayudar a hace frente tanto a esta pandemia como a la devastadora situación económica de Gaza. Pero todo esto es insuficiente en una zona que padece desde hace más de una década un sistema sanitario deficiente, la falta de infraestructuras médicas y una verdadera crisis sanitaria debido al bloqueo israelí y a sus dramáticas consecuencias en todos los ámbitos.

La Franja de Gaza solo posee 55 camas de cuidados intensivos y 50 aparatos de reanimación para dos millones de habitantes, la fuerzas de ocupación israelíes impiden la entrada de material médico, sin olvidar la falta de personal sanitario. A esto se añaden los cortes permanentes de electricidad y la contaminación del agua potable, que no es adecuada para el consumo humano.

A falta de centros médicos equipados y adaptados, se ha puesto en cuarentena en escuelas y hoteles que hacen la función de centros de aislamiento a las 1.400 personas que han vuelto recientemente a Gaza provenientes de Egipto.

Gráfico de MEE: La sanidad en Gaza desde 2012: cantidad de médicos, personal de enfermería, tasa de mortalidad infantil, camas de hospital por mil personas, desde 2012 y a fecha de diciembre de 2019. Fuente para 2012: Informe 2012 de la ONU Gaza in 2020, a liveable place?; fuente para 2018, OMS.

La situación humanitaria es catastrófica, el nivel de vida se deteriora y la situación económica se degrada: la tasa de paro supera el 67 %, más de dos terceras partes de los hogares sufren inseguridad alimentaria, un 72 % de la población de Gaza vive por debajo del umbral de pobreza y un 75 % de las y los gazatíes depende de la ayuda alimentaria para sobrevivir.

Una comunidad internacional cómplice

Hasta el momento y a pesar de la apertura parcial del único paso comercial que une Gaza e Israel para llevar exclusivamente productos alimentarios y sanitarios, y ello en cantidades limitadas, las autoridades israelíes mantienen el bloqueo impuesto desde hace más de catorce años. Por parte de estas autoridades israelíes no ha habido ninguna reacción positiva ni voluntad de cooperar, dejan entrar estos productos debido a la presión de las organizaciones internacionales humanitarias y sanitarias.

En Cisjordania existe esta cooperación entre palestinos e israelíes debido a que entre ambas partes hay contacto cotidiano, sobre todo porque muchos palestinos trabajan en terrenos agrícolas y fábricas israelíes. Lo mismo ocurre con los servicios sanitarios de ambos lados. Pero en Gaza la población está abandonada a su suerte por las autoridades de ocupación y por una comunidad internacional oficial cómplice.

Ante esta situación desastrosa y a pesar de los temores, la población de Gaza sigue teniendo confianza. Por el momento no hay pánico ni penuria y en los mercados de Gaza no hay escasez de productos básico ni hay afluencia masiva de ciudadanos a los supermercados. Habituados a este tipo de crisis, los gazatíes no almacenan productos en sus casas.

Ante este doble bloqueo la solidaridad se refuerza y activa: muchos comerciantes, muchas tiendas y panaderías bajan los precios de sus productos en solidaridad con las personas más desfavorecidas. Los supermercados se ofrecen a llevar gratis la compra a los habitantes confinados en casa.

La población civil también se organiza con campañas oficiales y populares de sensibilización acerca de la epidemia y con iniciativas, sobre todo de jóvenes, para informar sobre las graves consecuencias de este virus. También se distribuyen mascarillas, jabón y productos desinfectantes, se desinfectan a diario las calles, los mercados y centros de trabajo, y además se distribuyen directamente en las casas paquetes de comida y sanitarios, y comidas a las familias pobres que están confinadas.

Por otra parte, los gazatíes siguen con mucho interés la evolución de esta epidemia mortal en todo el mundo. Aunque son solidarios con los pueblos enlutados, se dicen que por primera vez el planeta entero, o casi todo él, está viviendo el confinamiento y aislamiento que ellos padecen desde hace mucho tiempo, aunque las condiciones sean diferentes. ¡Sí, los gazatíes saben bien que el sentimiento de estar encerrado es terrible!

Debido a esta situación excepcional en esta cárcel a cielo abierto los gazatíes han tenido que anular sus actos y manifestaciones pacíficas en la frontera, como la conmemoración del Día de la Tierra y la celebración del segundo aniversario de la Gran Marcha del Retorno, el pasado 30 de marzo. Han tenido que suspender sus movilizaciones contra la ocupación y el bloqueo impuesto.

En general, los gazatíes aplican escrupulosamente las consignas de las autoridades sanitarias. Siguen las precauciones preventivas y las instrucciones. Se adaptan a este nuevo bloqueo, pero, sobre todo, esperan. Reclaman que se levante este inhumano bloqueo israelí, la reconciliación palestina y esperan que se produzca un auténtico cambio al final de esta nueva prueba.

Ziad Medoukh es un profesor de francés, escritor y poeta palestino. Doctor en Ciencias del Lenguaje por la Universidad de París VIII, es responsable del departamento de francés de la Universidad al-Aqsa de Gaza y coordinador del Centro de la Paz de esta universidad. Es autor de muchas publicaciones sobre Palestina y Gaza en particular, así como sobre la no violencia como forma de resistencia. En 2012 publicó Gaza, Terre des oubliés, Terre des vivants, un poemario sobre su ciudad natal y su amor a la patria. En 2011 Ziad Medoukh fue nombrado caballero de la Orden de las Palmas Académicas de la República Francesa en 2011. Es el primer ciudadano palestino que obtiene esta distinción. En 2014 Ziad Medoukh el Círculo Universal de Embajadores de la Paz lo nombró embajador. En 2014 ganó el primer premio del concurso Europoetry y en 2015 el premio de poesía en francés por sus obras poéticas.

Fuente: https://www.middleeasteye.net/fr/opinion-fr/gaza-nous-sommes-passes-dune-prison-ouverte-une-prison-fermee

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.