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Más –y Mas- sobre la Diada independentista

En torno a la desubicación política del racionalismo político temperado y no nacionalista

Fuentes: Rebelión

Beñat Zaldua [BZ] -«El independentismo catalán se refuerza en una Diada histórica» [1]- apunta algunos comentarios de interés sobre la manifestación barcelonesa del pasado martes. Otras aproximaciones, en cambio, no lo son tanto. «La Assemblea Nacional Catalana (ANC) se esforzó en cuantificar una movilización inabarcable, cifrándola en el entorno de las dos millones de personas. […]


Beñat Zaldua [BZ] -«El independentismo catalán se refuerza en una Diada histórica» [1]- apunta algunos comentarios de interés sobre la manifestación barcelonesa del pasado martes. Otras aproximaciones, en cambio, no lo son tanto.

«La Assemblea Nacional Catalana (ANC) se esforzó en cuantificar una movilización inabarcable, cifrándola en el entorno de las dos millones de personas. Por su parte, la Policía calculó millón y medio…». Imposible saberlo, afirma, «pero innecesario al mismo tiempo». ¿Por qué innecesario? Porque «las imágenes tomadas desde los helicópteros hablan por si solas de una marea humana que cubrió tres km de largo, según varios medios catalanes. «La manifestación más multitudinaria de la historia moderna de Catalunya»», según los organizadores».

Quien conozca Barcelona, haya visto o no las imágenes, sabe perfectamente o puede calcular sin esfuerzo que es prácticamente imposible que una manifestación ciudadana tenga una longitud de 3.000 metros. Pero es obvio, además -por razones demográficas, sociológicas, culturales- que no es posible que a una concentración de estas características acudan 2 millones de personas aunque se alquilen -¿cómo?, ¿con qué medios?- 1.200 autocares y se haya agitado previamente durante días y días por tierra, mar y aire y por todos los medios -que son muchos- al alcance de los organizadores, que por supuesto no son precisamente gentes desfavorecidas y sin capacidad de organización.

No es imposible saberlo, afirma arriesgadamente, pero hay cálculos mucho más matizados (que, desde luego, también son discutibles). Que sea la manifestación «más multitudinaria de la historia moderna de Catalunya» -así pasará al imaginario nacionalista, ya está incorporada como tal- porque así lo digan los organizadores es simplemente pueril, absolutamente pueril.

Una delegación de la ANC y de l’Associació de Municipis per la Independència (AMI), señala Beñat Zaldua, «se dirigió por un camino alternativo al Parlament, donde, tal y como estaba previsto, fue recibida por la presidenta de la institución, Núria de Gispert». Se olvida indicar BZ que la señora De Gispert es una dirigente de Unió, que parece increíble que una política profesional como ella pueda ser presidente de un Parlamento, de cualquier parlamento, y, que además, y este es un punto importante, nunca el Parlamento catalán, sea cual sea el número de manifestantes y sus motivaciones, ha recibido con las galas y faustos de esta ocasión a una representación de manifestantes. Nunca.

La manifestación, señala BZ, dejó claro «su carácter inequívocamente independentista». Las alusiones al pacto fiscal brillaron por su ausencia, evidenciando, en su opinión, «el fracaso del Govern a la hora querer dirigir la movilización hacia la reclamación de un nuevo modelo de financiación para el Principat». Se equivoca BT. Basta escuchar lo manifestado en la mañana del jueves 13 de septiembre por el president Mas en su visita a Madrid para darse cuenta de que de fracaso del gobierno conservador neoliberal catalán nada de nada. Un exitazo. Los veremos pronto en las elecciones anticipadas con las que Mas no cesa de presionar.

Otra cosa es que el movimiento se les haya ido un poco de las manos y que algunas fuerzas vivas-dominadoras del país -una de esas 400 o 25 familias hegemónicas- hayan llamado para comprobar qué pasa, si la cosa está bajo control. Nada de caos y de desmadres.

La forma en que BZ se acerca a las declaraciones de la familia de Pujol causan vergüenza ajena. Helas aquí: «El mayor, el ex president, señaló que «es la respuesta de la gente y esta es la que vale», mientras que el pequeño advirtió de que la Diada de ayer supone el «punto final a la dinámica de la transición». Para llorar enternecidos. ¿Sabe BZ quien es Oriol Pujol? ¿Sabe BZ quien fue y quien es el ex banquero Jordi Pujol?

Lo mismo puede afirmarse de la forma en que se aproxima a uno de los políticos profesionales más nefastos y reaccionarios del panorama institucional catalán. Hasta Ernest Maragall, hermano del ex president Maragall, afirma, «y una de las cabezas visibles del defenestrado sector catalanista del PSC, remarcó que «a partir de mañana, el mínimo con lo que hay que ir a Madrid ya no es solo el pacto fiscal». El diputado del PSC, crítico con la cúpula de su partido, advirtió también de que la distancia entre el PSC y la sociedad se hizo ayer «más grande». No dice BZ, quizá lo ignore, que uno de los políticos que más ha hecho para fomentar la distancia entre el PSC y los sectores sociales populares catalanes es, precisamente, el nefasto ex conseller de Educación catalán, el peor conseller de Educación en 35 años (incluyendo en el grupo incluso a la señora Rigau, la actual consellera).

BZ guarda sus dardos críticos para lo más razonable, para lo más sensato hasta el momento. Comenta brevemente las declaraciones del diputado de IU Gaspar Llamazares, apuntando que en una lección de desubicación política, señala sin argumentar, Llamazares sostuvo que «sin un movimiento federalista en España, el independentismo y el españolismo se retroalimentan». ¿Desubicación? ¿Por qué? ¿No es razonable lo señalado por Llamazares? ¿Qué duda hay de ello? ¿Piensa acaso BZ que si el comportamiento de las fuerzas políticas de ámbito estatal y los grupos sociales que las alimentan y alientan hubiera sido otro, el nacionalismo catalán -y sobre todo, algunos sectores populares catalanes- hubieran pensando -como parecer pensar-que la única España posible es la de la charanga, la pandereta alienadora, el neofranquismo y el uniformismo cultural insensible a otras realidades históricas?

De manera simultánea, y con vestido de gala, señala BZ, «el Parc de la Ciutadella acogió el acto institucional de la Diada, conducido este año por la periodista Mónica Terribas». La periodista -que por cierto fue arrojada a los leones por presiones de la dirección de CiU- al recordar los cien años del nacimiento del escritor Joan Sales lo parafraseó y, egún BZ, pronunció «una de las declaraciones con más recorrido» a lo largo del día: «Desde hace 500 años, los catalanes hemos sido unos imbéciles. ¿Se trata, por lo tanto, de dejar de ser catalanes? No, se trata de dejar de ser imbéciles».

Si hubiera visto y oído el tono en que intervino Terribas -una convergente de toda la vida, una nacionalista hasta en su último cromosoma-, su sonrisa y los aplausos de los asistentes -Josep Maria Castellet incluido-, BZ hubiera quizás reparado que el recorrido de la frase en cuestión, en el contexto en que se dijo, tenía un recorrido muy corto: los españoles, sin matices ni distingos, son unos cafres, unos bárbaros. ¡Que les den! Por el contrario, la Catalunya civilizada, burguesa y neoliberal es el no va más. La utopía del momento, la estafa cargada de futuro.

Nota

[1] http://www.naiz.info/eu/actualidad/noticia/20120912/el-independentismo-catalan-se-refuerza-en-una-diada-historica

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=155981

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