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Conversación con la portavoz de EH-Bildu, Mertxe Aizpurua, en el Congreso

“Es imposible que esta monarquía se europeíce”

Fuentes: Cuarto Poder [Foto: Mertxe Aizpurua. / EH-Bildu]

-Atiende a la lógica de la responsabilidad política. En este momento, buena parte de la izquierda se ha dado cuenta de que lo importante era arrinconar y poner pie en pared con la derecha. Existe el riesgo de la ultraderecha, un peligro que no hay que minimizar. Ha sido el palpar ese riesgo real lo que nos ha hecho compartir una serie de planteamientos que han dado como resultado estos presupuestos con una mayoría muy amplia, más de la que necesitaba el propio Gobierno.

-¿Qué camino le queda por recorrer al independentismo vasco conjuntamente con este heterogéneo grupo de fuerzas políticas?

-Posiblemente, el camino es largo, porque largo es el camino de la democratización. Hemos tomado consciencia de esta realidad, hemos pasado los últimos 40 años en los que, en la mayor parte del tiempo, las únicas fuerzas políticas del Estado que se negaban a reconocer la Transición como modélica fueron la izquierda abertzale y, luego, la izquierda soberanista vasca. Cada vez se oyen más voces en este sentido, ya no es una cuestión que solo pongamos sobre la mesa nosotras, cada vez es más evidente. El Régimen del 78 ha imperado, impera, todavía lo vemos.

Para la tarea de democratizar el Estado, hace falta mucha pedagogía. Durante muchos años se nos ha vendido una copla que era falsa, que la Transición era modélica, incluso se ponía como ejemplo de lo que se debería hacer para otros países, como en Latinoamérica. Durante años y años ese era el único mensaje que llegaba. Nosotras teníamos muy claro que aquí no había cambiado nada, era la dinámica lampedusiana de cambiar algo para que nada cambie, y eso es lo que pasó. El mejor ejemplo es el paso de un día a otro de cerrar el franquista Tribunal de Orden Público a fundar la Audiencia Nacional al día siguiente, para servir a los mismos intereses que el Tribunal de Orden Público. Así ha pasado en todas las estructuras, en las judiciales, militares, policiales… De aquellos polvos, estos lodos y las cosas que se están evidenciando ahora.

-Con respecto a los presos vascos. ¿Hasta dónde le piden que llegue este Gobierno y con qué ritmos y plazos?

-Le pedimos que cumplan los Derechos Humanos, los derechos que tienen estos presos y presas que están salpicando toda la geografía española por una política de venganza. No tiene sentido. No hay ningún preso que tenga establecido en su sentencia que además de los años de condena que tenga que cumplir los tenga que cumplir a 1.000 kilómetros de su casa. Esto, quienes más lo padecen son los familiares que tienen que hacer miles de kilómetros para las visitas. Únicamente pedimos que se cumpla con la legislación vigente. De esta manera, una gran parte del problema de los presos vascos estaría solucionado. Es una cuestión que un Gobierno democrático debería poner en marcha en cualquier momento. Si antes no tenía sentido, ahora menos.

-¿Crecerá durante la legislatura la presión de EH-Bildu sobre este tema si el Gobierno no hace nada al respecto?

-En cuanto tenemos una oportunidad, ponemos el tema encima de la mesa. En el tema de los presos se están dando pasos, pero muy despacio, con menos celeridad de la que nos gustaría. Esta situación causa desazón entre quienes la viven, los familiares. Se ven cambios y movimientos, ha habido acercamientos, no los llevan hasta Euskal Herria pero sí a medio camino, no es lo mismo hacer 1.000 kilómetros que 500. Sin embargo, debería hacerse más y más rápido. Se trata de que se cumplan sus derechos. No pedimos la luna sobre esta situación, pero seguiremos presionando, claro que sí.

-¿Qué elementos positivos destacaría de estos presupuestos a los que EH Bildu apoya?

-Hay una cuestión que es clarísima, estos presupuestos han evitado que entre la derecha y esto, en parte, ha sido gracias a EH-Bildu. Esto es muy importante para nosotras, si entra en la ecuación un partido de derechas, como Ciudadanos por mucho que se vista de centro, se implementarían políticas de derechas, habría tenido influencia. Por eso es mejor este presupuesto, porque evita la entrada de políticas de la derecha. Además, si este presupuesto no hubiera salido adelante, lo que teníamos entre manos era otro año de presupuestos de Montoro, nefastos para la clase trabajadora.

Estos presupuestos contienen medidas que son buenas para la clase trabajadora y para afrontar esta situación de pandemia y de crisis, una situación que va a ir a peor en unos meses. La crisis económica que viene, no se está hablando demasiado de este tema, va a ser terrible. No quiero ser agorera, pero creo que hay que tomar consciencia de la situación. Dentro de unos meses, habrá muchas empresas y establecimientos que cierren. En una situación así, con los presupuestos anteriores, la situación sería insostenible.

-Tras las negociaciones sobre los presupuestos que han mantenido con el Gobierno, ¿qué partida reivindican como propia? ¿Hay alguna parte de los presupuestos que reconocen como un logro de EH-Bildu?

-Nos hubiera gustado que hubiera más marca EH-Bildu, realmente. No estamos tan satisfechas, aunque algunas cosas hemos conseguido. Estos no son los presupuestos de EH-Bildu de ninguna de las maneras. Bueno, es lo que se podía hacer. En lo que respecta a Euskal Herria y nuestros votantes, hemos conseguido mejoras en trenes de Cercanías, que estaban en franco deterioro. Hay una cuestión naturalística, nadie se acuerda de estas cosas, pero para nosotras es muy importante. Una zona de marismas que se va a recuperar gracias a una enmienda que metimos nosotros.

Se nos ha quedado la espina clavada de no conseguir mejorar la naval, algo muy importante para la margen izquierda de Bizkaia, una zona especialmente deteriorada. Se podía haber incluido y es lo que más coraje me da. Si hubiera habido algo de más voluntad política por parte de nuestros interlocutores, se habría conseguido. Se me queda un gusto agridulce con los presupuestos.

-El pasado miércoles, en el Congreso, hablaba de las reformas que han de llegar de la Unión Europea como contrapartida de los fondos. Las relacionó con pensiones y reforma laboral. Ustedes llegaron a un acuerdo con los grupos Socialista y Unidas Podemos de «derogar íntegramente la reforma laboral del 2012 antes de la finalización de las medidas extraordinarias por el covid-19». ¿Qué espera de este acuerdo y del Gobierno? ¿Cuál será la respuesta de EH-Bildu si no se cumple?

-La tendencia de una parte del Gobierno es dilatar continuamente. Cuando lo echamos en cara, así lo decimos. Hemos puesto encima de la mesa algo que nadie más lo pone: ¿Qué va a pasar con esas reformas que quiere Europa y no van a ser beneficiosas para la clase trabajadora? De esto, nadie habla. No habla Sánchez. Pero en los medios de comunicación todo el mundo da por hecho que vendrán reformas de Europa que no son las que necesita la clase trabajadora. Poco a poco se va formulando un mantra, no está dicho pero todo el mundo dice que va a pasar. Por eso, hemos preguntado a Sánchez qué piensa hacer el Ministerio de Economía, si se va a doblegar a lo que quiere teóricamente Europa. No nos ha respondido, ha evitado respondernos. Ahí ha quedado, al menos, la denuncia.

Oskar Matute, esta semana, preguntaba al presidente si es la CEOE quien dirige la política económica de este Estado. Sánchez viene a decir que hay un acuerdo para toda la legislatura y que, se supone, que a lo largo de la legislatura se cumplirá lo de la reforma laboral. Hay algo de esta forma de hacer política que es difícil de tragar. Si hay cosas a las que se ha comprometido en campaña electoral, delante de su electorado y a través de estrategias dilatorias van quedando en nada, a mí me causa bastante coraje. Hay cosas que se deben hacer, si no el contexto nos va a llevar a situaciones de pobreza total, quien no lo vea es porque no lo quiere ver.

El tema de la reforma laboral es una cuestión en la que están de acuerdo sindicatos y muchísimos estamentos, también partidos políticos. No se pueden plegar a la CEOE, eso no es diálogo social. Cuando la CEOE actúa como cortapisas para lo que una mayoría social quiere, no es de recibo. Seguiremos presionando. Es verdad que nos han dicho, y confiamos, que poco a poco se va a ir desarmando la reforma laboral, paulatinamente. No somos maximalistas en el tema, pero que se haga, que se empiece a hacer ya.

-Tras las elecciones de julio, en el Parlamento Vasco hay una mayoría absolutísima del nacionalismo y soberanismo, PNV y EH-Bildu suman 52 escaños de un total de 76. ¿Cuáles son los siguientes pasos para EH-Bildu hacia la república vasca que defienden?

-Esto no va a ser para pasado mañana ni para dentro de dos años, pero tenemos que hacer mucha pedagogía y convencer a más gente de que es lo mejor. Es la alternativa buena para nuestro país y para el Estado. El tema territorial no se solucionó nunca, se hizo el café para todos y ahora estamos viendo las consecuencias. Lo estamos viendo con Catalunya, el tema catalán ha estado muy arriba, bajará y volverá a subir. El tema vasco igual, subirá y bajará, tendrá dientes de sierra, pero siempre está ahí.

En el Parlamento Vasco hay una mayoría soberanista, pero igual solo en la teoría. Al PNV parece que no le interesa dar pasos en ese sentido. El PNV, con lo que hay, le es suficiente, se siente cómodo en esta situación. No sé hasta qué punto está dispuesto a dar pasos para avanzar en ese terreno. Nosotras sí que estamos dispuestas. Hay algo que se debería tener en cuenta con esta cuestión en el resto del Estado. Los partidos de izquierdas y progresistas deberían darse cuenta de que si no se arregla el problema territorial del Estado español no va a haber democratización, es una de las piedras angulares de la situación que vivimos. Espero que el resto de organizaciones políticas se den cuenta de ello, algunas ya se han dado cuenta.

-Esta semana conocíamos la decisión del Tribunal Supremo de volver a juzgar el caso Bateragune. ¿Hasta qué punto es una acción política del judicial frente al Gobierno progresista, al poder ejecutivo?

-Es un ataque al soberanismo vasco, ni siquiera a las cinco personas que van a ser juzgadas por un delito que no cometieron y fueron condenadas injustamente. No es un ataque contra EH-Bildu, sino contra el conjunto del soberanismo vasco. No nos ha extrañado. Nos ha indignado, no voy a mentir. Cada vez que el soberanismo vasco da pasos adelante, y apoyar los presupuestos es un paso adelante de gran calado para nuestra trayectoria de siempre, hay ataque por parte de las estructuras del Estado. La extrema derecha y derecha, cada vez que ven peligrar su estatus, se refugia en los aparatos del Estado. Esto es lo que ha ocurrido con la decisión del Tribunal Supremo.

-Otegi relacionaba en la comparecencia del pasado martes, tras conocer la sentencia, la decisión del Supremo con el apoyo a los presupuestos. ¿En ese caso, es un toque de atención al Gobierno por parte del judicial?

-Aprovechan, es por partida doble, claro. Hay muchas veces que, de algún ataque que va a por nosotros, el objetivo final es atacar al Gobierno, como ha pasado ahora. En el tema catalán también se ha visto, han habido golpes de la judicatura que se han dado en momentos críticos y que responden a intentar evitar algún avance democrático.

-Con todo lo que dice, dado el supuesto «Gobierno más progresista de la historia» y la mayoría del Congreso. ¿Cómo ve de salud al Régimen del 78?

-El Régimen del 78 ha estado imperando durante todos estos años, ahora la derecha lo ve en riesgo. El Régimen del 78 ha caído en crisis, desde hace varios años, y muestras de ello son todas las elecciones que se han celebrado en tan poco tiempo. Esto denota la debilidad que está teniendo, se está poniendo en cuestión y seguirá poniéndose en cuestión. La derecha lo está viendo. Hay algunas veces que las imágenes gráficas, más que los discursos, lo indican.

En el pleno de los presupuestos, cuando se aprobaron, un diputado del PP sacó un cartel que ponía «1978», estaba reivindicando el régimen con ese gesto. Es elocuente. Está en crisis porque debe estarlo, la situación es insostenible. Si se quiere que el Estado emprenda una democratización real, hay que cuestionarlo.

Por otro lado, Vox tiene muy claro su papel. Está intentando defender la contrarreforma. La pregunta ante esta situación: ¿Qué va a hacer este Gobierno, qué quiere hacer y cómo lo va a hacer?

-El 12 de octubre, varios medios independientes publicamos una encuesta sobre la monarquía. ¿Qué papel está jugando el PSOE con este tema, cuando su electorado es más republicano que monárquico?

-Esa dualidad que tienen los partidos políticos grandes, pueden defender una cosa y la contraria en el mismo día y sin pestañear. Sánchez lo ha hecho esta semana, habla del alma o espíritu republicano, un tema que quiere sacar. Hechos son pruebas, ahora mismo el PSOE está maquillando todo lo malo que tiene esta monarquía. Además, es nocivo para la imagen del propio Estado español y esta «democracia». Además y a pesar de todo, como es un baluarte constitucional y uno de esos sostenes del Régimen del 78 para que nada se mueva demasiado, lo defienden de una forma que me parece bastante impresentable.

Se han pedido comisiones de investigación, es la quinta que se tumba, no es muy democrático impedir que se investiguen temas de tal gravedad. No es positivo ni para los monárquicos que aspiran a una monarquía moderna que se pueda naturalizar y europeizar respecto a lo que hay en otros países de Europa. Creo que es imposible que esta monarquía se europeíce, pues su origen es el que es, el franquismo.

-Como periodista, ¿cómo definiría el espectro mediático actual del Estado español?

-Es preocupante. Muchos medios de comunicación han olvidado una de los principales funciones que deberían tener, la de informar y contrastar, contar las cosas atendiendo a unos criterios básicos de respeto a la realidad. Ahora mismo, hay pocos medios de comunicación de los que puedas fiarte, de leerlos y no dudar que sea verdad. Los medios se usan en el debate político y condicionan mucho los debates y el camino que se puede recorrer. Los grandes medios de comunicación son una consecuencia de tantos años en los que se han hecho las cosas de una determinada manera.

Durante años, se han silenciado muchísimas cuestiones que pasaban en Euskal Herria y no pasaba nada. Esa pulsión de modificar la realidad y no ser fiel a lo que está pasando ha hecho daño durante muchos años y como consecuencia de ello la credibilidad de los medios de comunicación deja muchísimo que desear. Es malo, los medios de comunicación deberían informar según una serie de criterios, separar la opinión de la información, que era el primer catón que aprendías en periodismo. Esto ya no existe, ya no sabemos qué es opinión e información. Y no hablemos de estos medios de comunicación que están al servicio de la derecha pura y dura y no se plantean la labor de un periódico o de un agente informativo.

-Estos medios, precisamente, sacan el recuerdo de ETA para atacar a este Gobierno y a las izquierdas, en general. ¿Esta estrategia mediática influye en la sociedad vasca?

-Hay una cosa clara, en todas las últimas confrontaciones electorales vamos ganando apoyos. No es que los ataques nos vengan bien, pero esos ataques ya no tienen ninguna virtud en el País Vasco, no consiguen absolutamente nada. Es más, allí no hay preguntas de ese tipo. La gente tiene muy claro qué es lo que ha pasado durante tantos años, cuál ha sido el papel de la izquierda soberanista vasca, de Arnaldo Otegi, el proceso de paz que se ha llevado a cabo y en los términos en los que se ha hecho. Si se compara con otros procesos, no ha habido algo semejante. Es el único proceso en el que una organización armada quiere dejar las armas y el Gobierno no le hacía caso. Es lo que pasó durante mucho tiempo, y al final, a través de una red ciudadana fue cómo una organización armada dejó las armas. El tema llegará a los anales de la historia, cosas que solo pasan una vez y seguro que no pasa en otro sitio. Así fue.

La gente reconoce la postura que ha tenido la izquierda abertzale. Es lo que nos ha dado rédito, la gente nos lo reconoce. Este tipo de ataques nos llevan, como el caso de Bateragune, a reafirmarnos en nuestra posición y a dar diez pasos más cada vez que nos dan un golpe de este tipo. Parece que no nos conocen, esto lo hemos vivido otras veces y nos va a reforzar, no nos va a desviar ni un ápice del camino que hemos elegido. Tenemos otra tranquilidad, a la hora de decidir si apoyábamos o no los presupuestos hubo una convocatoria a las bases y una respuesta abrumadora de apoyo. Tenemos una cohesión interna impresionante. Desde esa tranquilidad, sabemos cuál es el recorrido que tenemos que seguir.

Fuente: https://www.cuartopoder.es/espana/parlamento/2020/12/18/mertxe-aizpurua-es-imposible-que-esta-monarquia-se-europeice/