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Escapar del cadmio

Fuentes: Rebelión

Nunca había participado en estos juegos que ahora ocupan muchos locales de las ciudades. En un Room Escape vas a pasar una aventura -dice el folleto- en la que si quieres salir del habitáculo donde te encierran, tienes que resolver un misterio. El que me tocó a mi fue ¿cómo escapar del cadmio? De entrada […]

Nunca había participado en estos juegos que ahora ocupan muchos locales de las ciudades. En un Room Escape vas a pasar una aventura -dice el folleto- en la que si quieres salir del habitáculo donde te encierran, tienes que resolver un misterio. El que me tocó a mi fue ¿cómo escapar del cadmio?

De entrada no sabía ni qué era el cadmio, ni por qué tenía que escapar de él, pero eso lo resolví rápido. La habitación reproducía una sala de juntas que, por la calidad del mobiliario y el inmenso mapa con chinchetas marcando muchos países, parecía el de una empresa multinacional muy importante. En un armario archivador, en la letra C, lo encontré: Informe del Cadmio:

INFORME SOBRE EL CADMIO

Universidad Politécnica de Valencia

El cadmio (Cd) es un metal pesado que procede, de forma natural, de la actividad volcánica y del transporte por el viento de partículas del suelo. (…) En general, la ciudadanía está expuesta al cadmio principalmente por dos vías: la oral a través del agua e ingesta de comida contaminada con cadmio; la segunda vía es a través de la inhalación de partículas (…) En humanos y otros mamíferos el cadmio afecta diversos órganos y tejidos (…) lo que ocasiona un amplio espectro de efectos tóxicos que incluyen: hepatotoxicidad, neurotoxicidad, toxicidad pulmonar, pancreática, testicular y trastornos degenerativos del sistema nervioso central.

Bien, quedaba claro que la pregunta era pertinente. Escapar del cadmio es fundamental para la salud. Pero ¿comemos cadmio?¿Es un insecticida que se le echa a las plantas para evitar plagas? No sabía nada de eso y el informe no daba más información. Tenía que seguir investigando pero la sala apenas ofrecía pistas. La mesa de juntas, el archivador, un mesita con prensa y dos sofás; el mapa en la pared y un pequeño cuadro en la repisa del radiador, junto a una maceta con un bonsái y un pequeño kit para cuidarlo. El cuadro mostraba una fotografía aérea de una carretera, cauce de un río o algo similar que tampoco me decía nada.

Me puse a hojear las revistas y periódicos que había en la mesita. En concreto podía escoger entre el Hola, un periódico atrasado, una revista de moda y un National Geographic. Pensé que todas eran pistas falsas y que la información que buscaba estaría en el NG, que seguro salía algún reportaje hablando del cadmio. De hecho pensé que acertaba al ver que el reportaje central de la revista hablaba del Sáhara Occidental y del expolio que sufre de sus bienes naturales, ahora controladas por Marruecos, con el consentimiento de Europa que ignora la resolución de Naciones Unidas en favor de la soberanía de este pueblo. España es uno de los países que más pesca en las aguas saharauis, explicaba el reportaje, y estaba seguro que en unas líneas más abajo diría que mucha de esa pesca está contaminada de cadmio como otros peces lo están de mercurio. Pero no, no decía nada de eso. El reportaje también explicaba que del Sáhara se exporta mucha arena y gravilla para la construcción y que a través de la cinta transportadora más larga del mundo, de 61 km, se extraía la roca fosfórica desde las minas de Bou Craa, hasta El Aaiun, donde le esperan los barcos, también para su exportación. Pero hablaba de fósforo no de Cadmio. Mis pesquisas estaban atrancadas.

¿Y por qué un ejemplar de prensa atrasado? Hmmm, seguramente no sería gratuito. Así que quise mirarlo con más calma hasta que encontré la siguiente noticia.

Fertiberia es la gran productora de fertilizantes fosfatados de Europa, con una cuota de mercado del 33%. La roca fosfórica le permite ingresos anuales superiores a 800 millones de euros. Esta relación comercial es posible gracias al Acuerdo de Libre Comercio entre Europa y Marruecos.

Ajá, no podía ser una coincidencia que tanto el periódico como el NG hablaran de las minas de fósforo y entonces caí en la cuenta. La fotografía que no supe interpretar erá una foto de la cinta transportadora. Por lo tanto, cerca de la fotografía tendría otra pista. ¡Y tan cerca! Cuando me puse a juguetear con el kit del bonsái, grité ¡eureka! Una pequeña botellita de fertilizante para aplicar sobre la tierra del pobre bonsái llevaba la marca Fertiberia, y leyendo la composición entendí que los fertilizantes de origen fosfórico son muy altos en cadmio. Había resuelto el misterio: para escapar del cadmio tenía que dejar de comer productos de la agricultura industrial enriquecida con fertilizantes de síntesis. Se abrió la puerta.

Ahora sé más cosas del cadmio y los fertilizantes. Sé que desde hace quince años, la Unión Europea es consciente de los problemas sanitarios y ambientales que representa este metal pesado en nuestros cuerpos, y que desde entonces inició un proceso para regular y restringir su uso. Para reducir estos niveles, la medida fundamental que tiene que adoptar la UE, es controlar la fuente de ingreso principal en nuestro organismo: los fertilizantes fosfatados y por eso, tanto la Comisión Europea como el Parlamento Europeo están planteando reducir paulatinamente los valores que se aceptan de cadmio en dicho fertilizantes.

¿Cuál es la postura del gobierno español al respecto? ¿Coinciden con las posturas de las empresas de fertilizantes como la propia Fertiberia? Es un acertijo fácil de resolver, con una sola pista. Es una pista giratoria: busquen el historial profesional de la actual Ministra de Agricultura.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.