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Ese día, yo… 1°de enero de 1959

Fuentes: Rebelión

«La Revolución empieza ahora, no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros. Podemos decir con júbilo en los cuatro siglos de fundada nuestra nación por primera vez seremos enteramente libres y la obra de los mambises se cumplirá».Fidel Castro Ruz, Santiago de Cuba, 1° de enero de 1959 […]

«La Revolución empieza ahora, no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros. Podemos decir con júbilo en los cuatro siglos de fundada nuestra nación por primera vez seremos enteramente libres y la obra de los mambises se cumplirá».
Fidel Castro Ruz, Santiago de Cuba, 1° de enero de 1959

Este año, el 2009, aquí en Cuba, será todo un año de festejos, de conmemoraciones: en efecto se cumplen los 50 años de la gran Revolución que, liderada por Fidel Castro, continúa hoy siendo un gran ejemplo para las generaciones futuras.

Ahora que el Comandante en Jefe nos observa un poco de lejos, opinando con sus Reflexiones y demostrando una vez más su grandeza, con el objetivo de poder observar desde afuera, que será Cuba sin él, creo que es aún más importante escuchar las voces de los ancianos y sus historias de vida, para hacer permanente este socialismo utópico nacido en el 1959 y hecho tangible y vivo en estos 50 años.

Aquellos hombres y aquellas mujeres que aportaron la belleza y el coraje de un pueblo completo, forjado en sangre y fuego, terrorismo y bloqueo, escasez material y abundancia de fe y justicia conquistada, que serán capaces de renovarse al lado de sus hijos y de sus nietos, porque la Revolución no es una piedra inmóvil y sin defectos, para que Revolución sea para siempre el poder en las manos del pueblo.

Y Cuba esto lo sabe bien, en efecto el 13 de enero de 2009 fui invitada por Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, a un coloquio interesante y muy emocionante, del título «Ese Día Yo», donde los alumnos tuvieron que contar sus experiencias de vida, sobre cómo supieron el 1°de enero de 1959 de la victoria del Ejército Rebelde.

En la sala 250, situada en el edificio Varona, que es parte del complejo universitario llamado «La Colina» estuvieron presentes muchos alumnos, quizás no tan jóvenes según los datos personales, pero indudablemente muy vitales y muy emocionados, además de estar nerviosos, por el hecho de que un canal televisivo grabaría el coloquio para transmitirlo después, en los días siguientes.

Desde el primer momento del encuentro, cuando en el aire resonó la voz de Fidel, reconduciéndonos a aquel 1°de enero de 1959, en el Central América, cerca de Contramaestre, donde por radio anunció: ¡Revolución sí! Golpe de Estado no!, los corazones de los presentes latieron acelerados.

Entre los participantes se encontraba Luis, que fue, en la época de los hechos, justo al lado de Fidel, a combatir en la Columna 1 «José Martì» y nos contó la enorme efervescencia en los hombres cuando supieron que Batista había escapado, que Cuba era libre, pero bajo la amenaza de un golpe de estado del general Cantillo, que a pesar de que había prometido organizar un movimiento militar para destituir a Batista y apoyar a los rebeldes, sin embargo en el momento de la fuga del dictador, estaba tratando de poner al frente de la nación una junta dirigida por el más viejo de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.

Pero el pueblo no pudo perder todo lo que había acabado de alcanzar, y un ejército de ciudadanos, vestido de rojo y negro, los colores del Movimiento del 26 de julio, se tiraron a las calles frustrando el golpe.

Mientras tanto Fidel empezó su Caravana de la Libertad hacia la capital, entró a Santiago de Cuba, dónde formuló su primer discurso en una Cuba libre, para continuar hacia La Habana, y se detuvo en muchas ciudades de la isla para encontrarse con su pueblo: Bayamo, Holguín, Victoria de las Tunas, Camagüey, Sancti Spíritus, Santa Clara, Cienfuegos, Matanzas y de ahí hacia la ciudad matancera de Cárdenas, para rendir tributo de recordación y respeto a José Antonio Echeverría, en el cementerio local.

Luis nos contó que el Comandante en Jefe anotaba ideas continuamente en una pequeña libreta mientras viajaban y luego las exponía en las plazas y que el júbilo y la aceptación de la gente fueron impresionante.

Desde aquel momento Luis supo que fueron, desde entonces, absolutamente verdaderas las palabras del general Raúl Castro, que este 1°de enero del 2009 afirmó en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba que «un individuo no hace la historia, pero hay hombres imprescindibles que influyen en su curso de manera decisiva y Fidel Castro es uno de ellos, nadie tiene dudas, ni sus enemigos más acérrimos.»

Otra alumna de esta bonita cátedra, Marina, en cambio, vivió la batalla de Santa Clara, en esa época tenía 16 años y se acordó de los «barbudos» cuando llegaron a la ciudad: con aquellas barbas y aquellos pelos largos se parecían al Jesús Cristo del Sagrado Corazón que su abuela tenía en el cuarto. Aquel 1°de enero de 1959, los rebeldes estaban evacuando a los heridos y a la población desde el centro de la ciudad y mientras ella y su abuelo estaban desplazándose hacia el lugar indicado, un grito de alegría los alcanzó: a mediodía la noticia fue oficial, los soldados de Batista se rindieron.

Marina no entendía lo que estaba sucediendo y le preguntó al abuelo qué era todo aquello y el abuelo le contestó: ¡ésto es Revolución! Dania, en cambio, vio todo el proceso desde otro punto de vista, siendo hija de una familia pequeña burguesa, que no aceptó su militancia con los rebeldes, forzosamente fue mandada a Miami a la casa de algunos parientes justo a finales de diciembre y escuchó de las emisoras locales norteamericanas sobre la victoria del Ejército Rebelde.

También en Miami estallaron las fiestas, cierto, estamos hablando de otra ciudad, no de la de hoy, en aquel tiempo vivían allí muchos revolucionarios, escapado del terror de Batista, que acudieron al aeropuerto para volver a su suelo cubano.

Dania logró volver a La Habana justo el 8 de enero y con terrible emoción se acordó, que la primera imagen que vio en la televisión cubana, al entrar a su casa, fue la del Comandante en Jefe en Ciudad Libertad, mientras estaba pronunciando su discurso con la paloma blanca sobre su hombro.

El testimonio de Pilar, en cambio, fue contado con mucha ansiedad y casi con terror, en efecto en esa época la niña que era, no pudo entender por qué su familia no estaba corriendo por las calles para celebrar la victoria con los otros ciudadanos de La Habana.

Pilar, con los ojos llenos de lágrimas, se acordó de que la madre la consoló diciendole que a su padre no le iba a suceder nada, que era un hombre honesto y los rebeldes sabían que sólo estaba cumpliendo con su trabajo, que le permitía dar de comer a su familia, aunque indudablemente fuera una profesión ingrata y peligrosa, como podía ser trabajar de chofer personal del feroz gángster Eusebio Mujal Barniol.

En efecto, bien pronto pudieron abrazar de nuevo al padre, también él «liberado», como todo el pueblo cubano, por el Ejército Rebelde, sobre todo por haber adquirido el derecho a un trabajo digno y honesto, sin tener que arriesgar la vida cada día.

Por último, habló un personaje de veras notable, con una mente brillante y una sonrisa encantadora, el compañero Vicente, que rubó la atención de los presentes contando sus proezas al lado del Che, que lo eligió para ser un ejecutivo sindical. Con sus espléndidos 89 años, Vicente nos contó con gran honor que fue designado por el Comandante Guevara a formar una columna obrera, para destituir rápidamente a los jefes sindicales corrompidos y sanguinarios, como precisamente Eusebio Mujal Barniol, cuando triunfara la Revolución.

Vicente es una enciclopedia viviente, combatió junto al gran Lázaro Peña, uno de los grandes líderes sindicales cubanos, y creo fundamental que los jóvenes puedan conocer su experiencia y hacer de ella un tesoro, porque él mismo nos recordó que José Martí decía: «De amar las glorias pasadas, se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas».

Sin merecerlo, al menos yo, sin duda, cerramos las intervenciones dos huéspedes extranjeros presentes en el coloquio: Ida Garberi, periodista italiana residente en Cuba y Galo Espinoza, cantautor chileno del grupo Cristal Andino, refugiado político en Suecia e incansable luchador contra la dictadura de Pinochet.

Yo sólo pude manifestar mi alegría sobre el hecho de que Cuba me acogió entre sus brazos y está permitiéndome poner mi pequeño granito de arena revolucionaria, intentando desmentir con mis artículos las patrañas mediáticas que tratan de manchar la heroica isla caribeña.

En cambio Galo pudo contar que es casi «hijo» de esta Revolución, puesto que sus padres, sinceros luchadores comunistas chilenos, tienen que haberlo concebido en la euforia de la victoria del Ejército Rebelde, ya que la fecha de su cumpleaños es el 7 de noviembre de 1959.

¿Qué decir más?

Todavia hoy la emoción me cierra la garganta, sólo puedo unirme a Galo para dar las gracias a la Revolución cubana por haber sabido resistir sola en el mundo, sobre todo después de la caída del socialismo real, por haber demostrado que ella, sí, puede y es hoy faro y guía de este Socialismo Latinoamericano del Siglo XXI, a quien deseamos que se disemine lo más pronto posible, como una ola incesante por todo el resto del mundo.

Feliz 50°aniversario a todo los Revolucionarios del planeta.

* Ida Garberi es responsable de la página en italiano de Prensa Latina