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España acaba donde empieza el rey

Fuentes: Rebelión

(Palabras del autor en el acto público titulado «En torno a los aniversarios de la I República y del Frente Popular», celebrado en el Ateneo de Madrid el 15 de febrero de 2019)

Buenas tardes. Bienvenidos a un acto de la Agrupación Ateneísta -y por supuesto, republicana-, «Juan Negrín».

Estoy seguro de no errar, cuando digo que quienes conformamos esta Mesa de hoy, somos -permítaseme el término-, «poliactivistas». Participamos en más de una iniciativa socio-cultual, memorialista, republicana…

Pero hoy aquí, Pedro García Bilbao -quien también es Presidente de Honor de la Agrupación Ateneísta «Juan Negrín»-, va a intervenir por el colectivo «Al Servicio de la República (ARS), Juan Carlos Barba, por el Medio Informativo Asociativo, «Colectivo Burbuja», y Diego Cameno Mayo, por el partido político de izquierdas, «Alternativa Republicana» (ALTER). Quien ahora les habla, lo hace en esta ocasión y muy gustoso, por la Agrupación «Juan Negrín» del Ateneo de Madrid.

(La Agrupación Negrín, seguimos leales siempre a la convergencia específica para este Ateneo la cual se formó en 2010 junto a Carlos París. si nos cuesta ostracismo, que nos cueste. Tenemos palabra y tenemos honor).

En esta labor, me corresponde lo primero informar a quienes, comprensiblemente, se preguntan en ocasiones por qué ya no organizamos tal o cual acto, en aquella u otra sala; informar, digo, que nosotros estamos, como es lógico, sujetos al gobierno general del Ateneo, con sus vaivenes de política interna. Pero nosotros y nosotras, la Agrupación -creo que es importante referir esto-, seguimos, en esa política interior de esta Docta Casa, leales -repito: «leales»-, a la Convergencia para la Estabilidad Democrática, que se creó -y la cual creamos (año 2010)-, junto al Presidente de este Ateneo, fallecido en 2014, el recordado filósofo, Carlos París. Un gran republicano con quien trabajamos intensivamente en esos años.

Nosotros y nosotras seguimos «ahí»; en su Proyecto para este Ateneo. Y si ello nos cuesta, por los mencionados vaivenes de política interior de esta institución, épocas de dificultades o incluso ostracismo, pues lo resistiremos. Que por algo nos llamamos «Negrín».

(Ya no están físicamente, fallecieron, pero nos acompañan: José María Coronas, Pilar Flores, Sagrario Losada, Carlos París… homenaje y recuerdo).

Aquí es cuando cabe lo ya anunciado en la convocatoria de este acto. Y es, el Recuerdo y Homenaje a José María Coronas Salcedo, Secretario de la Agrupación Ateneísta «Juan Negrín» desde que la constituimos en abril de 2009 y hasta que falleció este pasado agosto.

Resulta del todo cierto que José María Coronas, su trayectoria, era -«y es»-, mucho más que la Agrupación Negrín y este Ateneo. Es, también, el Partido Comunista de España. Es la asociación Unidad Cívica por la República. Y tantas otras militancias compatibles que ejerció con admirable entereza. Yo compartí años de mucha labor en alguna de ellas. Creo poder decir, sin pretenciosidad, que formamos «equipo». Y aunque de este Ateneo se hizo socio en una fecha relativamente tardía, año 2008, afirmo con plena noción de causa, que «también aquí» su tarea, siempre discreta, fue importante.

En la Agrupación Negrín, y en la Convergencia. Como Pilar Flores Maldonado. Como Sagrario Losada Martín. Fallecieron, pero les recordamos. Nos acompañan. En la Convergencia que formamos con París. En la Agrupación que lleva el nombre de Negrín. Estuvieron, permanecieron, y leales.

No tenemos grande medios, pero el Recuerdo y Homenaje, yo pido que lo signifiquemos, por favor, ahora puestos en pie y con un aplauso, con un aplauso…

…Nuestro Homenaje también, es proseguir noblemente en la tarea.

(El «guión» con el que derribaron a la I República española y convirtieron al rey Borbón en «el pacificador». ¿No suena actual este guión de hace casi siglo y medio?)

Es tradición en la Agrupación Negrín, que quien presenta, intervenga igualmente sobre el tema; «se moje». Me lo han pedido, además. Procedo con responsabilidad a ello:

Dos fechas memorables, gigantes, en la Historia de España, conmemoramos hoy. Mas para hablar de su presente y su futuro.

11 de febrero de 1873. La Primera República. En general, poco conocida. Pero merece la pena profundizar en ella. Ajustado de tiempo, sólo apuntaré aquí dos datos: el papel crucial que tuvo en su caída un foralismo mal entendido, retrógrado, encarnado en la Carlistada y su tercera guerra, que se activó precisamente y no casual, tras de proclamarse la República. Esto me lleva al segundo dato, tal vez no muy estudiado: el papel de las grandes potencias de la época, en relación con la I República española. Sospecho que hubo ahí ya un primer injerencismo contra la República. Cómo se cocinó la Restauración alfonsina, y se liquida -tampoco casualmente-, la guerra carlista. Y ganó así el Rey borbón, el benéfico título de «El Pacificador». ¿Nos suena de algo este «guión»?

(La base del Frente Popular era, y sigue siendo, una firme, decidida defensa de la República para toda España. O tenemos una España republicana, o tendremos la España del pasado domingo en la plaza de Colón de Madrid)

Ahí lo dejo de momento, y voy con otra efeméride; la del triunfo electoral del Frente Popular el 16 de febrero de 1936.

En aquella gran iniciativa, la cual se mantuvo firme hasta marzo de 1939, cuando la abatió el Golpe de Estado de Casado, Mera y Besteiro -hablaremos de ello, si no surge contratiempo, en próximo acto precisamente en el 80 aniversario-; en el Frente Popular, iba yo diciendo, participaron dirigentes, políticos, como Manuel Azaña por Izquierda Republicana, Diego Martínez Barrio por Unión Republicana, Francisco Largo Caballero, por el PSOE (más adelante le sustituiría Juan Negrín), Lluis Companys por Esquerra Republicana de Catalunya, y José Díaz por el PCE.

Son nombres, grandes, para la Historia. Varios de ellos, por cierto, socios de este Ateneo. Sé que las comparaciones son odiosas. Por tanto, no quiero hacerlas con los dirigentes actuales de los principales partidos. Sí creo que toda persona es capaz de crecerse ante las dificultades. El requisito es no claudicar.

Aquellos cuyos nombres he citado, tenían -todos-, algo en común: su confianza, su apuesta decidida, por la República española. Sin esto, no podemos entender el Frente Popular. Me permito, pues, extraer una primera lectura de presente y futuro: sin apuesta clara; de acción política firme, por la República para todo -y digo, «todo»-, nuestro país, no habrá Frente Popular, ni Unidad Popular, ni sucedáneos, que valgan.

Lo expreso de otra manera más nítida: o tenemos una España en forma de República federal y solidaria, o tendremos la España del pasado domingo en la Plaza de Colón. ¡Esa España tendremos!

Ha habido cierto empeño en minusvalorar aquello. Un error, a mi parecer. No tiene que ver con si había mil asistentes más, o mil menos. Atañe al proceso de rearme ideológico, y solidificación, de la Derecha. En paralelo al de licuación y pérdida de identidad en el seno de la Izquierda. Ahí está una clave, a mi entender, por si no quedó ya claro en Andalucía.

¿Van a seguir diciendo los principales dirigentes de la Izquierda, que la República no es algo prioritario para España, y las banderas no importan?

(A los dirigentes políticos, con todo respeto: no se trata de venir a este Ateneo de Madrid, de tanta historia republicana, y declararse republicano. Lo valoramos. pero la cuestión decisiva es actuar claramente por la III República en el Congreso de los Diputados, en el Senado, en los parlamentos autonómicos y en los ayuntamientos)

Es verdad, lo reconozco, que el pasado diciembre, algunos de esos dirigentes vinieron a este Ateneo, en línea -al menos, de palabra-, muy republicana. Bien está. Más vale tarde que nunca. Pero me permito decir, que la Política, en quienes tienen medios económicos (pudieron alquilar varias salas), muchos diputados, concejales, tertulianos…, es -o debería ser-, algo más que palabras y «guiños» según el momento o donde se esté.

Venir a este Ateneo y decirse republicano, no es, perdóneseme, lo más difícil. Yo lo valoro, conste. Pero lo muy difícil, y a la vez del todo necesario, es defender la Tercera República para España, en las Cortes, en los Parlamentos autonómicos, en los Ayuntamientos… Hacerlo de forma decidida y continuada. ¡Eso es lo muy difícil!

(¡Ojo con la clase obrera! no es «tonta», aunque a veces algunos «listos» lo crean. Sabe que el secesionismo le hará daño. Defiendo firmemente el indulto si los secesionistas catalanes son finalmente condenados. Pero también defiendo que la III República española, si es federal y solidaria, no puede contemplar el derecho de secesión, pues lo usaría la reacción para destruir la República)

El independentismo, es mi opinión personal, ha hecho flaco favor a la causa de una III República. Creo que, de Barcelona hasta Sevilla, de Coruña a Alicante, la clase trabajadora -¡ojo con subestimarla!-, sabe que si cuanto actualmente llamamos España, acaba en territorios independientes, le irá mal; aún más dependientes de las oligarquías transnacionales de lo que ya está España -y es mucho-, de por sí.

A grandes errores sólo cabe un gran perdón o un gran castigo. Y yo no deseo lo segundo para nadie por una primera vez. Creo por tanto, en el indulto para los dirigentes independentistas catalanes, si son condenados. A la vez, defiendo que la III República española, federal y solidaria, no puede contemplar el derecho a la secesión, pues ahí estaría -y ello me remite a 1873-, un instrumento para que las fuerzas monárquicas, de la Reacción y las oligarquías, destruyesen a esa República por la cual luchamos.

Soy de «mojarme», y lo acabo de hacer en dos cuestiones de calado.

(En defensa del cabo de la Armada española, marco Antonio Santos Soto, y de todos los militares en activo quienes están siendo represaliados gubernativamente por firmar un manifiesto de respuesta a otro, también firmado por militares en activo, y apologético del golpista Francisco Franco)

Hace seis meses, varios militares no en servicio activo -entre ellos, quien ahora les habla-, y algunos sí en activo, redactamos y firmamos un Manifiesto en respuesta a otro previo el cual, obra igualmente de militares retirados y de militares en servicio, reivindicaba al traidor, golpista y criminal, Francisco Franco.

Sepan Vds. -si no lo saben ya, pues está en los medios-, que a quienes, militares en activo, hicieron el Manifiesto de condena al franquismo; militares como el Cabo de la Armada española, Marco Antonio Santos Soto, les están represaliando gubernativamente.

Quiero en público denunciar esa aberración, constatando mi solidaridad con mis compañeros de armas y de Manifiesto democrático.

(Las banderas, se ha demostrado, importan, contrariamente a lo que decían algunos teóricos postmodernos. En España tenemos el gran acervo de la bandera, que es de Estado, tricolor republicana. No la desperdiciemos. Es fundamental para rescatar un patriotismo -que ya existió en la I y II repúblicas españolas-, integrador, internacionalista, y solidario. Lo contrario al chovinismo y al fascismo)

¿Y las banderas? Termino hablando de las banderas. Los del domingo en Colón, tienen la suya. Los independentistas, también. Banderas, las dos, nacionales. ¿Qué va a hacer la izquierda? ¿Disputar alguna de ellas? Resulta, tras algunos años de «tontería», que las banderas importan, y mueven. ¡Pues claro! En qué Campus, perdóneseme de nuevo, se pudo ignorar de forma tan ingenua el espíritu humano.

En noviembre, en el Club de Amigos de la UNESCO, en mis palabras de despedida tras diez años en la Directiva de la asociación Unidad Cívica por la República (sigo como afiliado, y a mucha honra), dije con literalidad:

«Creo que la clave del futuro, y hablo no sólo de España, va a radicar en si somos capaces de construir ese patriotismo republicano, integrador, internacionalista y solidario. Si no, vendrá -es cuanto asoma-, un concepto de la patria excluyente, chovinista, racista»

Esto lo dije en noviembre, antes de Andalucía. Pero es que ya desde hace años, aquí, en la Agrupación Negrín, veníamos señalando la importancia de construir ese patriotismo republicano. Puede comprobarse en Internet. Intervenciones de Pedro, mías también, y de más.

(La bandera roja, amarilla y morada: la bandera de una república de trabajadores y de trabajadoras. La bandera del respeto a las autonomías, mejoradas en federaciones. La bandera de la fraternidad entre los pueblos. La bandera de la independencia española, libre nuestro país de vasallajes)

¿Qué bandera nacional, pues? No la monárquica bicolor, desde luego. Es una enseña, como la borgoñona de los austracistas, con su historia y hasta su heroísmo (Trafalgar, por ejemplo). Pero es Historia. El Pueblo español la sustituyó el 14 de abril de 1931. Si está repuesta, es por el franquismo. Ya no nos vale.

Nuestra bandera de Estado -¡ay de quienes nos la quieran cambiar!-, es la bandera roja, amarilla y morada. La bandera de la República de trabajadores y de trabajadoras. La bandera de la fraternidad entre los pueblos. La bandera que defiende, pues instauró por vez primera, las autonomías, a perfeccionar y racionalizar en una gran federación.

La bandera, en fin, de la Independencia española; la auténtica independencia para nuestro país.

No a merced de los Gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica, como nos puso ¡precisamente!, el franquismo, con las bases militares estadounidenses. Y en esas seguimos; véase la actitud lacayuna de casi todos los principales dirigentes de nuestro país -y ahí tampoco se «salva» Cataluña-, con el injerencismo de la Administración Trump en Iberoamérica. Con su pretensión de avasallar a nuestros hermanos y hermanas de Iberoamérica.

(Los dirigentes del pasado domingo en la plaza de Colón, y otros -vasallos igualmente-, no representan ningún patriotismo digno del tal nombre. españa acaba donde empieza el rey. la españa defensora de su independencia y a la vez, hermana de las demás naciones de la tierra, es la españa tricolor, la españa republicana)

Lacayunos también los dirigentes del pasado domingo en Plaza de Colón, tan pretendidamente españoles ellos, y tan serviles del Gobierno estadounidense.

Se entiende cuando observamos que su voz era, «¡Viva España, viva el Rey!». Un contrasentido, pues España acaba donde empieza el Rey. Por eso yo siempre he dicho -como decían Azaña, Negrín, Companys y José Díaz-, ¡VIVA ESPAÑA, VIVA LA REPÚBLICA!

(Gracias por su atención)

Miguel Pastrana es Presidente de la Agrupación Ateneísta «Juan Negrín» del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.