Recomiendo:
0

Entrevista de Globalízate a José Luís Ordóñez Coordinador Federal de Medio Ambiente de Izquierda Unida

«Esta crisis histórica nos reta a construir la resistencia de la gente sencilla y a abrir una perspectiva de cambio en el mundo»

Fuentes: Globalizate

G-Nuestro país es el más alejado para cumplir con el objetivo de Kioto ¿Cual es tu postura en relación a los mecanismos de desarrollo limpio (MDL) como forma de reducir nuestras emisiones?Los mecanismos de desarrollo limpio son insuficientes para resolver los problemas del cambio climático, permiten seguir emitiendo gases con efecto invernadero a cambio de […]

G-Nuestro país es el más alejado para cumplir con el objetivo de Kioto ¿Cual es tu postura en relación a los mecanismos de desarrollo limpio (MDL) como forma de reducir nuestras emisiones?
Los mecanismos de desarrollo limpio son insuficientes para resolver los problemas del cambio climático, permiten seguir emitiendo gases con efecto invernadero a cambio de invertir en nuevas tecnologías. Estos MDL, como la compra de derechos de emisión y como la «compra de aire caliente» son los intentos del Gobierno y las empresas españolas de paliar el escándalo de incumplir con Kioto.

La inversión de 370 millones de euros en energías renovables y reforestaciones en países del tercer mundo, cuya reducción de emisiones se computa en España dentro de los MDL, es cifrada en unos 60 millones de toneladas, equivale a la sexta parte de las emisiones españolas de un año. El 49 por ciento de esas inversiones se ha realizado en América Latina, el 43 por ciento en Asia, el 5 por ciento en Europa del Este y el 3 por ciento en África.

A la vez, España es un vergonzante comprador de derechos de emisión de dióxido de carbono en diversos estados del Este de Europa. El Ministerio de Medio Ambiente cerró compras en Hungría, Polonia, Ucrania, Chequia, Letonia, Lituania y Estonia. Ha comprado o negocia aún comprar los excedentes que estos países lograron cerrando fábricas. El Gobierno General del Estado Español necesita comprar más de 160 millones de excedentes dado el enorme volumen de emisiones en el sector difuso donde destaca una humillante participación de los automóviles, camiones y aviones. Además de las compras realizadas por la administración pública, la industria tendrá que comprar 130 millones de toneladas de CO2, casi tanto como el Ejecutivo.

Así mismo se compra, por ejemplo a Rusia y Ucrania, el llamado «aire caliente», por emisiones que nunca se produjeron. Es este caso no existe reducción alguna de emisiones, se mire como se mire, aunque las compras se vinculen a algún tipo de condicionante ambiental para el vendedor y aunque la «compra de aire caliente» se contemple como mecanismo en el Protocolo de Kioto.

En definitiva, a pesar de que el Protocolo de Kioto es un acuerdo modesto, en el que hay una gran distancia entre los objetivos fijados y los que realmente serían necesarios para hacer frente al problema del cambio climático, lo primero de todo es exigir su cumplimiento.
Para impedir que la temperatura media de la Tierra se incremente más de 2ºC se necesita un cambio en el modelo de producción y consumo de la energía. Ese cambio no tendrá lugar mientras se siga mirando el problema de la sostenibilidad a través de las gafas de la lógica del mercado.
La actual crisis financiera y económica no puede separar las amenazas del cambio climático de la reorientación de nuestra forma de vida. Se necesita un nuevo tratado mundial siguiendo el Cuarto Informe del Panel Internacional sobre el Cambio Climático, reduciendo las emisiones globales un 30 por ciento para 2020 y al menos un 80 por ciento para el horizonte de 2050.

G- ¿Qué entiendes por movilidad sostenible? ¿Como deberían ser nuestros medios de transporte en un futuro cercano?
Una aclaración en primer lugar. En mi caso, utilizo la denominación transporte sostenible, ya que la movilidad es un factor o parámetro cuantitativo que se usa para medir la cantidad de viajes que efectúan las personas o las mercancías. Por ejemplo, la movilidad registra el número de desplazamientos realizados diariamente por una persona, o el número de kilómetros recorridos durante un año. Se ha puesto de moda hablar de «movilidad sostenible» porque es el lenguaje de los documentos de la Unión Europea, aunque se esté utilizando una fórmula incorrecta. Fue más correcta la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, cuando en un debate en el Parlamento Español, a finales de 2007, señaló: «Señoría, cuando definimos la movilidad estamos hablando de flujos de personas y de mercancías» Por ello, respondo a la pregunta: ¿Qué entiendes por transporte sostenible? Entiendo por transporte sostenible aquel sistema de transporte que toma muy en serio que la función del transporte es crear accesibilidad. Accesibilidad que facilita alcanzar los bienes, los servicios y el contacto con las demás personas. El transporte sostenible ha de generar la máxima accesibilidad con la mínima movilidad, es decir con la mínima cantidad de transporte. Se ha de acceder a los bienes, a los servicios, al contacto con las demás personas, con un desplazamiento mínimo.
El sistema de transporte sostenible ha de ser multimodal e integral, universal y público. Y no debemos olvidar que en todo sistema de transporte hemos de distinguir entre servicios de transporte e infraestructuras para el transporte.
El transporte, para ser sostenible, ha de tener carácter universal y ser público, garantizando el servicio a todas las personas, independientemente de su situación geográfica, poder adquisitivo, género o edad.
Con la consideración de sistema multimodal quiero significar que todos los modos y medios de transporte tienen algún cometido en el conjunto del sistema. A pie, en bicicleta y en tren normal, son los modos y medios fundamentales del sistema, y el automóvil, moto, camión, autobús, avión y tren de alta velocidad, son los modos y medios complementarios.
Utilizo la expresión de ferrocarril normal, aunque exista la moda, también errónea, en este caso por despectiva, de decir ferrocarril convencional. Es despectiva porque convencional se dice de una persona, de una actitud, de una idea,… poco original y acomodaticia.
Con la consideración de integral estoy señalando que el sistema de transporte ha de coordinar todos los modos y medios de forma que los complementarios sirvan para reforzar la actividad de los fundamentales, y que las tarifas y los horarios han de generar coherencia, disponibilidad, fiabilidad y calidad de transporte.
Por tanto, a la segunda parte respondo diciendo que nuestros modos y medios de transporte deben ser tales que se basen en la marcha a pie, los desplazamientos en bicicleta y los viajes en tren como columna vertebral del sistema de transporte y que los otros modos y medios actúen como complementarios.
El automóvil no puede ser el medio de transporte básico, porque no es sostenible ya que no es universalizable. Si en España, sociedad del primer mundo, hay un tercio de hogares que no poseen automóvil y la mitad de las personas no poseen permiso de conducir, cómo va a ser un medio capaz de atender las necesidades de desplazamiento de toda la humanidad. Y eso, sin haber entrado a considerar el agotamiento de los combustibles fósiles, la enorme ocupación de suelo de las autopistas, el desequilibrio territorial provocado por las grandes aglomeraciones urbanas, la contaminación del aire, el ruido, y otros efectos, ecológicos y sociales, del transporte por carretera.

G- ¿Es posible sustituir el modo en el que obtenemos la energía y cambiarlo en un plazo de tiempo razonable por fuentes de energía completamente renovables?
Sí, es posible con un nuevo modelo productivo, de distribución y de consumo. Un modelo de proximidad, con reducción de los flujos de materiales y energía, eficiente, con transporte público colectivo cuando haya de ser motorizado, con empleo de calidad y superador del consumismo.
Es necesario incrementar el uso de las energías renovables a corto plazo, además de aplicar el ahorro y la eficiencia energética en todos los procesos, ya que estamos en pleno pico del petróleo y el agotamiento de este recurso natural es seguro en el horizonte de unos 50 años.
Es preciso desarrollar el sistema de primas a las energías renovables, sobre todo la fotovoltaica, garantizando un retorno definido y estable a las inversiones, que deben ser más atractivas que las inversiones en fuentes de energía sucia. Se necesita disponer de las mejores primas para la fotovoltaica en las instalaciones inferiores a 10 MW, decrecerla para las instalaciones de potencias superiores e incrementarla para instalaciones en edificios con potencias inferiores a 100 kW. Reservar casi la mitad de los objetivos de implantación de renovables en eólica y fotovoltaica a favor de los municipios y desarrollar una red de transporte eléctrico que permita evacuar la producción energética sostenible desde las zonas rurales, frenando la concentración de la generación de electricidad en los grandes grupos financieros.
Las energías renovables deberían contribuir a la energía primaria con un 30 por ciento en 2020 y con un 80 por ciento en 2050. Así como a la generación de electricidad del 50 por ciento en 2020 y del 100 por ciento en 2050, y a la climatización de edificios del 80 por ciento en 2050.

G- Greenpeace acaba de lanzar la Campaña ‘Yo soy antinuclear’, pero, ¿no crees que sería mejor, en lo que respecta al cambio climático, lanzar una campaña para cerrar las centrales que funcionan con carbón? ¿Cual es su posición sobre la energía nuclear?
El carbón es un combustible fósil del mismo tipo que los hidrocarburos, líquidos o gaseosos, petróleo o gas, y por ello el uso de estos combustibles en la generación de electricidad emite grandes cantidades de gases con efecto invernadero. Debe, por tanto, planificarse el cierre de las centrales térmicas que usan el carbón, el petróleo o el gas como combustible. Pero es aún más prioritaria la moratoria nuclear y la planificación del cierre de las centrales nucleares, tanto por los riesgos que entrañan en su propio funcionamiento como por los residuos radiactivos que generan. La propia asociación Greenpeace suele señalar a la energía nuclear como el máximo obstáculo en el camino de lograr un modelo energético 100 por ciento renovable.

G- El próximo mes de diciembre se celebra la Cumbre de Copenhague, donde debe salir un acuerdo que sustituya al de Kyoto que expira en 2012, este debería estar basado en la equidad y la justicia social, siendo los países que más han emitido históricamente los que afronten unas reducciones ambiciosas y rápidas. ¿Eres optimista a este respecto? ¿Cual sería tu postura en dichas negociaciones?

Como decía antes, se necesita un nuevo tratado mundial que asuma las conclusiones establecidas en el Cuarto Informe del Panel Internacional sobre el Cambio Climático. El Tratado de Kioto 2 debe permitir que la reducción de emisiones favorezca un desarrollo humano más justo. Es necesario un nuevo paradigma basado en la cooperación en vez de la competencia, empezando por la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, la financiación preferente de tecnologías limpias y de generación de electricidad a partir de energías renovables.
No es fácil ser optimista en una situación como la actual. Estamos inmersos en una profunda crisis de sobreproducción, financiera, alimentaria, económica y social, una crisis del sistema capitalista. Su impacto en la vida de la gran mayoría de las personas es brutal y demuestra una vez más el fracaso de la globalización neoliberal que, a escala mundial, ha maximizado los beneficios de los principales actores de los mercados financieros sin ningún control estatal o intervención pública.
Pero esta crisis histórica nos reta a construir la resistencia de la gente sencilla y a abrir una perspectiva de cambio en el mundo. Creemos que el único camino para salir de esta crisis es luchar por un nuevo orden mundial y por una Europa democrática y social, por una Europa que sitúe la economía al servicio de las personas y no a las personas al servicio de la economía.
Por ello, en las negociaciones de diciembre hay que hacer política, hay que plantear alternativas para contribuir a evitar que la crisis la paguemos la mayoría de los ciudadanos.

G- Se esta creando un movimiento global para pedir soluciones a este problema global ¿crees que es necesaria la movilización social para presionar a los políticos que van a asistir a dicha cumbre? Si es así: ¿Que les dirías a los ciudadanos que piensan que las manifestaciones no sirven para nada?

La movilización siempre rinde. Quedarse quieto mientras te apalean no es humano. La resistencia es noble cuando se alza frente a la opresión, a la explotación, a la injusticia. Hay que presionar a las administraciones públicas que van a dicha cumbre de diciembre y hacerlas ver que estamos en un mudo donde el crecimiento ilimitado de mercancías y servicios es imposible, donde hemos de adoptar la idea de la ecomímesis, imitación de la naturaleza, y funcionar a partir de la luz solar, usando la energía imprescindible, adecuando las formas y las funciones, reconvirtiendo todos los residuos en nuevas materias primas, recompensando la cooperación, acumulando diversidad, contrarrestando los excesos desde el interior de los propios procesos, aprendiendo del contexto, obteniendo enseñanzas de las situaciones límite y dejando el mejor mundo posible a las generaciones futuras.
La movilización permite incrementar el conocimiento, aumentar la conciencia y el compromiso con las demás personas. La movilización, la generación de «sociedad movilizada», de tejido social organizado con objetivos de transformación positiva de la sociedad, es uno de los factores con máxima aportación al desarrollo humano.

G- En mi opinión al problema del calentamiento global no se le esta dando la importancia y la urgencia necesarias, vemos una gran hipocresía, por un lado nos dicen que ahorremos energía y nos venden ‘cosas supuestamente verdes’, por otro lado se construyen más carreteras, aeropuertos y se nos incita a consumir cada vez más. Si el problema es tan grave como nos dicen, (se habla del mayor problema al que jamás se haya enfrentado la humanidad), entonces ¿por qué no se declara una emergencia planetaria y se sientan las bases para una economía libre de carbono?
Aunque hay parte de las administraciones públicas locales, estatales, interestatales tipo Unión Europea, o mundiales, que dicen ser concientes del riesgo, hay otra parte que lo niega, que lo sitúa entre los fenómenos naturales de la Tierra. Además, el sistema de vida vigente necesita considerar que el crecimiento es ilimitado, ya se guíe por políticas económicas neoliberales o por políticas keynesianas. En el ámbito de la UE, hemos visto como PP y PSOE desarrollaron un programa común alimentando los factores de especulación y sobreproducción característicos de la dinámica de acumulación de capital, con su búsqueda del máximo beneficio privado mediante la explotación tanto de las personas como del resto de la naturaleza. Y en esa crisis está inmerso el problema del calentamiento global.
Los factores que facilitaron en años pasados el auge temporal del capitalismo, son los que nos han conducido en los últimos meses a esta profunda crisis.
Desde las gentes conscientes hemos de lanzar otra política económica guiada por el interés social y por el respeto a los límites de los recursos naturales, una política que tiene al socialismo como la alternativa al capitalismo. Plantear una economía libre de carbono es promover otra forma de producir, distribuir y consumir, otra organización social y otro modo de vida.

Entrevista digital realizada por Félix Nieto- vicepresidente de Globalízate a José Luis Ordóñez- Coordinador Federal del Área de Medio Ambiente de Izquierda Unida.
Abril 2009