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Estado de desunión

Fuentes: Progreso Semanal

Para cuando esta columna aparezca, el Presidente Obama habrá informado oficialmente al Congreso y al pueblo norteamericano acerca del estado de la nación. Como corresponde a la naturaleza de este ritual de todos los años, el presidente habrá infundido una nota de optimismo, habrá declarado su esperanza en un enfoque bipartidista para atacar los grandes […]

Para cuando esta columna aparezca, el Presidente Obama habrá informado oficialmente al Congreso y al pueblo norteamericano acerca del estado de la nación. Como corresponde a la naturaleza de este ritual de todos los años, el presidente habrá infundido una nota de optimismo, habrá declarado su esperanza en un enfoque bipartidista para atacar los grandes retos a que se enfrenta el país, y habrá presentado un esbozo de sus prioridades, incluyendo el crecimiento económico a largo plazo y la creación de empleos.

A tono con el énfasis actual en la «cortesía» (como reacción a la masacre de Tucson y el rechazo contra el clima de incitación derechista encabezado por el Tea Party-Sarah Palin que la precedió) algunos legisladores de entre el público podrían romper con la práctica usual de sentarse solo junto con miembros de su partido, y en su lugar se sentarían con un amigo del partido opuesto.

¡Ay!, toda la retórica del discurso del Estado de la Unión y el simbolismo acerca de la afabilidad entre partidos, unidad nacional y vigoroso crecimiento económico sonarán huecos para cuando lleguen los Idus de Marzo. Porque la realidad es que nuestra política está tan polarizada como siempre, no solo según las líneas partidarias, sino también dentro del cada partido. «Republicano moderado» en la actualidad es un oxímoron o una especie extinta. El Partido Republicano está dividido ahora entre un ala muy conservadora y una derecha rabiosa. Los demócratas están dominados por una mayoría de liberal a centrista frecuentemente sacada de quicio por una minoría de demócratas «perros azules» que en muchas oportunidades votan con los republicanos.

Mientras tanto, económicamente el país está dividido entre una élite minúscula que comprende como uno por ciento de la población, que disfruta de una riqueza fabulosa e ingresos astronómicos, y el 90 por ciento del fondo que está atrapado en una enloquecida estera de ejercicios que sigue aumentando de velocidad sin llegar a alguna parte. Son la clase media que disminuye y cada vez está más insegura, y los pobres, que han crecido en número desde la Gran Recesión de 2008-2009. Entre los súper ricos y el resto de nosotros hay una delgada esquirla de la población, alrededor del 10 por ciento, a los que les ha ido relativamente bien durante las últimas dos décadas, aunque no tan bien como a los Directores Generales y a los financieros que se encuentran en el 10 por ciento superior.

Con relación al crecimiento económico, es gris la perspectiva de hacer la transición de la actual recuperación anémica sin empleos a una robusta que genere puestos de trabajo. Ahora queda bien claro que el estímulo de Obama fue solo suficiente para impedir que la economía se hundiera en una sima mucho más profunda. Aunque algunos consumidores han comenzado a gastar de nuevo, son solamente los muy ricos, únicos que pueden darse el lujo de hacerlo. Por tanto, la demanda privada es insuficiente para evitar que la economía fallezca. Lo que se necesita para hacer que la economía arranque es un gasto importante del gobierno en infraestructura, educación, e investigación y desarrollo.

Por desgracia, los vientos políticos soplan exactamente en dirección contraria. Los republicanos, que han ganado el control de la Cámara de Representantes y aumentaron su poder en el Senado, se presentan a sí mismos como oponentes radicales del déficit y amenazan con recortar hasta en 30-40 por ciento el presupuesto de casi todos los ministerios, excepto el de Defensa y el de Seguridad Interna.

Es más, estos pseudo-halcones del déficit están interesados en balancear el presupuesto solo eliminando programas que benefician a la clase media y a los pobres. Esos programas son, entre otros, Medicare, Seguridad Social y Medicaid, los cuales han ayudado grandemente a reducir la pobreza y el sufrimiento entre los ancianos y los que están en desventaja. En contraste, los republicanos están todos a favor de una cara y expansiva política exterior, incluyendo el apoyo a varias guerras destrozadoras del presupuesto (Irak, Afganistán, contra el terror y las drogas, y la inmigración ilegal). También son grandes defensores del presupuesto de defensa, grotescamente hinchado, con ganancias especulativas, innecesarios sistemas de armamentos, y a pesar de todo de una enorme ineficiencia. Finalmente, estos halcones del déficit están dispuestos a impedir el funcionamiento del Congreso, de manera que ningún millonario sea abandonado cuando se trate de jugosas reducciones de impuestos que hinchan el déficit que han jurado disminuir.

Independientemente de lo que Obama se proponga hacer en este discurso del Estado de la Unión, la pregunta es: ¿qué será capaz de hacer durante los próximos dos años ante esta arremetida republicana derechista? Ya en el Congreso anterior, el Partido Republicano fue capaz de chantajear al presidente para que cediera en el tema de los recortes de impuestos a los ricos, a cambio de una prórroga limitada de la compensación por desempleo.

A fin de obtener draconianas reducciones del gasto y envalentonados por el incremento de su número en ambas cámaras, líderes republicanos como Mitch McConnell y Eric Cantor ya han declarado su intención de chantajear al presidente una vez más, amenazando con votar en contra del aumento del límite de la deuda, con consecuencias que muy bien pudieran ser parecidas al estallido de una bomba financiera de hidrógeno.

¿Cómo responderá Obama cuando se enfrente a los fanáticos republicanos que tienen el dedo en el gatillo del arma que pudiera destrozar la economía mundial ,al punto tal que haría que la Gran Recesión parezca solo un pequeño bache en el camino?

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=3078:estado-de-desunion&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4