Estados Unidos rechazó la visita de un relator de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que debía examinar los problemas derivados del refuerzo del embargo impuesto por la Casa Blanca contra Cuba, según fuentes del organismo. El relator sobre el Derecho a la Alimentación de esa Comisión de la ONU, el suizo Jean […]
Estados Unidos rechazó la visita de un relator de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que debía examinar los problemas derivados del refuerzo del embargo impuesto por la Casa Blanca contra Cuba, según fuentes del organismo.
El relator sobre el Derecho a la Alimentación de esa Comisión de la ONU, el suizo Jean Ziegler, señaló hoy que envió una carta a las autoridades estadounidenses en la que solicitaba efectuar una visita al país para entrevistarse con los principales senadores y congresistas que integran el comité parlamentario que elaboró las medidas que refuerzan el embargo contra Cuba.
«Me respondieron que no había razones para recibirme», dijo Ziegler en conferencia de prensa en Ginebra.
Subrayó que se trata de «la primera vez» que el Gobierno de EEUU impide la visita de un relator de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
El jurista suizo lamentó ese rechazo de Washington, y consideró que esa postura responde a una política deliberada del Gobierno del presidente George W. Bush contra la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
«El régimen de Bush no sólo quiere destruir la Comisión, reducirla y trasladarla a Nueva York para poder controlarla, sino que también ejerce censura de Estado contra los relatores especiales», afirmó Ziegler, sociólogo y ex senador del Parlamento suizo.
Explicó que esa nueva política estadounidense consiste en una «selección de los relatores especiales que están conformes a su visión del mundo, que incluye la guerra contra el terrorismo».
Agregó que, en esa política, a aquellos relatores que no están conformes con la postura de Washington «se les impide hacer su trabajo».
Ziegler dijo que, por una cuestión de principios, «cuando hay un conflicto relativo al derecho a la alimentación es necesario consultar a todas las partes», y consideró que en caso contrario no se puede llevar a cabo la misión «porque perdería credibilidad».
Debido al rechazo por parte de Washington, Ziegler indicó que no pudo efectuar su misión, en la que tenía previsto examinar el derecho a la alimentación en Cuba.
Precisó que el refuerzo del embargo por parte de Estados Unidos contra la isla se basan en un documento que alude a un amplio «programa para el cambio de régimen».
Criticó que ese programa supone una «utilización del bloqueo económico para cambiar un régimen» político, con repercusiones sobre el derecho a la alimentación de la población cubana.
La Asamblea General de la ONU adoptó en octubre pasado por una mayoría abrumadora una resolución que pide a EEUU que ponga fin de inmediato al embargo económico, comercial y financiero impuesto de forma unilateral contra Cuba en 1960.
Ziegler aprovechó, además, para destacar los progresos en materia de derecho a la alimentación en varios países latinoamericanos y alabar la iniciativa contra el hambre lanzada por Brasil y secundada por Francia, España y Chile.
Recordó que el plan «Hambre Cero» propuesto por el presidente de Brasil, el socialista Luiz Inácio Lula da Silva, representa un avance en la dirección de luchar contra el hambre que afecta todavía a unos 850 millones de personas en todo el mundo.
Recordó que entre las fórmulas que se estudian para financiar un fondo mundial contra el hambre figuran aplicar tasas al comercio internacional de armas, a las transacciones financieras de los paraísos fiscales o al queroseno de los aviones.
«Las tres propuestas son válidas», comentó Ziegler, que también expresó su esperanza en que Alemania y otros países ricos se sumen a esa iniciativa mundial contra el hambre que deberá ser examinada en septiembre próximo.
Ziegler también acusó a Estados Unidos de utilizar el agua como «arma de guerra» en Irak y de violar el derecho internacional humanitario. Precisó que en el ataque de noviembre pasado contra la ciudad de Falujah, en la que residía medio millón de habitantes, «el bloqueo de la alimentación y la destrucción de las reservas de agua fueron utilizadas como armas de guerra» por parte de las fuerzas militares extranjeras.
Ziegler subrayó además que desde la intervención militar en Irak, en marzo de 2003, la malnutrición grave entre los niños iraquíes menores de 5 años es ahora más del doble de la registrada hace dos años. «Más de una cuarta parte de los niños iraquíes menores de 5 años sufren de problemas de desnutrición crónica y grave, y el nivel de mortalidad debido al agua no potable y a la falta de calorías aumenta masivamente», apuntó el relator.