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Como retribución por 30 años de alianza con los judíos conservadores de su país y con la derecha israelí

Evangélicos de Estados Unidos reciben trozo de la tierra prometida

Fuentes: IPS

Los cristianos evangélicos de Estados Unidos podrán acceder a un trozo de la tierra prometida como retribución por 30 años de alianza con los judíos conservadores de su país y con la derecha israelí, hoy en el gobierno. En una medida que parece diseñada para resolver la crisis de desempleo en el norte de Israel […]

Los cristianos evangélicos de Estados Unidos podrán acceder a un trozo de la tierra prometida como retribución por 30 años de alianza con los judíos conservadores de su país y con la derecha israelí, hoy en el gobierno.

En una medida que parece diseñada para resolver la crisis de desempleo en el norte de Israel a través del turismo y consolidar las relaciones con los evangélicos, el gobierno de Ariel Sharon les ofreció 14 hectáreas de tierra en la costa del mar de Galilea.

El gobierno israelí confía en que los evangélicos construyan un gran centro de conferencias dotado de todos los servicios y comodidades, como atracción para cientos de miles de turistas cristianos procedentes de Estados Unidos y otros países.

Según el Ministerio de Turismo de Israel, más de 400.000 turistas cristianos dejaron 1.400 millones de dólares en el país el año pasado.

En mayo, Sharon y su entonces ministro de Finanzas y ex primer ministro Benjamin Netanyahu, quien más tarde se retiró del gabinete por su oposición al repliegue israelí de Gaza, formalizaron el ofrecimiento en una reunión con líderes religiosos evangélicos.

Entre ellos figuraba el pastor Ted Haggard, de la Iglesia Nueva Vida, en el estado de Colorado, y presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, que reúne a congregaciones con 30 millones de fieles.

Aunque la oferta fue inesperada, Haggard, un líder muy influyente con estrechos vínculos con el gobierno de George W. Bush, dijo al diario Financial Times que un millón de evangélicos visitarían Israel cada año si se ofrecieran las condiciones adecuadas.

«No conozco los detalles del ofrecimiento, pero siempre he estado en favor de que el gobierno israelí aliente la inmigración de cristianos evangélicos, para que hagan de la tierra santa su hogar permanente», dijo a IPS, entrevistado por correo electrónico, el rabino Shmuley Boteach.

De todos modos, Boteach, quien suele transmitir sus ideas periódicamente en radios y diarios de todo Estados Unidos y escribió 15 libros, cree que Israel siempre debería conservar una «considerable mayoría judía».

Pero, añadió, los inmigrantes cristianos deberían ser bienvenidos en Israel mientras «respeten la integridad del judaísmo evitando el proselitismo entre la población judía».

Preocupado por la seguridad y el «bienestar del estado de Israel», Boteach dijo que «no hay mejor modo de defenderlo que con unos pocos cientos de miles de evangélicos que conviertan el país en su hogar y que participen en el ejército israelí para salvar la única democracia de Medio Oriente de los muchos árabes que luchan por su destrucción».

Se trata de una opinión que dista mucho de ser unánime. «No preveo una inmigración evangélica de gran escala a Israel», acotó Gershom Gorenberg, editor asociado de The Jerusalem Report y autor del ensayo «El fin de los tiempos: Fundamentalismo y lucha por el monte del Templo».

«No creo, tampoco, que se abstengan de evangelizar, pues para ellos ése es un valor central», añadió Gorenberg, también entrevistado por correo electrónico.

El apoyo brindado a Israel por los evangélicos se basa tanto sobre el rol de defensa de la Biblia que las escrituras asignan al pueblo judío como sobre consideraciones políticas.

El periodista Frederick Clarkson, autor de «Hostilidad eterna: la lucha entre teocracia y democracia», observó que en el siglo XX «la mayoría de los evangélicos» han sido «cristianos premilenaristas que creen imposible reformar el mundo hasta el regreso de Jesucristo».

El Segundo Advenimiento de Jesucristo inaugurará «un régimen de 1.000 años de Jesucristo y los cristianos». Antes se producirá «el Rapto», descrito por Clarkson como «un acontecimiento en el cual todos los cristianos salvos, muertos y vivos, son conducidos a las nubes bajo el liderazgo de Jesús, durante o después (según la escuela teológica de que se trate) de un periodo denominado ‘la Tribulación'».

«El gobierno israelí tiene una antigua relación con los evangélicos estadounidenses», dijo Clarkson a IPS. «Han sido cultivados como electorado pro-israelí, y como fuente de divisas a través del turismo. Ofrecerles algunas tierras suena como un esfuerzo para profundizar y ampliar ese vínculo político y financiero.»

«La inmigración de gran cantidad de evangélicos estadounidenses puede parecer interesante a muchos israelíes, especialmente mientras haya probabilidad de guerra en Medio Oriente, pero la idea del rabino Boteach de invitar a cientos de miles de evangélicos con la expectativa de que no evangelicen es ridícula», agregó.

«Evangelizar es lo que se supone que hacen los evangélicos. Es un elemento central de su identidad religiosa que, con seguridad, no querrán borrar», concluyó.

En su libro «Guerra espiritual: La política de la Derecha Cristiana», la experta Sara Diamond escribió que el vínculo entre los evangélicos e Israel cambió considerablemente cuando «ministerios populares radiofónicos, especialmente los concentrados en el estudio del ‘fin de los tiempos’, llevaron a la grey a prestar más atención a Medio Oriente».

Diamond considera que Hal Lindsey, autor de «El fallecido planeta Tierra», fue quien agregó la «seguridad de Israel» a la lista de preocupaciones políticas de la Derecha Cristiana.

En 1988, en la convención de Radioemisoras Religiosas Nacionales de Estados Unidos, funcionarios del gobierno y las fuerzas armadas israelíes mantuvieron una reunión privada con predicadores electrónicos cristianos, a quienes se les contó «la historia nunca dicha sobre la situación» entre los evangélicos e Israel, para «contrarrestar distorsiones presentes en los medios de comunicación».

Diez años más tarde, Netanyahu, entonces primer ministro, pronunció un discurso en Washington ante una organización llamada Voces Unidas por Israel. La mayoría de las 3.000 personas en el auditorio eran evangélicos, entre ellos Ralph Reed, director ejecutivo de la Coalición Cristiana.

En los años siguientes, varios veteranos derechistas cristianos sumaron recursos con conservadores judíos en defensa de Israel.

El ex presidente del Consejo de Investigaciones sobre la Familia hoy al frente del grupo American Values, Gary Bauer, se reunió con el rabino Daniel Lapin, jefe de la organización judía conservadora Toward Tradition, para formar la Alianza Estadounidense de Judíos y Cristianos.

Reed, hoy candidato a gobernador del sureño estado de Georgia, fundó Stand for Israel junto con el rabino Yechiel Eckstein.

(*) Bill Berkowitz es un connotado observador del movimiento conservador estadounidense. Publica periódicamente la columna «Conservative Watch» en la revista electrónica WorkingForChange.org.