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¿Existe un plan para despoblar los campos de refugiados palestinos en Líbano?

Fuentes: The Palestine Chronicle

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

Un misterioso vídeo en el que aparece la foto de un tal «Hajj Jamal Ghalaini» y se escucha una oración como acompañamiento aparece de vez en cuando en Facebook. La voz pertenece a un supuesto jeque religioso que reza por el bienestar del hombre de la foto por salvar a los jóvenes refugiados palestinos de Líbano facilitándoles el viaje a Europa.

Este vídeo había sido simplemente otra extraña entrada de las redes sociales si no fuera porque Ghalaini es una persona real cuyo nombre es recurrente en la actual tragedia de los refugiados palestinos en Líbano. Muchas personas han atribuido el haber logrado «escapar» del país a esta persona que, afirman agradecidos, ha hecho que el viaje a Europa sea mucho más barato que el de los demás traficantes de seres humanos desesperados.

Sabemos poco de Ghalaini, excepto que parece operar abiertamente, sin que ello provoque repercusiones legales por parte de las autoridades libanesas o la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que es quien supuestamente se ocupa de los refugiados palestinos en Líbano.

Está pasando algo muy extraño.

El problema de los refugiados palestinos, fundamental para la lucha nacional palestina, volvió a estar en primer plano inmediatamente después de que el gobierno Trump de Estados Unidos empezara a promover su «Acuerdo del Siglo».

Aunque el plan de Trump todavía no ha sido revel ado completamente, los primeros indicios sugieren que pretende que Jerusalén se quede completamente fuera de cualquier discusión o acuerdo futuro entre Israel y la Autoridad Palestina. El traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y la afirmación hecha por Trump de que «Jerusalén está fuera de la mesa [de negociación]» confirman esta suposición.

Otro componente del «acuerdo» de Trump es resolver el problema de los refugiados palestinos sin repatriarlos y sin respetar el derecho internacional, especialmente la Resolución 194 de las Naciones Unidas que pide el derecho al r et orno tanto de los refugiados palestinos que fueron expulsados de sus hogares en la Palestina histórica en 1948 como de sus descendientes.

Muchos reportajes de la prensa han estado hablando de un elaborado plan estadounidense para rebajar el estatus de los refugiados, cuestionar las cifras de la ONU que indican su cantidad real y quitar a la UNRWA, la agencia de la ONU responsable del bienestar de los «refugiados palestinos», los fondos que tan desesperadamente necesita.

Líbano ha sido una plataforma fundamental para la actual campaña contra los refugiados palestinos, particularmente porque la población refugiada en este país es cuantitativamente importante y es más urgente solucionar su difícil situación . De hecho, parece que hay un plan activo en el que están implicadas diferentes partes para privar a la población palestina de Líbano de su estatus de refugiada y burlar el derecho al retorno.

Para algunas personas esto puede parecer una ilusión, entre otras cosas porque este derecho es «inalienable» y, por lo tanto, no negociable. Sin embargo, es obvio que si no hay refugiados que exijan su legítimo derecho colectivamente el problema podría pasar fácilmente de ser una reivindicación urgente y tangible a convertirse un deseo sentimental imposible de realizar. Por eso las despoblación de los campos de refugiados de Líbano, que se está produciendo a un ritmo alarmante, debería preocupar a los palestinos más que ningún otro problema actual.

Hablé con Samaa Abu Sharar, una activista palestina en Líbano y directora de Majed Abu Sharar Media Foundation . Me dijo que el tema de conversación entre los refugiados había cambiado en los últimos años. «Mientras que antes prácticamente todo el mundo, desde los jóvenes a las personas mayores, hablaba de su deseo de retornar a Palestina un día, actualmente la mayoría, especialmente los jóvenes, solo habla de un deseo: ir a cualquier otro país que los acepte».

Es sabido que en comparación con otras poblaciones de refugiados en Oriente Próximo los refugiados palestinos en Líbano están margina dos y reciben un mal trato. Se les niegan los más elementales derechos humanos de los que disfrutan los ciudadanos libaneses y otros residentes extranjeros en Líbano, e incluso se les niegan los derechos que se les reconocen a los refugiados según convenciones internacionales, como el derecho al trabajo, ya que se les impide ejercer 72 profesiones diferentes.

Aparentemente dejados en una situación desesperada, con una vida de abandono y completa miseria en los 12 campos de refugiados registrados por la ONU y varios «lugares de reunión» no oficiales en todo Líbano, los refugiados palestinos se han esforzado durante muchos por mejorar su situación alentados por el sueño de volver algún día a su patria.

Sin embargo, los refugiados y su Derecho al Retorno ya no son una prioridad para los dirigentes palestinos. De hecho, ese ha sido el caso durante casi dos décadas y la situación ha empeorado ahora. Desde que empezó la guerra de Siria en 2011 decenas de miles de refugiados más han desbordado los campos, que carecían ya de los servicios más básicos. Su miseria aumentó aún más cuando la UNRWA, bajo la fuerte presión estadounidense y el recorte de fondos, se vio obligada a cancelar o reducir muchos de sus servicios fundamentales de los que dependen los refugiados.

Un censo, el primero de ese tipo, que la Administración Central de Estadística de Líbano junto con la Oficina Central Palestina de Estadística llevó a cabo en un momento cuestionable el pasado mes de diciembre concluyó que la cantidad de refugiados palestinos en Líbano asciende a solo 175.000 personas. El momento en el que se hizo el censo es interesante porque se llevó a cabo cuando el que el gobierno estadounidense estaba deseando reduc ir la cifra «oficial» de refugiados palestinos anticipándose a cualquier acuerdo futuro entre la Autoridad Palestina e Israel. Sin embargo, según las estadísticas de la U NRWA , solo en Líbano hay más de 450.000 refugiados palestinos registrados en la Agencia.

Es innegable que ha aumentado de la cantidad de refugiados palestinos que desean abandonar Líbano. Algunos los han logrado, solo para encontrarse luchando contra el estigma del estatus de refugiado en Europa. Como era de esperar, algunos han vuelto.

Está claro que hay personas que están deseando liberar a Líbano de su población palestina y de ahí que oficialmente se ignore a personas como Ghalaini y sus redes de tráfico de seres humanos.

«Hay más de una red organizada que facilita la migración de palestinos a unos precios que han bajado recientemente para hacerlo más accesible a más cantidad de personas», me dijo Abu Sharar. La conclusión a la que ahora llegan muchos de estos jóvenes refugiados, mujeres y hombres, es que «no hay futuro para ellos en Líbano».

Este no es el final feliz y triunfante que han esperado, y por el que han luchado, generaciones de refugiados palestinos en Líbano durante años.

Ignorar la miserable situación de los refugiados palestinos en el Líbano está costando ahora un precio muy alto. El hecho de relegar su difícil situación a las «negociaciones sobre el estatuto final», una quimera que nunca se materializó, lleva en estos momentos a una crisis que tiene dos caras: está empeorando el sufrimiento de cientos de miles de personas y estamos siendo testigos de la destrucción sistemática de uno de los principales pilares de la lucha palestina: el inalienable derecho de retorno de los refugiados.

Ramzy Baroud es periodista, escritor y director de la página web Palestine Chronicle. Su próximo libro es The Last Earth: A Palestinian Story (Pluto Press, Londres). Baroud es doctor en Estudios Palestinos por la Universidad de Exeter y es profesor no residente en el Centro Orfalea para Estudios Globales e Internacionales de la Universidad de California Santa Barbara. Su página web es www.ramzybaroud.net .

Fuente: http://www.palestinechronicle.com/is-there-a-plot-to-depopulate-palestinian-refugee-camps-in-lebanon/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.