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Fidel ante la reforma agraria y las confiscaciones frente al pandemonio creado por Trump

Fuentes: Rebelión

«Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos / reforma agraria, justicia, pan, libertad, / allí, a tu lado, con idénticos acentos / nos tendrás». Ernesto Ché Guevara, Canto a Fidel, México, 1956.   Todos los acontecimientos grandes o pequeños tienen su propia historia, sus causas y consecuencias. Desde 1996 en que se proclamó la […]

«Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos / reforma agraria, justicia, pan, libertad, / allí, a tu lado, con idénticos acentos / nos tendrás».

Ernesto Ché Guevara, Canto a Fidel, México, 1956.

 

Todos los acontecimientos grandes o pequeños tienen su propia historia, sus causas y consecuencias. Desde 1996 en que se proclamó la ley Helms-Burton por el Congreso con la firma del presidente Clinton, dicha ley ha venido concitando el repudio mundial, porque se trata de un engendro macabro contra Cuba y el mundo.

El presidente Trump ha sido el primero que tuvo la osadía y estupidez de activar el título III de la ley Helms-Burton sobre la Protección de los derechos de propiedad de los nacionales de Estados Unidos, con lo cual creará un pandemonio en los tribunales de EE.UU, que si bien hará daño a Cuba y a otro países, no conducirá a nada concreto con las llamadas reclamaciones y sí provocará el incremento del repudio y condena a ese engendro ilegítimo y contribuirá aún más al desprestigio de la política internacional estadounidense.

En torno a las medidas adoptadas por la Revolución Cubana y en particular sobre la reforma agraria y el proceso de confiscación de los bienes malversados por los ladrones aupados por la tiranía de Batista, Fidel había sido claro en un artículo publicado en la revista Bohemia con el título ¡Frente a todos!, de fecha 25 de diciembre de 1955, un año justo antes de la salida del yate Granma desde México. Expresaba Fidel: «Dije públicamente en el Palm Garden de New York: «El pueblo cubano desea algo más que un simple cambio de mandos. Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social. Hay que darle al pueblo algo más que libertad y democracia en términos abstractos, hay que proporcionarle una existencia decorosa a cada cubano; el estado no puede desentenderse de la suerte de ninguno de los ciudadanos que han nacido en el país y crecido en él»… «Dije públicamente en el Flager: «Reuniremos a nuestros compatriotas detrás de una idea de dignidad plena para el pueblo de Cuba y de justicia para los hambrientos y olvidados y de castigo para los grandes culpables… El dinero robado a la república no sirve para hacer revolución. Las revoluciones se hacen con moral. No es revolucionario el movimiento que tiene que asaltar bancos o aceptar dinero de ladrones. No se le puede dar beligerancia a los ladrones que con el 10% de lo que se robaron pretenden congraciarse con el pueblo. Tocaremos a sus puertas después de la revolución… Los malversadores no tienen opinión pública. Los malversadores no pueden ser enemigos de la dictadura, porque la dictadura les cuida sus bienes mal habidos. Los malversadores prefieren la tiranía a la revolución».

«Estas palabras cobran vigencia más que nunca porque estamos a punto de presenciar entre los malversadores y la tiranía, no un pacto de caballeros como querrán llamarlo en esta época de desvergüenza, sino un pacto de bandidos, cuya primera cláusula será el olvido de todos los crímenes y todos los robos, el respeto de todos los privilegios y la consagración de todas las injusticias». 

Estas ideas de Fidel calaron tanto en la conciencia de los cubanos de un extremo a otro de la nación, que al ser liberada la ciudad de Baracoa, en el extremo más oriental del país, iniciamos, el día 28 de diciembre de 1958, las transmisiones radiales en nombre del Movimiento 26 de Julio por la radioemisora local CMDX Radio Baracoa, y entre los contenidos divulgados estuvieron estas ideas de Fidel, y publicadas en el citado artículo de Bohemia. «La lucha no es solamente contra los gobernantes de hoy, sino contra los que ayer también habían hecho sufrir a la patria. Reuniremos a nuestros compatriotas detrás de una idea de dignidad plena para el pueblo de Cuba y de justicia para los hambrientos y olvidados y de castigo para los grandes culpables. A las puertas de los malversadores tocaremos después de la Revolución».

También se transmitió por la radio un mensaje a los campesinos: «Campesino cubano, tú has dado albergue y protección al Ejército Rebelde. Tú has sufrido los zarpazos de la tiranía. Por todo eso, la patria tiene una deuda de gratitud contigo. La Reforma Agraria y mejoras del estado social y económico, serán realidad cuando triunfe la Revolución.»

Cumpliendo la palabra empeñada la revolución triunfante empezó a cumplir las medidas prometidas. El 3 de enero de 1959 se creó el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados bajo la dirección del Comandante Faustino Pérez, con el objetivo de intervenir los bienes del dictador Batista y los altos funcionarios de su gobierno, así como de las personas y sociedades que cometieron delitos fraudulentos contra la economía y la hacienda públicas y contra aquellos que se hubieran enriquecido al amparo del poder público ejercido por la tiranía. Este ministerio recuperó más de 400 millones de pesos en bienes diversos. Y sus dueños, en su inmensa mayoría, huyeron del país en oleadas sucesivas después de la fuga del tirano, tras dejar en bancarrota las reservas monetarias del país, ya que habían puesto a buen recaudo en los Estados Unidos gran parte del fruto del robo descomunal durante años a la sombra de la dictadura y otros gobiernos corruptos. Pero dejaron sus bienes mal habidos. Todo este proceso estuvo amparado en las leyes 78, del 13 de febrero de 1959; y 151 del 17 de marzo de 1959, que dispuso la confiscación de las propiedades del dictador Fulgencio Batista y sus colaboradores, que fueron responsables de miles de crímenes (más de 20 000 cubanos) y de robos y enriquecimiento ilícito a expensas del tesoro público

Cumpliendo con lo expresado por Fidel en su defensa La historia me absolverá por el ataque al cuartel Moncada, el 17 de mayo de 1959 se proclamó la ley de la Reforma Agraria, que fue un acto liberador de los campesinos cubanos.

Como señalara Fidel en otro momento histórico, «La acción imperialista y la respuesta revolucionaria estuvieron indisoluble­mente asociados con el desarrollo de los acontecimientos.» «Pero fue la ley de Reforma Agraria ‑según Fidel‑ lo que determinó a los imperialistas a organizar la invasión de Girón, a quitarnos la cuota azuca­rera, el petróleo, a establecer el bloqueo econó­mico de Cuba… Fue la ley que enfrentó directa­mente al imperialismo contra Cuba.»

En conclusión, mediante la ley de la reforma agraria se afectaron 4 423 fincas con una superficie superior a 385,000 caballerías, y pasaron al Estado 252,000 caballerías. El 40% de la tierra pasó al Estado, el 30% se repartió y el 30% quedó en manos de los propietarios medios.

El 3,7% de las tierras afectadas por la Revolución se incorporaron al Estado a través de la recuperación de los bienes malversados por los esbirros y cómplices de la tiranía, al amparo de la ley correspondiente.

Se afectaron unas 2500 personas, aproximadamente 50 empresas y se recuperaron unos 400 millones de pesos.

En fin, la ley de Reforma Agraria y la ley de confiscación de los bienes malversados hicieron realidad los sueños de imponer la justicia en los campos, y poner la tierra en manos de los eternos desposeídos que la trabajaban y también el reclamo de los cubanos de poner la justicia tan alto como las palmas para arrebatar a todos los malversadores los bienes que, pertenecientes al pueblo, debían restituirse y poner en sus manos para empezar a construir una patria nueva.

Resulta significativo que Ernesto Ché Guevara fuera un veedor tan profundo que fue capaz de señalar en su poema Canto a Fidel esta afirmación en versos, en fecha tan temprana como 1956, en México: «Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos / reforma agraria, justicia, pan, libertad, / allí, a tu lado, con idénticos acentos / nos tendrás.»…

Finalmente, en cuanto al pandemonio desatado por Trump, seguramente, éstos malversadores o sus descendientes son parte de los posibles reclamantes de propiedades confiscadas en Cuba, a causa de la malversación, y con el amparo de leyes legítimas de la Revolución.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.