Recomiendo:
1

Fidel y su alerta de que el mundo no puede conducierse hacia un callejón sin salida

Fuentes: Rebelión

«¿Hay algún método para alcanzar esa victoria sobre sí mismo? No creo que existan técnicas infalibles, el ser humano es muy complejo, a mí personalmente me ha servido mucho estar siempre en guardia, ser crítico, ser riguroso, ser exigente conmigo mismo.» Fidel Muchas han sido las Reflexiones escritas por Fidel sobre dos de los más […]

«¿Hay algún método para alcanzar esa victoria sobre sí mismo? No creo que existan técnicas infalibles, el ser humano es muy complejo, a mí personalmente me ha servido mucho estar siempre en guardia, ser crítico, ser riguroso, ser exigente conmigo mismo.» Fidel

Muchas han sido las Reflexiones escritas por Fidel sobre dos de los más graves problemas del mundo de hoy, los referidos al cambio climático y a la guerra, que amenazan la vida en el planeta. Y es que ambos están ligados a la asunción de una actitud racional o irracional de los seres humanos, en especial y decisivamente de aquellos que constituyen los poderes supranacionales de las potencias hegemónicas de esta época.

La supervivencia de la especie está amenazada por estos fenómenos catastróficos, y casi apocalípticos, no en una forma remota, como podría suponerse, y que, por lo tanto, podrían resolverse con una simple decisión ingenua: «vamos a ver que pasa».

Los conocimientos acumulados, los datos verídicos en poder de todas las fuentes confiables sobre la situación real o proyectada hacia el futuro inmediato o mediato, los fenómenos vistos y sufridos por todos o parte de los habitantes actuales del mundo, los cálculos científicos de la potencialidad destructiva de las amenazas que son propias de cada uno de estos fenómenos en su desarrollo evolutivo o explosivo, según la óptica escogida, apuntan hacia unas conclusiones matemáticamente predecibles en el caso de que se escoja la solución irracional de la guerra y la destrucción de la naturaleza o la solución racional de la paz y la salvación de la naturaleza.

Como hay dos bandos que contienden, desgraciadamente, en torno a ideas y acciones contrapuestas que conducen a un final u otro, hay que convenir con Fidel en que «las ideas tienen mucha importancia, si los problemas no se entienden con claridad, no tienen posibilidades de resolverse. Este esfuerzo que he realizado tenía como objetivo formar conciencia sobre serios problemas actuales, y cómo, a nuestro juicio, pueden ser resueltos», según expresó hace 25 años en entrevista a los norteamericanos Mervin Dymally y Jeffrey Elliot, en marzo de 1985.

Sus alertas, advertencias y emplazamientos realizados a través de sus conocidas Reflexiones, han tenido como momento cumbre su presencia reciente en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 7 de agosto de 2010, después de una ausencia de cuatro años, con su mensaje dedicado a la guerra previsible a desatarse a plazo fijo, si no se evita por todos los medios y, fundamentalmente, mediante la persuasión al presidente Obama, decisor principal en este asunto y, por supuesto, al resto de de los poderes, grandes o pequeños, que existen y coexisten agrupados en la ONU, o millones de espacios donde interactúan las personas con intereses, penas y sueños individuales y colectivos.

Es bueno recordar al respecto, su reflexión titulada «Regalo de Reyes», donde Fidel abordó como tema central la visita de Bush al Medio Oriente. De entonces a acá, la recuperación de Fidel ha sido asombrosa, sus luchas continúan siendo las mismas, ahora incrementadas, y la pasión con que defiende las ideas coinciden con la magnitud de la trascendencia que ellas tienen para Cuba y el mundo. Por otra parte, ya Bush pasó a ocupar su lugar en el estercolero de la historia, y otro presidente que prometió cambios como si fuera un verdadero ilusionista inspirador, ha ocupado su lugar, y todavía está en duda si el cambio prometido incluía en lo más esencial al presidente mismo el imperio.

En dicha Reflexión, Fidel tocó de pasada otros asuntos. Me refiero a su confesión de que ya que no disfrutaba de la capacidad física necesaria para realizar sus funciones habituales, tal como acostumbraba antes de su operación quirúrgica, se dedicaba a leer, escribir y meditar. Afirmaba Fidel: «Hago lo que puedo hacer: escribo. Constituye para mí una experiencia nueva. No es lo mismo hablar que escribir. Hoy que dispongo de más tiempo para informarme y meditar sobre lo que veo, apenas me alcanza para escribir»…»Escribir tiene la ventaja de poder hacerlo a cualquier hora del día o de la noche, pero no sabes quienes van a leerlo (…)»

Y, hoy más que nunca, tienen vigencia y trascendencia estas ideas sobre su misión más inmediata sobre la necesidad de la paz, para salvar a la humanidad, y la necedad de la guerra, que puede conducir a su exterminio.

«Toda mi vida lo que hice fue transmitir ideas sobre los sucesos tal como los veía, desde la más oscura ignorancia hasta hoy en que dispongo de más tiempo y posibilidades de observar los crímenes que se cometen con nuestro planeta y nuestra especie.»

Analizando su espíritu rebelde y combativo, su discurso persuasivo para amigos y adversarios, sus análisis integrales de asuntos cardinales y complejos, son válidas y descubridoras de su génesis y gestación, las confesiones hechas en la entrevista ya citada con Elliot y Dymally: «Realmente, a mí nadie me inculcó mis ideas políticas, yo fui llegando a ellas; aunque recibiendo distintas influencias, desde luego, de ideas que existían, criterios, concepciones, pero la opción fue una opción completamente mía, el resultado de meditaciones, de reflexiones, de observaciones de las realidades y del análisis de lo que otros muchos hombres hicieron y pensaron.»

Finalmente, la valoración de lo que hoy hace Fidel fue justamente expresada por Alarcón, como Presidente de la Asamblea Nacional: «Yo diría que nadie en este planeta está haciendo tanto por la paz, por la salvación de la humanidad como el compañero Fidel».

Y lo que hemos visto días antes del cumplimiento de su ochenta y cuatro cumpleaños, nos permitir confirmar, una vez más, la consecuencia de Fidel con lo planteado hace veinticinco años en la entrevista a Elliot y Dymally:

«Uno debe estar comprometido, consagrado a lo que hace, entusiasmado con lo que hace, convencido del valor de lo que hace».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.