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Fortalezas y debilidades del movimiento 15-M

Fuentes: Rebelión

Tenemos ya una cierta perspectiva de la evolución del movimiento 15-M, suficiente para hacer una primera reflexión sobre sus repercusiones, sus potencialidades y sus debilidades. En primer lugar, se puede confirmar que la amplitud del movimiento 15-M demuestra el gran malestar generado por las repercusiones sociales y políticas de la crisis en numerosos sectores de […]

Tenemos ya una cierta perspectiva de la evolución del movimiento 15-M, suficiente para hacer una primera reflexión sobre sus repercusiones, sus potencialidades y sus debilidades.

En primer lugar, se puede confirmar que la amplitud del movimiento 15-M demuestra el gran malestar generado por las repercusiones sociales y políticas de la crisis en numerosos sectores de la sociedad. Pero también, algo que se venía mascando desde tiempo atrás, la importante deslegitimación del Régimen surgido de la transición.

A diferencia de las movilizaciones en otros Estados europeos, aquí el movimiento 15-M cuestiona no sólo la política económica y social del Sistema, sino al Sistema mismo.

En segundo lugar, se puede observar el desarrollo desigual del movimiento en los diversos Pueblos del Estado, cuestión que parece tener relación, entre otras cosas, con el nivel de implantación anterior de organizaciones sociales y políticas propias y de la existencia de un significativo nivel de respuesta previo a las políticas neoliberales y protofascistas que estamos sufriendo los Pueblos Trabajadores del Estado.

En el caso de Castilla y particularmente de Madrid, el movimiento ha alcanzado una gran amplitud, porque también es en dónde objetivamente se venía dando una mayor asimetría entre la gravedad de la situación y el nivel de respuesta popular.

El movimiento 15- M ha puesto patas arriba casi todas las apreciaciones de la realidad social hechas desde casi todas las instancias, de casi todos los ámbitos ideológicos, aunque no ciertamente de todos.

A estas alturas también parece claro que el aspecto autónomo y espontáneo del movimiento, no de su convocatoria inicial, es clave. Pero también que hay gentes que habían echado las cuentas sobre las repercusiones electorales del movimiento que además siguen echándolas.

Hasta ahora, parece que no le han salido en absoluto, pero parece claro también que en estos últimos días esas mismas gentes han lanzado una nueva ofensiva para intentar reconducir el movimiento en lo programático a algo tan descafeinado que pueda ser asumido por el mismísimo Rubalcaba, y en lo organizativo a un rápido repliegue hacia una «estructura» más o menos abierta, pero más fácilmente controlable.

La derecha formal institucional, tanto la catalana como la española, están abiertamente por la liquidación sin más contemplaciones del movimiento 15-M. Lo han demostrado el viernes 27 en Barcelona y lo expresa el P.P. madrileño exigiendo, cada día, la disolución de la concentración en la Puerta del Sol.

Pero el PSOE echa sus cuentas, para el 22 M le han salido mal, pero dentro de unos pocos meses serán las próximas elecciones generales. Y el PSOE, con Rubalcaba a la cabeza, político maniobrero donde los haya, va a poner toda la carne en el asador, para intentar salir lo mejor posible de ese proceso electoral.

Saben que un desastre similar al sufrido en las elecciones municipales y autonómicas del 143, supondría una crisis brutal para su partido, difícilmente superable, y por tanto, una auténtica crisis del Régimen del que son sustento principal.

Un 15-M en el recuerdo que deje, como poso fundamental, las exigencias genéricas de: Trabajo digno, Reforma de la Ley Electoral, y mayor participación ciudadana, todo ello sin mayor concreción, sería un estupendo banderín de enganche para un Rubalcaba-PSOE, con la mascara puesta de la renovación.

Se puede intuir que una operación de esas características está intentando ponerse en marcha.

Pero, ¿es posible que esa maniobra funcione?

No es fácil, porque la inmensa mayoría de la gente que apoya y participa en el movimiento 15-M no está por esa labor. Pero si no hay una defensa coherente que consiga mantener la filosofía y los principios programáticos iniciales del movimiento 15-M, ésto podría acabar ocurriendo. Es por ello de vital importancia que las gentes que están porque no se nos robe un movimiento social que es, y tiene que seguir siendo del Pueblo, neutralicen esa posibilidad.

Ello es la única garantía de que el movimiento 15-M mantenga su soberanía y sus objetivos iniciales, que es lo que le ha dado y le da sentido, además de un amplísimo apoyo popular.

La vía de extender a pueblos y barrios, que ya ha comenzado, y con un importantísimo éxito en Madrid, es una de las garantías para que el 15-M avance como sujeto socio-político propio y autónomo. Esta cuestión es, a su vez, la garantía para avanzar hacia la consecución de los objetivos propuestos por el movimiento, neutralizando las posibles maniobras para su instrumentalización.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.