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Declaraciones del presidente del BBVA

Francisco González, el rostro impenetrable de un hombre de hierro

Fuentes: Rebelión

Dos breves apuntes iniciales. Paulo Prada [1] señalaba recientemente en el nada sospechoso The Wall Street. Journal que uno de sus mayores motivos de ansiedad que genera la economía española está relacionado con la dificultad de los bancos españoles para hallar financiación en el mercado interbancario. No se fían de la verdadera salud de nuestro […]

Dos breves apuntes iniciales. Paulo Prada [1] señalaba recientemente en el nada sospechoso The Wall Street. Journal que uno de sus mayores motivos de ansiedad que genera la economía española está relacionado con la dificultad de los bancos españoles para hallar financiación en el mercado interbancario. No se fían de la verdadera salud de nuestro sistema financiero del que, durante meses y meses, fotografía de los señores Botín y Zapatero incluida, se dijo que era un sistema sólido, riguroso, inspeccionado, controlado, modélico incluso, un referente para Europa y el mundo, nada propenso a aventuras especulativas ni a suicidios monetarios.

Segunda nota: Francisco González, presidente del BBVA, amigo de primeros ministros y altas jerarquías institucionales, ha aparecido en frecuentes ocasiones en la prensa por el escándalo cívico que representan sus contratos blindados, sus rentas salariales (por llamarlas de algún modo) supermillonarias y su futura pensión de jubilación que apenas tiene parangón. Incluso él mismo, en alguna ocasión, en una tarde oscura de su alma, ha declarado sentirse mal, incómodo, con su holgada situación económica visto lo visto.

El escenario de una intervención suya reciente. Curso organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica. Santander es la ciudad escogida. Estrella invitada: Francisco González [2], el máximo responsable de una de las entidades financieras más importantes del país. No parece que el vértice crítico de esta Asociación de Periodistas se agudizara al máximo con la invitación.

Diagnóstico del conferenciante: España está en situación muy difícil, como si la cosa no fuera con él ni con las actividades de la entidad financiera que preside. Hay que exigir al gobierno reformas profundas y urgentes, no sólo retoques. Nada de parches, cargas de profundidad, trasladando la responsabilidad a las políticas gubernamentales, no a sus estrategias y prácticas especulativas. ¿Por qué esas medidas preguntas, se preguntó retóricamente el señor González? Porque «los mercados», ese nuevo Dios inefable que se cita para generar miedo en las poblaciones, ese Ser que ostenta un poder omnisciente e indiscutible, ese ente que es presentado como una especie de postulado geométrico indiscutible de la situación, los mercados, decía el señor FG, han retirado la confianza en el país, y el estado y la mayoría de empresas industriales y financieras, incluido el BBVA admite su presidente, no pueden financiarse en el extranjero. Nadie se cree la veracidad de los activos de los bancos españoles. Así, pues, transitando por la misma senda: los mercados han sentenciado y el jurado es externo a las empresas españolas juzgadas y es independiente de las actuaciones de esa mismas entidades.

La deuda exterior del país, la suma de las deudas pública y privada, conlleva este año vencimientos de más de 600.000 millones de euros, más de medio billón de euros, recordó el señor González. Terror, más terror, sobre el temblor y el miedo.

¿Qué hacer entonces, se preguntó el leninista señor González? La receta del señor presidente del BBVA, del hombre de hierro y espada de acero: elevar la edad de jubilación (¿les suena?), rebajar el importe de las pensiones (¿lo han oído alguna vez?), introducir el copago en la Seguridad Social (a mi me suena. ¿Y a ustedes?), reformar el sistema financiera (no es suficiente con las ayudas públicas que en ningún momento rechaza el señor presidente) y una «reforma» laboral «muy, pero que muy potente y muy ambiciosa» (sic) que, claro está, cree empleo (esta canción les suena, seguro). ¿No es éste el programa, punto por punto, asumido por el gobierno del partido «socialista» para superar la crisis?

Palabras finales del señor presidente de rostro impenetrable: ¡éste es el momento!. Ahora, sin dilación, hay que hacer cambios importantes en la economía española porque la ciudadanía está dispuesta a sacrificios, a asumir costes que hacen tres meses eran, palabras textuales del hombre de hierro, impensables. La doctrina del shock en estado puro. Después de haber aterrorizado a la población, con 4 millones de trabajadores llevados al desempleo, aprovechemos el momento: demos duro, sin compasión, sin angustias, y voceando además, que el castigo no sólo es necesario sino que es por el bien de España y de «toda» su ciudadanía. Todo sea por crear empleo diremos y repetiremos. «Hagamos lo que hay hacer y hagámoslo ya», clamó entusiasmado el férreo señor presidente de rostro impenetrable. Las crónicas no señalan si hubo aplausos. No es improbable que los hubiera.

Observar el arco de transformación neoliberal en apenas dos años causa estupor: de la refundación del capitalismo, incluyendo su suspensión temporal, a una nueva agresión neoliberal de dimensiones históricas, presentada como necesaria, urgente y beneficiosa para las poblaciones trabajadoras. ¿Qué ha faltado en la evolución de este arco infame? Algo que lo tensionara hasta romperlo: las revueltas y revoluciones populares. La Acción, la única forma de hablar en estos momentos.

Me olvidaba. La renumeración media de los consejeros de las empresas del IBEX-35 [3] fue de 602.000 euros (¡más de 100 millones de las antiguas pesetas!) en 2009. Más de 20 de las 35 empresas que cotizan en el IBEX han subido el «sueldo» a sus directivos. Sus ganancias se han incrementado un 15,5%. ¿Crisis? Qué crisis, exclaman riendo a carcajadas y a mandíbula suelta.

Recuerdo las palabras de Warren Buffet. Fueron dichas en 2006: «Hay lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y estamos ganando». ¿Qué diría el señor Buffet cuatro años después de la irrupción de una de las crisis económicas y civilizatorias más profundas de la historia? ¿Qué ya han ganado?

Notas:

[1] http://online.wsj.com/article/SB127655945284705829.html?mod=WSJS_inicio_LeftTop#

[2] Público, 15 de junio de 2010, pp. 20-21.

[3] Ibidem, p. 21.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.