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Fuerzas Armadas, patriotismo y sociedad civil

Fuentes: Rebelión

¿Qué es el patriotismo? La respuesta sugiere anteponer antes otra pregunta ¿Qué es la Patria? Durante los cuarenta años de Franquismo, se han venido utilizando todos los poderosos recursos de aquel régimen, para instalar en la sociedad civil un concepto militarista de Patria , cuya máxima expresión simbólica quedaba ligada a la bandera. Una palabra […]

¿Qué es el patriotismo?

La respuesta sugiere anteponer antes otra pregunta ¿Qué es la Patria?

Durante los cuarenta años de Franquismo, se han venido utilizando todos los poderosos recursos de aquel régimen, para instalar en la sociedad civil un concepto militarista de Patria , cuya máxima expresión simbólica quedaba ligada a la bandera. Una palabra y una enseña, de las que las Fuerzas Armadas se consideraban depositarias, y cuya exhibición se incardinaba en un cuadro taumatúrgico, que remitía a Colón en las playas del Caribe, a la toma de Tetuán, el héroe de Cascorro o al Alcázar no se rinde. Un patriotismo épico, bañado en sangre de héroes, casi siempre uniformados, que explotaba los sentimientos atávicos de la tribu, animándola a aceptar los más grandes sacrificios, sin ponerse a hacer cuentas de qué ganaba o perdía en guerras con medio mundo, promovidas casi siempre por líos dinásticos, primero con los Austrias y más tarde con los Borbones.

Este patriotismo castrense, fue revestido con elementos propios del folklore hispánico, ligando gritos patrióticos y colores rojigualdas con gestas heroicas, corridas de toros, Sanfermines, la jota aragonesa, y el Dos de Mayo, trufado de beligerantes «¡Gibraltar Español!», o llamamientos a derramar hasta la última gota de nuestra sangre, a la primera de cambio.

Cuarenta años de inmersión en tópicos, mitos y leyendas, de Viriato a Numancia y de Lepanto a Trafalgar; cuatro décadas de monopolio patriotero, detentado por unas Fuerzas Armadas que vivieron de espaldas a ese pueblo al que decían servir, han llevado a considerar Patriotismo y Bandera como patrimonio exclusivo de los militares, y en su caso, logo colorista de estancos, plazas de toros y puestos de castañas,

Y es que, amigos, hay un concepto de Patria para los demócratas, y otra para los nostálgicos de otros tiempos -felizmente fenecidos-, porque al final de todo, la Patria es un sentimiento que si es irracional, puede arengar a perpetrar los más atroces disparates, pero si lo asumimos desde la razón, nos anima a expresar nuestra afección por lo común, por lo que nos une, por lo que queremos compartir, por llevar a cabo un ejercicio de solidaridad cultural y emocional, más allá de los intereses privados o de grupo, en aras de un beneficio común, ya sea de naturaleza material o espiritual.

Hay a quiénes se les llena la boca de «¡España, ¡España!» y exhiben procazmente sus pulseritas rojigualdas, llenos de eufórico y españolísimo ardor guerrero, llamando a la Unidad Nacional y otras cruzadas belicosas, hasta que nos enteramos por el Telediario, que bastó un fin de semana de conspiración, para entregar la soberanía nacional a la UE, para que fuera ella quién dispusiera de las prioridades de nuestra economía, o enterarnos cada mañana, de que quiénes antes apelaban a nuestro patriotismo para recortar la sanidad o la educación, son los mismos que han robado a manos llenas, mirando al resto de los españoles expoliados, desde los cristales blindados de sus coches oficiales, mientras llevan sus botines a empresas off shore en Panamá, las Bahamas o Andorra la Vella.

La Patria, es de todos. Al menos de todos los que desean compartir una historia, geografía, idiomas, y una cultura común; una malla de expresiones tangibles e intangibles compartidas, que van más allá de los gobiernos, las administraciones, o los intereses políticos, ideológicos o económicos, y que no plantean conflicto alguno en el devenir de cada día, hasta que intervienen intereses espurios que intentan sembrar líos, donde se han vivido siglos de pacífica convivencia.

La Patria, como expresión de un sentimiento compartido relativo a un territorio, no debería ser solo un lema a la entrada de un cuartel, porque España no es un cuartel. El empeño puesto por el PP en «militarizar» el concepto de Patria -como ha hecho con la bandera- provoca la reacción contraria en la ciudadanía: su extrañamiento hacia algo convertido en argumento partidista, de un partido y un gobierno que la ha traicionado, comprometiéndola en guerras de agresión, causante de pérdidas entre nuestros soldados, caídos en conflictos provocados por potencias extranjeras, ajenas por completo a nuestros intereses.

Los conceptos de Patria y Patriotismo, ha de romper los muros del cuartel para formar parte de la cultura democrática común. Bien está que cuando uno de nuestros soldados cae en el cumplimiento del deber, se distinga su sacrificio con un funeral solemne y la imposición de una medalla, pero consulto la web del Instituto Nacional de Estadística, y me entero de que, entre 2004 y 2009, se produjeron en España 29.447 accidentes de tráfico de camiones, con 3.265 camioneros fallecidos, 8.425 heridos graves y 32.925 heridos leves. Un número de bajas más propio de una guerra, que del discurrir pacífico del transporte sobre ruedas. También estos camioneros cayeron en el cumplimiento del deber, y yo no he visto a ningún ministro presidiendo funerales de Estado, ni sé de ninguna medalla entregada póstumamente a las viudas y huérfanos, como un postrer consuelo por estas dolorosas pérdidas.

Decía Salvador Allende, que la Patria es también el panadero que se levanta a las dos de la mañana, para que pueda el trabajador desayunar con pan caliente. Como el anónimo soldado español, que se juega la vida a miles de kilómetros de España, para defender intereses geoestratégicos de los EEUU o de la OTAN, pero no los de su Patria.

De la Bandera (monárquica), hablaremos otro día.

Floren Dimas es Teniente del Ejército del Aire (R) y miembro del Colectivo ANEMOI

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.